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Ha fundado 20 empresas, es inversor de 32, le han fracasado 27 empresas y ha realizado satisfactoriamente 5 exits.

Alex es uno de los emprendedores e inversores más relevantes en la actualidad. Su profundo entendimiento del ecosistema startup nace de la práctica ya que está involucrado en decenas de nuevas empresas tecnológicas. 

Nos adentramos en el mundo de uno de los Top Voice más rebeldes que tenemos en LinkedIn conocido por hablar sin pelos en la lengua.

Hoy entrevistamos a Alex Dantart. 

¿Qué es lo que más te saca de quicio cuando un emprendedor te presenta un proyecto?

Que no esté preparado. Llegar sin datos claros, sin un modelo de negocio estructurado, o peor aún, sin pasión; es como entrar a una entrevista sin haberte puesto ni siquiera una camisa. La pasión no es solo emoción; es conocimiento, trabajo, obsesión por resolver un problema. Quiero ver que esa persona sabe más que nadie sobre su cliente, que ha investigado cada rincón de su mercado. ¿Cómo voy a invertir en alguien que no se toma en serio ni su propia idea?

Y no, no me molesta que no tengan todas las respuestas. Pero al menos, si no las tienes, ven con preguntas inteligentes, preguntas que me hagan ver que estás pensando, que quieres aprender, que no te tomas esto como un hobby caro. Lo que no soporto es la improvisación y las fantasías de "me van a salvar porque yo tuve una idea". Aquí no apostamos a sueños vacíos; apostamos a quienes ya están en el ring, luchando y demostrando que son los mejores para llevar esa idea al siguiente nivel.

Últimamente estás muy crítico con LinkedIn, ¿Es la plataforma la que funciona mal o es la comunidad que no usa bien la plataforma?

LinkedIn no está roto; lo hemos vaciado. Lo que antes era un espacio para aprender y conectar, ahora está lleno de ruido: publicaciones vacías, métricas sin sentido y autopromoción camuflada… y todo ello automatizado y atufando a IA.

¿Leerías tus propios posts? ¿Los compartirías? Si no generan valor, emoción o una conexión real, solo estás alimentando el problema. LinkedIn cruzó el punto de no retorno cuando se convirtió en una red de egos más que de profesionales.

La clave está en volver a lo básico: autenticidad, conversaciones que importen y conexiones reales. No es un concurso de likes, es una herramienta para construir relaciones con propósito. ¿El problema? No es la plataforma, somos nosotros.

¿Por qué decidiste ser Business Angel? Se ha estancado la inversión en startups y los inversores se quejan de no conseguir liquidez en sus inversiones…

Decidí ser Business Angel porque me cansé de ver talento desperdiciado por falta de oportunidades. He aprendido mucho a base de errores, y con ellos, también llegó algo valioso: experiencia. No se trata solo de poner dinero, sino de aportar perspectiva, guiar y acompañar a personas con propósito, esas que no solo tienen una idea, sino la convicción de llevarla a cabo.

No invierto buscando unicornios; invierto en personas que quieren construir algo con impacto real. Sí, la inversión en startups no está en su mejor momento, la liquidez es un reto, pero esto no es solo cuestión de rentabilidad inmediata. Es apostar por alguien, por su visión, y tener la oportunidad de marcar la diferencia en su camino. Eso es lo que realmente importa.

Hablemos de fracasos. Llevas según tu LinkedIn 27 ¿De qué mueren las startups?

Las startups no mueren porque el mercado sea difícil o los inversores no entiendan su producto. Mueren por perder el foco. Intentan hacerlo todo: expandirse, diversificarse, crecer rápido, sin antes afianzar su base. Es como construir un rascacielos sobre arena.

También mueren por dentro: mala comunicación, conflictos entre socios o no escuchar al cliente. Las ideas geniales no valen nada sin una ejecución sólida. Y esa ejecución exige disciplina, claridad y, sobre todo, humildad para aceptar que no lo sabes todo y siempre puedes aprender más. Las startups no fracasan porque sí; fracasan porque se olvidan de lo esencial.

Tenemos un país con sus virtudes y defectos pero si pudieses influir de manera inmediata y eficaz en algún problema de España ¿Cuál sería?

Es vox populi: la burocracia que asfixia a los emprendedores. Crear una empresa aquí es como correr una maratón con un saco de piedras a la espalda. Trámites interminables, procesos obsoletos… mientras tanto, los emprendedores pierden tiempo, recursos y, lo peor, motivación.

Pero no es solo la burocracia; es también la mentalidad. En España, el fracaso se castiga. Si emprendes y no funciona, te señalan, como si fuera un defecto. Necesitamos una cultura que entienda que el fracaso no es el final, sino parte del camino. Un sistema que facilite empezar de nuevo, que apueste por la innovación y vea al emprendedor como un motor, no como un problema. Eso cambiaría el juego.

¿Qué patrones identificas en las empresas que triunfan?

Todas tienen algo en común: entienden a sus clientes como nadie. No se trata de dinero ni de grandes campañas, sino de escuchar, adaptarse rápido y ejecutar con precisión. Los equipos que destacan combinan algo poderoso: humildad para aprender y ambición para crecer.

Otro patrón claro es la obsesión por los detalles. Cada producto, cada interacción, cada decisión cuenta. La excelencia no es casualidad, es el resultado de cuidar lo que muchos pasan por alto. Y algo esencial: no solo venden productos, venden confianza. Porque al final, las relaciones sólidas son las que sostienen cualquier negocio exitoso.

La gente empieza a confiar más en la capacidad creativa de la IA que en la propia. ¿Se está perdiendo la originalidad y la autenticidad en la comunicación?

La IA no está matando la originalidad; lo que mata la originalidad es depender de ella sin criterio. Es una herramienta poderosa, pero jamás podrá reemplazar la esencia humana. El problema surge cuando dejamos de pensar y simplemente replicamos lo que genera. Ahí es donde muchos pierden la oportunidad de hacer algo realmente único.

La IA puede darte el primer borrador, pero no puede darle alma, contexto o esa chispa que solo tú puedes aportar. La creatividad no está en la idea inicial; está en cómo la adaptas a tu voz, a tu propósito, a tu audiencia. Porque, aunque la IA es impresionante, no tiene emociones, intuición ni comprensión real del contexto humano.

Como cualquier tecnología, la IA no está aquí para quitarnos el trabajo, sino para desafiarnos a pensar mejor. Nos libera de tareas repetitivas para que podamos enfocarnos en lo que importa: crear, resolver e innovar. Pero el verdadero valor de la IA está en cómo la usamos para amplificar nuestras capacidades humanas, no en cómo nos sustituye.

Si la usamos bien, la IA no es una amenaza para la creatividad, es una aliada que nos permite llevarla más lejos. No tengas miedo de la IA, ten miedo de no saber cómo aprovecharla.

Preguntas y respuestas cortas:

Tu mejor inversión:

Una startup que convirtió a sus clientes en sus mejores comerciales gracias a un producto inteligente y un servicio impecable.

Lo que más detestas de un emprendedor es...

La soberbia que impide escuchar y aprender. El crecimiento viene de la humildad, no de creer que lo sabes todo.

El próximo unicornio español será...

Aquella que resuelva problemas esenciales como sostenibilidad o salud, usando la IA para potenciar su impacto y devolviendo humanidad a un mundo saturado de automatización.

La virtud que más valoras en las personas es...

La autenticidad. Ser genuino siempre conecta y deja una huella que trasciende.