Casi seis horas de negociación con un hombre atrincherado en una gasolinera a la que amenazaba prender fuego llegaron a su fin en Novato, una localidad californiana al norte de San Francisco, cuando un robot policial se acercó a Juan Román y le entregó un cigarrillo electrónico.

Todo comenzó el sábado a las 7 de la mañana, cuando Román se enfadó, aparentemente, por una confusión sobre el método de pago en una gasolinera. Tras una discusión con un empleado, salió y volvió a entrar con un bidón de gasolina, con el que roció el suelo y trató de encenderlo con un papel que había encendido con un mechero. Al fracasar, huyó en su furgoneta hasta otra gasolinera cercana en la que se refugió cuando se dio cuenta de que la policía le perseguía.

Varios agentes se acercaron pistola en mano, pero recularon cuando vieron lo que parecía ser el cañón de un arma larga en el interior de la furgoneta. Entonces se desplegó un dispositivo digno de película, con un equipo SWAT y un negociador y barricadas colocadas alrededor de la gasolinera.

Los negociadores enviaron entonces un robot con un teléfono junto al coche para comenzar las negociaciones. Sin embargo, él no hizo caso hasta las 11.45 de la mañana, momento en el que pidió unos cigarrillos. Sin embargo, vistos los incendiarios antecedentes de Román, a la policía no le hizo mucha gracia esa posibilidad.

Finalmente, tras horas de negociación, llegaron a un peculiar entendimiento: le enviarían un cigarrillo electrónico a cambio de que él se entregase. El cigarro fue entregado con un robot y, suponemos que después de varias caladas, Román bajó de su vehículo y se entregó sin causar mayores problemas. Ahora se enfrenta a cargos por intento de provocar un incendio y por vandalismo.

Además, no se encontró ningún arma a bordo del vehículo.