La isla de San Antón, junto a la de San Simón, ha sido declarada Lugar de Memoria Democrática por el Gobierno de España, reconociendo, así, su relevancia histórica y simbólica. Sin duda, un paso más en la reparación de la memoria y la dignidad de las víctimas de la dictadura.
En plena Ría de Vigo, frente a Redondela, se alza un pequeño archipiélago cargado de historia: las islas de San Simón y San Antón, unidas por un puente. Testigos de importantes episodios a lo largo de los siglos, hoy están deshabitadas y forman un enclave singular de la memoria histórica gallega.
La isla de San Antón, la más pequeña
Islas de San Antón (izquierda) y San Simón (derecha)
A simple vista, la isla de San Antón (apenas mide 1,2 hectáreas) podría parecer un pequeño fragmento unido por un puente a San Simón, pero basta con indagar un poco en su historia para conocer su importancia y relevancia en la defensa de la Ría de Vigo y en la historia de Galicia.
Estratégicamente situada en la ensenada de San Simón, San Antón fue un enclave militar clave durante varios episodios bélicos, especialmente en la popular y emblemática Batalla de Rande, el 23 de octubre de 1702.
En aquel enfrentamiento naval, que enfrentó a las flotas de Inglaterra y Holanda contra España y Francia, las aguas viguesas fueron testigos de la lucha por conseguir el tesoro proveniente de América.
Así, aunque los barcos españoles terminaron en el fondo del Atlántico, muriendo alrededor de 2.000 hombres, la defensa desde los puestos como el de San Antón dejó una huella en la historia gallega que nunca debemos olvidar.
Puente que conecta ambas islas
Hoy en día, visitar la isla es recorrer la historia: desde las antiguas estructuras defensivas hasta el cementerio que guarda grandes recuerdos, todo el conjunto invita a conocer en profundidad los distintos usos que ha tenido este lugar a lo largo de los siglos.
Las visitas guiadas permiten adentrarse en la historia bélica de la isla, además de conocer su parte más humana y sanitaria. Esto es así porque San Antón formó parte del complejo del lazareto de San Simón, siendo testigo, también, de epidemias, internamientos y resistencia civil.
En concreto, en la isla de San Antón había una leprosería calificada como "lazareto sucio", mientras que el de San Simón era un "lazareto limpio", debido a la virulencia de la enfermedad de los pacientes que en él se encontraban.
Entre 1936 y 1943, durante la Guerra Civil y los primeros años del franquismo, las islas de San Simón y San Antón fueron utilizadas como cárcel para presos políticos. Allí se recluyó a cientos de personas que habían mostrado su oposición a la dictadura o defendido ideales democráticos.
Las antiguas instalaciones del lazareto fueron adaptadas de forma precaria para funcionar como campo de concentración, con el destacamento militar ubicado en San Antón y los presos, junto con la administración, en San Simón.
En 1999, las islas fueron declaradas Bien de Interés Cultural (BIC), y en 2004, la ensenada de San Simón recibió la protección como Zona de Especial Protección de los Valores Naturales y Lugar de Interés Comunitario (LIC) y forma parte de la protegida Red Natura 2000.
Finalmente, en 2008 se abrió el Centro de Interpretación de las Islas de San Simón y San Antón. En el interior del viejo lazareto de San Antón se puede conocer su historia a través de diferentes paneles informativos.
Así, ambas islas, San Antón y San Simón, son uno de los espacios más singulares de Galicia, con mayor historia.
