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Las mañanas de campamento y las tardes de playa han quedado atrás en Vigo. Las calles de la ciudad se han llenado de nerviosismo e ilusión este lunes, en el que la vuelta al cole hace oficial el fin del verano.

Más de 35.000 estudiantes vuelven este lunes a las aulas de los colegios de Vigo. En el CEIP García Barbón, tanto los más pequeños como los alumnos que se enfrentan a su último año de Educación Primaria estaban sentados frente a sus pupitres cuando tan solo habían pasado cinco minutos desde las 9:00 horas.

No todos, ya que había quien llegaba un poco tarde a su primer día de cole. Nerviosismo e ilusión compartían espacio en los rostros de estos niños y niñas que apuraban el paso antes de que el conserje cerrara la puerta de entrada.

Aun así, hay siempre tiempo para inmortalizar el primer día de colegio. Es el caso de una madre, cuya hija empieza este lunes con "los mayores": "Ya vinimos el otro día, tuvimos una primera toma de contacto y estuvimos jugando", explica.

"Estuvo a su aire, la verdad es que siempre me suele pedir a mí jugar con ella y estuvo genial ella sola", añade con nerviosismo a los medios de comunicación presentes en la calle Serafín Avendaño. Mientras, su hija, con una sonrisa en la cara, señala a un conocido al que quiere saludar.

La tranquilidad de la niña contrasta con el nerviosismo de la madre. A veces, son los adultos quienes tienen más miedo al cambio: "Estoy más nerviosa yo", admite antes de soltar una carcajada que confirma su sentimiento.

"Con ganas de empezar, los padres también"

La inquietud de los primerizos contrasta con la tranquilidad de padres y madres veteranos, que se juntan para charlar un rato tras dejar a sus hijos en el colegio. "Con ganas de empezar", dice uno de ellos, Juan, que añade: "Los padres también".

Juan tiene tres hijos: una pequeña de 4 años, uno de 10 y otro de 12. El más mayor ya va al instituto y el mediano se enfrenta a su penúltimo curso antes de dar el salto a secundaria, lo que supone un cambio de centro.

Ambos tenían ganas de reencontrarse con sus compañeros. Una ilusión que contagiaron a su hermana: "La pequeñita decía que no quería venir, pero al final vio a los hermanos levantarse y se despertó con ganas", explica Juan.

Sobre las 9:15 horas, Juan y el resto de padres y madres se dispersan para ir al trabajo. "Ya empezar con la rutina, los niños al colegio y un poco más tranquilos todos", declara Juan, antes de bromear: "Esperando a las vacaciones del próximo año".