Este domingo 12 de mayo se ha conmemorado en todo el mundo el Día Internacional de la Enfermería, una fecha que recuerda el nacimiento de la británica Florence Nightingale, considerada la precursora de la enfermería profesional moderna. Para celebrar este día en La Jungla hemos querido hacer un crossover entre la labor fundamental que llevan a cabo estos profesionales sanitarios y las redes sociales, y allí estaba ella (o él): Enfermera Saturada, el famosísimo alter ego del enfermero gallego Héctor Castiñeira.

285.700 seguidores en Facebook, más de 94.400 en Twitter y más de 159.000 en Instagram, este lucense nacido en el 82 no esperaba semejante éxito cuando empezó a tuitear sus peripecias y las de sus compañeras en el hospital allá por 2012. Ahora, sin renunciar al humor, también realiza una gran labor divulgativa a través de las redes sociales y lucha contra la información falsa en materia de salud. Actualmente trabaja en el hospital madrileño 12 de octubre y ha escrito la friolera de cinco libros protagonizados por la enfermera Saturnina Gallardo.

"Todo empezó con la idea de contar las anécdotas que nos pasaban en el hospital y nos reíamos entre turnos. Antes, en Twitter, había mucho más humor que ahora, humor negro. De repente, después de seis meses o un año, despegué muchísimo. Había más perfiles de enfermeras, pero creo que lo que gustó de mí fue que escribía en clave de humor. Al poco tiempo eso se me quedó corto y abrí el blog", cuenta Héctor a EL ESPAÑOL.

"Tenía que salir del anonimato"

Eligió ser una mujer porque, explica, "de los 300.000 profesionales de enfermería que hay en España, el 90 % son mujeres. De hecho todos nos llamamos 'enfermeras' con normalidad". Aunque Héctor abandonó su anonimato en 2015 acudiendo a las firmas de sus libros, todavía hay algún despistado que se sorprende de que sea un hombre quien está detrás de Enfermera Saturada.

"El anonimato acabó proporcionándome más agobio que disfrute y tenía que hacer pública mi identidad. Es cierto que permitía ciertas licencias eso de que nadie te conozca, pero necesitaba salir. No podía estar más tiempo escondiéndome para tuitear. Ni siquiera mis compañeras lo sabían. Tenía que hacerlo siempre a escondidas y, cuando ellas empezaron a seguirme en redes y a comentar, pensé: 'Me van a pillar'. Cuando lo dije la sorpresa fue muy grande y ninguna se lo tomó a mal, al contrario".

Al final, sin duda, poder desahogarse en las redes sociales supone una especie de terapia. "Como en todos los trabajos -sobre todo en aquellos que son de cara al público-, te encuentras de todo: pacientes que no son tan pacientes, que no tienen paciencia. Y, evidentemente, no les puedes decir nada a ellos", admite.

De la anécdota a la divulgación sin olvidar el humor

"Al principio pensé que solo me seguían sanitarios, pero cuando tomé conciencia de que me seguía todo tipo de público, cambié el estilo y el tono en las redes sociales para hacer divulgación sanitaria sin renunciar al humor, claro", sostiene Héctor, que lleva dos años siendo embajador de Salud sin Bulos, una plataforma que combate las informaciones falsas en materia de salud.

Junto a él otros nombres conocidos en las redes sociales como la Boticaria García (Marián García) o Lucía mi pediatra (Lucía Galán). "Es increíble, pero la información falsa se propaga mucho más rápido que la real. Nosotros combatimos los bulos dando información fiable, verificando, desmontando las falsedades y consolidando un punto al que recurrir si alguien tiene dudas sobre un contenido sanitario que ha visto en las redes", asegura.

Cinco libros

Se lanzó a las letras en 2013 publicando La vida es suero: Historia de una enfermera saturada, su ópera prima a la que siguió El tiempo entre suturas (2015), Las uvis de la ira (2016), Suero de una noche de verano (2017) y El paciente siempre llama dos veces (2018). "Uso títulos de obras conocidas y les doy una vuelta con un giro de humor. Lo uso también para denunciar. De hecho, en cada libro hay una reivindicación exponiendo situaciones como las que sufrimos con los recortes en la sanidad pública o la experiencia de aquellas compañeras que han tenido que irse de España a trabajar en otros hospitales", señala.

Las historias de Saturnina Gallardo tienen una base real. "A veces, algunas necesitan el adorno de la literatura, otras no", incide el autor, confesando que "incluso hay anécdotas que no cuento porque pienso que nadie me va a creer y son completamente ciertas. Ahora también mis seguidores me cuentan las cosas que les suceden a ellos y se retroalimenta el personaje".

Eso sí, no pensemos que contar por miles los seguidores en redes y haber publicado cinco libros le ha quitado de trabajar a Héctor Castiñeira: "Escribir no te da para vivir, te llevas un porcentaje muy pequeño, algo que sirve de complemento para irte de vacaciones, por ejemplo. Yo sigo trabajando de enfermero y preparándome las oposiciones como todo el mundo, buscando una estabilidad".

Cumplir los ratios

Como enfermero que es, le pedimos que ponga de relieve alguna de las reivindicaciones que el personal sanitario lleva años subrayando y escoge poner el foco en el ratio de enfermeras por pacientes, donde España está a la cola de Europa con 5,3 por cada mil, ocho menos que en Alemania, según datos del 2018.

"Estamos muy lejos de la media europea y eso afecta a los profesionales y a los pacientes, traduciéndose en eventualidad, precariedad y baja calidad de los cuidados. Si se mejorase el ratio bajaría el nivel de estrés, la posibilidad de cometer errores disminuiría y podríamos ofrecer atención y cuidados de mayor calidad", opina. 

Lo cierto es que, en ocasiones, no somos muy conscientes de que el personal sanitario también está protestando por nosotros, por eso es tan necesaria la labor de Héctor, llegando a muchísima gente con la herramienta del humor: "Se trata de denunciar las situaciones que vivimos para que el paciente lo entienda. Las personas que han estado en un hospital como pacientes o acompañantes son más conscientes de la situación precaria que tenemos, pero hay mucho desconocimiento. A través de las redes procuro contarlo para que llegue a más gente".

[Más información: La conmovedora carta de una enfermera madrileña a los pacientes que le marcaron la vida]

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