El mes de octubre está íntimamente ligado a la concienciación sobre el cáncer de mama. No en vano, el pasado sábado se celebró su día internacional con lazos rosas para recordarnos que una de cada ocho mujeres padecerá esta enfermedad a lo largo de su vida, según los datos que maneja la Asociación Española contra el Cáncer. La fecha subraya la importancia de la investigación y el diagnóstico precoz.

Pero más allá de las cifras, algunas personas con cáncer han decidido ponerle rostro a una enfermedad que no es de color de rosa. Paula Valero, con 22 años, es una de ellas. Su fotografía, destilando belleza y coraje con el pelo rapado, ha cosechado un rotundo éxito en Twitter. Y es que no solo ha recibido cientos de muestras de apoyo, sino también de agradecimiento por enseñar sin tapujos que, al final, el pelo puede irse "a la mierda" para "luchar por lo importante".

En su foto de perfil todavía podemos ver la melena que tenía esta ceutí, pero todo cambió con el diágnóstico. Ella no padece cáncer de mama, sino linfoma de Hodgkin, otra cara de la misma moneda: "Cuando me dijeron que tenía cáncer, una de las primeras cosas en las que pensé fue en el pelo. Jamás me lo había cortado y, cuando me cortaba las puntas para sanear, no me sentía bien. Estuve mucho tiempo haciéndome a la idea, tuve un mes para recordármelo cada día, buscarme mis pañuelos y pensar que iba a estar guapísima con ellos", relata a EL ESPAÑOL.

Cuestión de autoestima y libertad

Para las personas que no hemos pasado por eso quizá pueda sonar banal, pero no lo es. La autoestima, una herramienta básica para caminar por la vida, se enfrenta a un duro golpe y hay que trabajar mucho para superarlo. "Llevaba 15 días en la cama con fiebres altas y el pelo no paraba de caerse. Me estaba empezando a agobiar, se me pegaba por todos lados. En cuanto me recuperé, me maquillé y me puse manos a la obra".

Se vio guapa -explica que "no quiero parecer creída, pero es un proceso largo ese de quererte a ti misma después de tantas inseguridades"-, entonces compartió la foto con sus seguidores sin dudarlo: "No quería ocultar más tabúes". Eso sí, confiesa que la repercusión la pilló por sorpresa e "incluso me asusté porque no sabía hasta dónde podía llegar; pero vi tantos mensajes buenos que me quedé impactada y feliz".

En un principio "pensaba que iba a tener vergüenza", pero "ahora apenas uso pañuelos, solo para el frío". Sobre las mujeres que prefieren ocultarlo, considera que "cada persona es libre de tomar las decisiones que quieran, siempre que se sientan a gusto y lo hagan por decisión propia. Es decir, que no se vean obligadas a hacer algo porque la van a mirar raro y van a decir cosas. Que cada uno sea libre, que no importen opiniones externas y que rompamos tabúes".

Normalizar para curar estigmas

Paula quiso mostrarse sin pelo para trasladar que "es algo normal" y "que la gente se vaya acostumbrando", pero también "para que los que pasen por esto sean capaces de quitarse la vergüenza, si la tienen, y se sientan apoyados". Asegura que para ella el tuit "fue una terapia" por los cientos de mensajes que ha recibido desde entonces.

"Palabras de personas que han pasado por lo mismo y me contaban sus experiencias, ya sea en primera persona o con personas de su entorno. Ver que éramos tantos, de tantas edades y que todos teníamos el mismo objetivo, es muy bonito", confiesa, añadiendo que "si alguien ha podido quitarse el miedo y ha compartido sus fotos con el mundo gracias a mí, ha sido increíble".

Una realidad "muy fea" con "cosas bonitas"

De un tiempo a esta parte cada vez se escuchan más voces críticas con el tratamiento de esta enfermedad en la sociedad. Sostienen que llenarlo todo de rosa está contribuyendo a "edulcorar" el cáncer cuando la realidad es muy cruda y que hablar de con terminología épica -"luchas" o "batallas"- traslada la sensación de que el paciente puede curarse "si se esfuerza" y, si no lo hace, ha fracasado de alguna manera.

Paula cree que "no hay que ser extremistas, cada persona es un mundo y yo lo que cuento es personal. Que sea una lucha o una batalla no implica que seas responsable de esta enfermedad que, por desgracia, te ha tocado. Ahora solo tienes que intentar salir y en el caso de que no sea así no significa que no hayas luchado. No superarlo no es sinónimo de perdedor y todo el mundo debe tenerlo claro. Hacemos lo que está en nuestra mano y lo demás no depende de nosotros, somos todos increíbles".

"El cáncer es una realidad muy fea, pero a la vez tiene cosas bonitas. Estos días hay que celebrar y apoyar a todas las personas que han luchado y que luchan, mostrar todo el cariño y que no se sientan solas o perdidas, pero sin olvidarse de lo que se vive. Hay que tenerle miedo y hay que concienciarse: es importante que la gente se palpe, se hagan revisiones. Sería genial poder mostrar los dos aspectos, lo malo y lo bueno, sin llegar a extremismos".

[Más información: "No quiero ponerme tetas"]

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