El Departamento de Conservación de la Naturaleza del Gobierno de Nueva Zelanda ha pedido a los visitantes y vecinos de la Bahía de las Islas, en la Isla Norte del país, que extremen las precauciones. El motivo es la presencia de una hembra de delfín nariz de botella (Tursiops truncatus) avistada en la zona mientras empuja el cuerpo de su cría muerta con el morro, negándose a soltarlo.

"La madre está mostrando un comportamiento maternal de duelo (...) y necesita espacio y respeto", explican. La cría, que sospechan que podría haber nacido muerta, fue vista por primera vez el pasado 29 de enero. Su madre no se ha separado de ella desde entonces. "Muestra un fuerte vínculo materno, como es habitual en los mamíferos marinos, que incluye cargar con la cría a la espalda y vocalizar sonidos para llamarla", sostiene el equipo de investigadores del Departamento. 

Hasta el lugar viajan muchos turistas durante el verano -época en la que se encuentran ahora mismo-, y es habitual la práctica de deportes acuáticos, así que piden "respeto mientras ella se enfrenta a su pérdida". La doctora Catherine Peters, del Senior Ranger Biodiversity, ha aconsejado además que se eviten "todos los grupos de delfines de la bahía".

Los delfines también lloran

La madre se ha quedado rezagada del resto del grupo porque tiene que recuperar el cuerpo de la cría cuando se le cae, lo que la ha dejado en una situación de "extrema vulnerabilidad". Los científicos han podido observar a varios ejemplares rondando la zona, sin poder precisar si hay un vínculo familiar que les una con ella.

Durante el verano austral,  la mayoría de los delfines dan a luz y las hembras están expuestas a trastornos continuos por parte de los humanos. Por eso, desde el Departamento, están realizando salidas periódicas por la zona para proteger a los cetáceos y fue en una de ellas cuando descubrieron y escucharon a la madre:

Este tipo de conductas, que según los expertos muestran dolor por una pérdida, se vienen estudiando desde los últimos años. El pasado año, el biólogo del Dolphin Biology and Conservation, el italiano Giovanni Bearzi, lideró a un grupo de investigadores que revisaron 78 informes sobre el tema realizados entre 1970 y 2016, concluyendo que 20 de las 88 especies de cetáceos sobre las que habían investigado mostraban claramente conductas de duelo. 

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