El Teatro Cine Fraga ha formado parte de la vida de varias generaciones de vigueses. "Ir al Fraga" tenía el mismo arraigo que decir "voy en Vitrasa"; esa metonimia de ir al cine revelaba el peso del imponente edificio situado en el arranque de la calle Uruguay.
Para otras tantas generaciones, las más recientes, no será más que un inmueble abandonado, de fachada desgastada con restos de pintadas y cristales sucios. Con razón, ya que lleva cerrado desde 2001. De hecho, la última película que se proyectó suena antigua: Lara Croft: Tomb Raider, protagonizada por Angelina Jolie. En las otras dos salas de las que disponía, de aparición tardía, se anunciaban El regreso de la momia y Una noche con Sabrina Love.
El cierre se produjo el 28 de junio de ese año; Caixa Galicia se convertía en el nuevo propietario del inmueble a cambio de casi 8 millones de euros y daba comienzo a una larga travesía por el desierto que comenzó a ver la luz en julio de 2024, con la firma del acuerdo por el cual Xunta y Diputación pagarían 9,3 millones a Abanca.
Otros intentos de volver
Pero el edificio de unos 7.000 metros cuadrados no era la primera vez que intentaba "revivir". En 2008, comenzaron las obras para crear un auditorio para más de 1.200 espectadores, salas de exposición y para actos culturales, una gran biblioteca, una cafetería y un espacio para las nuevas tecnologías con conexión a internet.
Las diferencias presupuestarias entre Novacaixagalicia y la empresa encargada de la reforma, Aldesa, llevaron al traste, en 2011, estos trabajos. El alto coste de devolverle la actividad al Fraga impidió que saliesen adelante otros dos proyectos: una escuela financiera y un auditorio. También fue víctima de la famosa fusión de las cajas de ahorro.
La gran sala de cine de Vigo
En estos tiempos de plataformas de contenido bajo demanda, internet y cines con butacas amplias, gafas de 3D y espectaculares añadidos a la experiencia de visualización de una pantalla grande, el concepto de "cine" como sala de proyección exclusiva de películas, plan casi inigualable para los fines de semana para gente de cualquier edad, parece difícil de entender. Pero el Fraga ha sido un lugar relevante en la historia reciente de Vigo.
En Vigo, un nombre está íntimamente ligado a las salas de cine: Isaac Fraga Penedo. Fue una figura indispensable para el mundo cinematográfico gallego y fue el dueño de la mayor empresa de exhibición que ha existido en Galicia. En la ciudad olívica, eran de su propiedad el teatro García Barbón, el Tamberlick, el cine Odeón, y el Fraga.
Este último era la gran joya de la corona. Proyectado por Luis Gutiérrez Soto, tras ser descartada una primera propuesta de Jenaro de la Fuente, comenzó su construcción en 1942, inspirado en los cines de la Gran Vía madrileña, diseñados por el mismo arquitecto. Seis años después, el 27 de agosto de 1948, se inauguró el cine, que contaba con 1.758 butacas; fue el estreno de Botón de Ancla, película producida por el vigués Cesáreo González, propietario de la productora Suevia Films.
El incendio
Antes del cierre definitivo, también sufrió un cierre temporal: entre el 22 de septiembre de 1988 y el 4 de enero de 1989. La causa, un incendio que arrasó el interior del edificio y provocó gran conmoción en la ciudad. Un cortocircuito pudo ser el origen del fuego, que se desató a las 3 de la madrugada, por lo que no hubo que lamentar víctimas.
El nombre destacado de aquel momento fue el de Antonio Fernández Fernández, el taxista que vio cómo salía abundante humo por la entrada principal y que dio la voz de alarma a los bomberos. Fueron dos dotaciones las que se presentaron en el lugar; según cuentan las crónicas del suceso, el fuego se habría iniciado en la zona del escenario; controlado este foco, las llamas se extendieron y los bomberos tuvieron que sofocar hasta otros cinco, una labor que remataron dos horas después, pasadas las cinco de la madrugada.
Días después, los propietarios del Fraga celebraron un acto público para agradecer al taxista su pronta reacción llamando a los bomberos. Las puertas del cine reabrieron poco más de tres meses después con la película ¿Quién engañó a Roger Rabbit? sin que se hubiesen esclarecido las causas del incendio y sólo el patio de butacas abierto.
Tras este gran incendio, se habilitaron las dos nuevas salas con las que contó el cine en sus últimos años, llamadas Fraga 2 y Fraga 3, en un intento de neutralizar la competencia en forma de multicines que cada vez restaba más público a la gran sala de cine, aunque era el inicio del fin.
Este miércoles, Xunta y Diputación han anunciado que el Fraga volverá a abrir sus puertas. Lo hará antes de que las obras dirigidas por César Portela, el mismo arquitecto que diseñó las de hace 20 años, se pongan en marcha.
Será un primer paso para que los nostálgicos curen su pena y para que las nuevas generaciones vuelvan a contar con un edificio que marcó a la ciudad durante más de medio siglo.
