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En enero de 2015, Celta y Concello de Vigo firmaban el convenio para la gran remodelación del estadio de Balaídos. Eran días de vino y rosas: se hablaba de que los trabajos llevarían dos años y medio, el presidente Carlos Mouriño agradecía al alcalde "la colaboración, el apoyo y el entusiasmo" y Caballero defendía que "por cada euro que se invierte en este estadio, el Celta le devuelve a la ciudad cien".

Pero la reforma para dar a luz el nuevo Balaídos no ha sido un camino de rosas. Por lo pronto, está previsto que la última grada a la que se le está cambiando la cara por completo, Gol, no estará disponible hasta 2027, diez años más tarde de lo que se aseguraba que durarían.

La última reforma que se había hecho al estadio municipal fue para el Mundial de España de 1982, donde Vigo acogió la fase de grupos. Después, hubo proyectos y propuestas, desde Horacio Gómez en 2003, que incluía un hotel y un centro comercial, hasta el presentado por el teniente de alcalde, Santi Domínguez, en 2009, con la mirada puesta en el Mundial de 2018 que España luchaba por albergar.

Finalmente, fue en 2014 cuando todo se clarificó con la idea de construir el Balaídos del siglo XXI. En junio 2015, Concello y Diputación, curiosamente con Rafael Louzán de presidente, firmaron otro convenio para la financiación de las obras, tras el acuerdo ya alcanzado con el Celta. El regidor olívico pronto bautizó el futuro estadio como "el Guggenheim del fútbol".

Tribuna y los problemas en Río

La gran transformación de Tribuna fue uno de los primeros pasos: desapareció Preferencia y la grada, dividida en Alta y Baja, ganó en visibilidad. Las obras comenzaron en febrero de 2015 y Tribuna Baja se abrió para la primera jornada de la temporada 2016/2017, en un Celta-Leganés de agosto.

Unas semanas después, el 10 de septiembre de 2016, se produjo la reapertura total en un Celta-Atlético de Madrid, a pesar de que todavía quedaba pendiente cubrir la parte alta de la grada.

Más problemas dio Río. Un temporal a principios de 2017 provocó que se desprendiese la cubierta, algo que desató un revuelo mediático después de suspender el partido contra el Real Madrid a principios de febrero. La grada se cerró al público después por seguridad, en una etapa en la que comenzaron los desacuerdos entre Celta y Concello.

En julio de 2019, un nuevo problema: la falta de espacio entre las butacas, obligó a corregir 368 asientos de Río Bajo antes de, otra vez, enfrentarse contra el Real Madrid. La reapertura funcional de la grada se fecha en la temporada 2019/2020.

Marcador Centenario

En 2021 comenzaron las obras en Marcador en la que supuso uno de las principales cambios para el estadio; el coste, además del económico, fue el de tener que reubicar en otras gradas a los socios. El Concello presentó la reforma a principios de marzo del 2023, pero la grada no se abrió en ese instante.

A principios de ese año, Caballero había asegurado que la reforma del estadio era "la acción más importante del Centenario" y se daba una fecha para su segura apertura al público: el 11 de marzo, coincidiendo con la visita del Rayo Vallecano, y eso a pesar de que la crisis de materiales que azuzaba al país generaba retrasos en los tiempos previstos para su remate.

Según Caballero, la parte baja de la grada ya era hábil a pesar de reconocer que los plazos eran muy cortos. El Celta no abrió la grada para ese partido y tampoco las semanas siguientes; de hecho, el 31 de marzo, Carlos Mouriño remitió una carta al Concello en el que era tajante: "No se abrirá la grada al público, pase el tiempo que pase, sean días, semanas, meses o años".

En la misiva, se insistía en que las obras no estaban terminadas de acuerdo con lo que establecía el contrato firmado con la constructora y con los auxiliares de obra y que faltaban elementos como los tornos, el vídeomarcador, las luces y los sistemas de seguridad.

"No se usa porque no se quiere", espetaba Javier Pardo, edil de Fomento. Tras varios partidos con una grada finalizada en gran parte y completamente vacía, el Celta se jugaba la vida ante el Barcelona en la última jornada; ahí, el club vigués decidió abrir la grada, que vibró con los goles de Gabri Veiga y la salvación del equipo.

Esta era una muesca más en las polémicas entre Celta y Concello, que ofrecieron capítulos surrealistas como miembros del Gobierno municipal acudiendo al estadio pero sin poder entrar porque el club no les entregaba las llaves o presentaciones de las obras en las afueras de Balaídos, como signo de una ruptura que desde la presidencia del Celta se hacía más evidente con sus abiertas críticas a las obras que el Concello llevaba a cabo.

Hoy, Marcador es una de las insignias del nuevo Balaídos; la grada está pegada al campo, tras prescindir de la pista de atletismo que dejaba un ambiente más gélido por la lejanía de la afición; ahí se ha instalado la grada de animación, donde C.Tangana ha aprovechado para mostrar al mundo la Oliveira dos Cen Anos.

Gol y otras ya anunciadas

Obras de la grada de Gol del estadio de Balaídos, en Vigo S.P.

El último paso para finalizar la reforma, que también ha conllevado un gran cambio en la fachada, es la grada de Gol, que también ha obligado a reubicar a los socios; en este fondo, se ha habilitado una pequeña grada para completar aforo de cara a la Europa League.

Las obras tienen un plazo de ejecución de 29 meses, con un coste de 25,5 millones de euros y con las que se pasará de las 4.000 plazas actuales a unas 6.400.

La previsión es que la obra esté finalizada en 2027, pero Caballero ya está anunciando nuevas intervenciones que tienen un objetivo: alcanzar los 43.000 espectadores de aforo para ser sede del Mundial 2030.

A corto plazo, el Concello instalará una grada nueva en la zona que une Río Alto con Marcador Alto que añadirán seis filas con 102 asientos nuevos e incrementará el aforo hasta los 22.904 aficionados. Cuando finalice la grada de Gol, sumará otros 7.000, elevando hasta los 30.000.

Y mirando a 2030, Tribuna será la grada que volverá a cambiar de cara; se ganará otros 30 metros, quedando la grada más alta del estadio, y tendrá un aforo de 16.000 espectadores. Será "una grada con una visibilidad magnífica, con mucha verticalidad y con una estructura externa arquitectónica absolutamente notable, que es la misma que tenemos ahora", sentenciaba Caballero.