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La escritora y periodista Lola Fernández Pazos, nacida en Madrid en 1969, consolida su vínculo con Galicia a través de sus novelas. Hija de madre pontevedresa, pasó los veranos de su infancia en Marín, una tierra que siempre sintió como propia. Tanto es así que quiso rendir homenaje al territorio en su primera obra, El Pazo de Lourizán, ambientada en ese emblemático edificio gallego.

Ahora, la autora presenta su segunda novela, El secreto de la Perfección, que transporta al lector a los años 20 a través de la historia de Elvira Fandiño, una de las primeras trabajadoras de la conservera gallega La Perfección. En palabras de la autora, se trata de una "oda a la morriña gallega", donde aborda temas como la memoria histórica, el empoderamiento femenino y la emigración, invitando a reflexionar sobre los desafíos y emociones que nos definen como seres humanos.

La novela no solo envuelve al lector en un misterio cautivador, sino que también permite asomarse a las dificultades de la emigración y a los sacrificios que marcaron a generaciones enteras. A través de sus páginas, el lector se enfrenta a emociones universales: la lucha, la esperanza, la pérdida, el amor y el desamor. Una historia sobre vidas transformadas por la necesidad de reinventarse, bajo el manto de la memoria colectiva y las decisiones personales.

Vuelves a ambientar tu novela en Galicia. ¿Qué te inspira tanto de esta tierra?

Galicia es, para mí, mucho más que un lugar. Es la tierra de mi familia, donde mis padres se conocieron y donde yo pasaba los veranos de mi infancia, en Marín. Allí vivía mi tía política, una catalana que me contaba historias sobre la llegada de los suyos a Galicia. De niña pensaba que eran solo cuentos, pero con el tiempo descubrí que detrás había una verdad fascinante: unos 25.000 catalanes se asentaron en Vigo durante el siglo XIX.

Vinieron desde Girona, Barcelona y Tarragona, atraídos por las oportunidades comerciales en las Rías Baixas. Muchos de ellos eran comerciantes de vino y licores, que pronto invirtieron en la industria salinera: compraron depósitos de sal y construyeron salas de salazón, algunas aún en pie. Con el tiempo, evolucionaron hacia la conserva de pescado, y para aprender a elaborarla trajeron maestros conserveros desde Nantes. Esa historia, tan rica como desconocida, me marcó profundamente.

Galicia es mucho más que un lugar

Lola Fernández Pazos, escritora

¿Fue ese recuerdo el que te impulsó a escribir la novela?

Sí, fue el punto de partida. Lo que empezó como una historia familiar se convirtió en una investigación apasionante. En el Museo Massó descubrí, por ejemplo, que en Cangas do Morrazo se fundó la primera ballenera española. Ese hallazgo despertó en mí una vocación: rescatar el patrimonio olvidado.

Hoy mi deseo es salvar la antigua fábrica de conservas de Salgueirón, en Cangas, la última que sigue en pie. Es un edificio impresionante, casi con apariencia de palacio de hielo, que ahora pertenece a una entidad bancaria.

En todos tus libros hay una clara intención de recuperar la memoria histórica

Es el motor de mi escritura. Aunque nací en Madrid, Galicia es la tierra de mi familia y siento un vínculo muy profundo con ella. Veo un enorme potencial en su patrimonio: tanto en lo arquitectónico, como el Pazo de Lourizán, como en lo industrial, como la antigua conservera de Bueu, que curiosamente también se llamaba La Perfección. De ahí el título del libro: El secreto de la Perfección.

Me duele ver cómo ese patrimonio se va perdiendo sin que nadie mire por él. Creo firmemente que la literatura puede ser una herramienta para protegerlo, para visibilizarlo y revalorizarlo.

La literatura puede salvar el patrimonio

Lola Fernández Pazos, escritora

¿Qué esperas que se lleve el lector al terminar la novela?

Espero que reflexione. Como periodista económica, me interesa mucho que el lector se pregunte por qué las grandes fortunas familiares se disuelven en la tercera o cuarta generación. También me gustaría que se cuestione los movimientos migratorios, tanto el de los catalanes que llegaron a las Rías Baixas como el de los gallegos que emigraron a América.

Quiero que pensemos en esos galleguiños que se fueron siendo niños -los menas de entonces-, y en cómo tratamos hoy a quienes migran, ya sea por necesidad o por el deseo de una vida mejor. Porque nosotros también emigramos.

Muchos me dicen que es una novela que se lee en un día, pero a mí me gustaría que la leyeran despacio, dejando que cada página invite a pensar. Es una historia sobre memoria y territorio, sí, pero también sobre amor, desamor, venganza, odio… en definitiva, sobre emociones profundamente humanas.