70 minutos para el olvido. El Celta ha perdido su oportunidad en Bulgaria de poner pie y medio en la siguiente ronda de Europa League tras caer 3 a 2 contra el Ludogorets. Los de Giráldez no asistieron al encuentro hasta bien avanzada la segunda parte, cuando ya perdía por tres tantos.
El entrenador celeste apostó, por sorpresa, por un 4-4-2 y una alineación repleta de novedades, especialmente en defensa y en banda izquierda, donde debutó el jovencísimo Ángel Arcos. También repitió como portero en competición europea Iván Villar y los canteranos Yoel Lago y Manu Fernández formaron la pareja de centrales.
Los primeros minutos dibujaban un Celta valiente, con una línea de cinco atacantes en la presión al equipo búlgaro, que venía de ganar en competición doméstica tras un muy mal comienzo de temporada —cambiaron de entrenador dos veces en lo que va de campaña—. Pronto se le verían las costuras al equipo olívico a las espaldas de Yoel Lago y Manu Fernández.
Primero, un susto. Después, un penalti de Manu Fernández supuso el primer gol del delantero del Ludogorets, Petar Stanic (1-0). Los jugadores del Celta no fueron capaces de recomponerse. Un fallo de Yoel Lago en la entrega del balón a Villar casi coloca el 2-0 en el marcador y el equipo no conseguía generar buenas ocasiones para sus delanteros, Borja Iglesias y Ferrán Jutglá.
El compostelano no pudo contra la pareja de centrales del Ludogorets y de las botas del catalán salieron las mejores oportunidades del Celta. A falta de 10 minutos para el descanso, protagonizó una jugada individual que dejaría sólo al debutante. Ángel Arcos no estuvo fino y mandó la bola por encima del travesaño.
El descanso no cambió la mentalidad de los jugadores celestes. Tampoco los cambios: Claudio Giráldez sustituyó a Damián Rodríguez y a Jutglá por Miguel Román y Pablo Durán para cambiar el rumbo del partido, pero la falta de actitud defensiva en un saque de esquina facilitó el segundo gol de Petar Stanic (2-0), el verdugo olívico en esta frustrante noche europea.
No quedaba otra que recurrir al de siempre y el entrenador de O Porriño metió en el terreno de juego a Iago Aspas, junto a Bryan Zaragoza en el minuto 58. Pero otro error defensivo supuso un nuevo penalti a favor del Ludogorets que condenaría al Celta. Stanic transformó la pena máxima, sumando así un valioso hat-trick para su equipo (3-0).
Falta de acierto en la recta final
Entonces, el Celta comenzó a engrasar las máquinas, el balón comenzó a fluir con mayor facilidad y Iago Aspas y compañía comenzaron a ver portería. Un gran pase de Zaragoza en el minuto 70 dejó solo frente al portero rival al búfalo de Tomiño, que no erró y metió el tanto que despertó a la afición celeste presente en Razgrad (3-1).
También al resto de la plantilla. Jones El-Abdellaoui, que había intentado sin éxito varias internadas en el área rival, conseguía pisar línea de fondo y colocar buenos balones a sus compañeros. Así llegó un cabezazo de Durán que pasó cerca del palo derecho de la portería búlgara. También la tuvo Illaix Moriba, tras una asistencia de Aspas que lo dejó con todo a su favor para marcar.
El Celta seguía mostrando debilidad defensiva y el Ludogorets casi hace el cuarto gol. Villar lo impidió, pero los búlgaros comenzaron a perder tiempo y a interrumpir el juego para evitar que el Celta se acercase al empate a escasos 10 minutos del final.
Ya en el descuento, en el minuto 95, Bryan Zaragoza se inventó otro pase para que Jones, con una volea, pusiera el 3-2 en el marcador. Los celtistas en Razgrad y en Vigo saltaron de sus asientos, soñando con la remontada, que casi llega con una gran carrera del noruego y un tiro que rozó el palo izquierdo del Ludogorets.
Esta sería la última gran ocasión del Celta, que reaccionó tarde y temió con volver a Vigo con una trágica goleada. Una "celtada" de toda la vida, en léxico celtista, ya que el Ludogorets era el rival más débil de la fase de liga y que había perdido todos los partidos que había disputado contra clubes españoles.-
