Ana Julia Quezada mató con una "frialdad estremecedora" el 27 de febrero del año pasado a Gabriel Cruz, el hijo de 8 años de su por entonces pareja, Ángel Cruz, según manifiestan en su escrito de acusación los letrados que representan a este último y a la madre del niño, Patricia Ramírez.

En el documento, al que ha tenido acceso Efe, los abogados exponen que el pequeño estaba pasando el puente del día de Andalucía en casa de su abuela paterna en Las Hortichuelas Bajas (Níjar, Almería) junto a su padre, si bien aquel día Ángel se ausentó de la vivienda por razones laborales.

Apuntan que después de comer, el menor decidió salir a la calle e "inmediatamente después salió la acusada quien, en ejecución de un plan preconcebido para acabar con la vida de Gabriel y so pretexto de que lo acompañara a una casa que estaban arreglando (Ángel y la acusada) en Rodalquilar (Níjar, Almería), lo subió en el coche y se trasladaron hasta la misma".

Una vez en la casa, ubicada en "un paraje desértico y apartado del núcleo urbano", Quezada se aprovechó del "escenario que la acusada se había procurado respecto al niño" y comenzó a "golpearlo reiteradamente, con violencia y con un objeto contundente".

Afirman que Gabriel quedó "aturdido por la violencia de los golpes y por la superioridad física de la acusada" e insisten en que "aún en ese estado, podría haber sido reanimado de haberse solicitado asistencia médica".

Añaden que siguiendo con su "propósito criminal" y al ver que "seguía respirando", le tapó la nariz y la boca hasta provocarle la muerte, insistiendo en que desde que lo golpeó y hasta este momento pasaron entre 45 y 90 minutos en los que se "podía haber rescatado la vida" del pequeño.

Fiscalía: Ana Julia actuó de forma "meditada y fría"

Ana Julia Quezada actuó de manera "meditada, fría y reflexiva" según la calificación provisional de la fiscal, que la acusa por un delito de asesinato con alevosía por el que pide prisión permanente revisable.

El escrito, al que ha tenido acceso Efe, señala que sobre las 15.30 horas del 27 de febrero de 2018 el niño le dijo a su abuela, en cuya casa de Las Hortichuelas Bajas de Níjar (Almería) se encontraba, que iba a jugar con sus primos, y que Quezada estaba "pendiente de sus movimientos".

La fiscal mantiene que abordó al niño en el camino de cien metros que iba de la casa de su abuela a la de sus primos y le pidió que la acompañase para ayudarla porque iba a pintar en una finca del padre de Gabriel en Rodalquilar, en un lugar aislado a varios kilómetros, lo que accedió ante la "confianza" que tenía en ella al estar "íntimamente vinculada a su entorno familiar desde el inicio de la relación sentimental con su padre".