El pasado fin de semana los disturbios y la violencia se extendieron por toda España con el toque de queda impuesto por el Gobierno. Si bien la Policía no identificó relación alguna entre los autores de los actos vandálicos en varias localidades, Pablo Iglesias señaló a grupos de ultraderecha y, posteriormente, también se afirmó que además de esos jóvenes neonazis habría grupos de extrema izquierda participando.

En este contexto de confusión, las redes sociales resultaron un intercambio de acusaciones aunque la práctica totalidad de los políticos condenaron la violencia. No obstante, ninguno quería cargar con la responsabilidad de que sus cachorros hubiesen estado detrás de los disturbios y algunos escurrieron el bulto como pudieron a pesar de verse señalados en Twitter durante varios días.

El que no suele hacerse el sueco con estos asuntos, sobre todo cuando no le implican directamente, es el portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya, Gabriel Rufián. Desde su cuenta de Twitter, donde la polémica está servida a diario, reformuló una vez más su chiste de cabecera para intentar sacarle los colores a las fuerzas políticas y a los medios de comunicación, deslizando que él sí sabría identificar a los violentos.

"Gente de paz"

Rufián hizo el copia y pega de las banderitas nacionales para establecer un paralelismo entre lo que se diría (o se dice) en varios países y también en España, denunciando que se estaría haciendo lo que se conoce como blanqueamiento de la extrema derecha. En este caso, el de ERC considera que las manifestaciones serían de "negacionistas y nazis" mientras que en nuestro país se habla de "grupos de ideología sin identificar":

Después de publicar su chascarrillo, como suele ocurrir casi en automático, el tuit se llenó de respuestas dirigidas a mofarse de Rufián:

No tenemos pruebas, pero tampoco dudas de que entre los tuiteros se ha popularizado el reto de a ver quién le asesta el zasca más grande a Rufián porque ya van unos cuantos. Menos mal que él, con deportividad, retuitea los mejores para que no se nos pasen. Bendito sea.

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