Valencia

Inseguro, balbuciendo y con la misma mirada perdida que el primer día, una puesta en escena preparada para intentar convencer al tribunal de que no es un asesino machista y sufre impulsos espontáneos que le llevaron a cometer un crimen cruel y monstruoso.

Alberto Luján, el joven abogado acusado de matar a su novia Cristina, de 30 años, en su domicilio de la calle Conde de Altea de Valencia en diciembre de 2021, confesó este viernes que la asesinó y que para ello utilizó una piedra que tenía en la terraza. No obstante, a continuación manifestó no recordar que utilizara tres cuchillos, unas tijeras y el cinturón de su albornoz para asegurarse de que la chica no sobreviviera.

"No recuerdo qué pasó, solo haber ido a lavarme después de ver el cuerpo de Cristina", respondió. El acusado manifestó que la pareja no discutió y que antes de acostarse sintió "excitación y nerviosismo".

"Me acuerdo de cosas, de estar en la cama tumbado y los hechos posteriores son flashes que no recuerdo con claridad", añadió. La Fiscalía y la acusación particular elevaron sus conclusiones a definitivas y pidieron la pena máxima para Alberto, 25 años, mientras que su defensa rebajó a 10 años la solicitud al apreciar trastorno mental temporal, negar la planificación del crimen y confesarlo.

[Alberto se ensañó con el cuerpo de su novia Cristina: más de 60 heridas con una piedra, cuchillos...]

El jurado popular que juzga al único acusado por la trágica muerte de Cristina retomó este viernes la fase final del juicio con el interrogatorio de Alberto y la declaración de los expertos en psiquiatría que le han evaluado desde que cometió el asesinato.

Cristina era una joven empresaria valenciana muy querida y conocida en su barrio. Tenía un futuro prometedor: había conseguido tres másteres y hablaba 4 idiomas. Le encantaba viajar, practicaba escalada y ahora pasaba por un buen momento tras superar la depresión que sufrió por la muerte de su padre en un trágico accidente de tráfico ocurrido en 2012.

 

La joven murió desangrada y por los golpes que recibió después de que su novio, al que había conocido solo tres meses antes a través de un amigo de la aplicación Tinder, le asestase 60 cuchilladas en el ático que tenía alquilado en el centro de Valencia. Para asegurarse de que no sobreviviera, Alberto le colocó un cinturón de albornoz alrededor del cuello y la asfixió.

El acusado apenas pronunció varias frases consecutivas y se limitó a responder con un sí o un no a la mayoría de preguntas planteadas por la Fiscalía, la acusación particular y su defensa. En un principio, el acusado solo tenía previsto contestar a su defensa, pero finalmente también respondió a las preguntas de las acusaciones.

"Pensé en matarla"

Alberto arrancó su interrogatorio balbuciendo un perdón en voz baja a la familia de Cristina que apenas se escuchó en la sala.

Según su versión de los hechos, el día 2 de diciembre de 2021 los dos quedaron en su casa para ir a visitar un espectáculo de Navidad, instalado en el parque de Viveros de Valencia. Pero explicó que hacía frío y decidieron quedarse en casa.

"Sobre las siete de la tarde llegamos a la casa de Conde de Altea. La noche transcurrió bien. Cenamos quesos, fiambre y bebimos una botella de vino. Vimos una película, mantuvimos relaciones sexuales y nos fuimos a dormir".

A partir de ahí, Alberto reconoció que "un par de días antes pensé en matarla" y que esa idea le rondaba por la cabeza cada vez con más fuerza. Esa madrugada, en torno a las tres, cogió la piedra, le golpeó y desde este punto el acusado mantiene que no era consciente de sus actos. "No recuerdo que pasó, recuerdo haber ido a lavarme después de ver el cuerpo de Cristina".

Así, se fue a la ducha, se limpió la sangre y "salté al vacío" desde un séptimo piso con la intención de suicidarse. Pero sobrevivió al golpe y cayó sobre el tejado del patio interior de un restaurante.

Allí permaneció toda la noche e incluso llamó al 112. La grabación de la conversación se ha reproducido en el juicio y confirma que Alberto no pidió ayuda para socorrer a su novia. Según su versión, buscó un cuchillo para clavárselo e intentar suicidarse de nuevo, pero tampoco lo consiguió.

"Estaba muy inquieto, me moví por el restaurante y bebí. Recordaba que "Cristina estaba muerta porque la vi y no se me ocurrió llamar a nadie". Alberto simuló ante la Policía un intento de robo y el cuerpo de Cristina no fue encontrado hasta 24 horas después, el 4 de diciembre de 2021.

Amigas de Cristina en una concentración para condenar el crimen. EFE

Análisis forense

Los forenses de la Unidad de Valoración Forense Integral (UVFI) de Violencia de Género de la Ciudad de la Justicia de Valencia elaboraron un informe en el que concluyen que Alberto es un maltratador con características de psicopatía. Era consciente de lo que hacía en todo momento -no consumió drogas- y no se arrepiente ni parecen importarle las consecuencias de sus actos

Las forenses ratificaron el contenido de su informe este viernes. Su perfil corresponde al de un hombre controlador, posesivo y con rasgos machistas. Una persona insegura, con complejo de inferioridad y frustraciones, que no ha mostrado ninguna reacción emocional al dolor causado a la familia de la víctima o a la suya propia. 

El expediente destacó su gran capacidad "de manipulación" o la "imposibilidad de ponerse en el lugar de los demás", así como falta de empatía "y respuesta afectiva en relación a los hechos que se le imputan".

Alberto negó en su declaración que fuera "mentiroso y manipulador" y citó como perito a un doctor en psiquiatría para que avalara su línea de defensa. Según este experto de parte, "no fue un crimen premeditado", pues "si hubiera premeditación habría sido menos torpe y más eficaz".

A su juicio, Alberto no controlaba su voluntad cuando le atestó 60 cuchilladas, 7 de ellas mortales por necesidad, según la autopsia. "No hay voluntad de ensañamiento, sino de acabar, la amaba profundamente. Hay control de la voluntad hasta que llega la explosión", apostilló.

Sin embargo, las forenses del juzgado rechazaron esta tesis y recordaron que ninguno de los 7 especialistas que han tratado a Alberto, incluidos los psiquiatras de la prisión, ha concluido que padece un trastorno mental. Además, insistieron en que podría haber parado el crimen en cualquier momento, pero "no tuvo la voluntad de hacerlo".

El jurado se reunirá para la deliberación a partir del próximo lunes.