Cien jugadores, una isla, materiales para construir estructuras y solo uno puede quedar vivo. Ese es, a grandes rasgos, ese es Fortnite, el juego de moda lanzado hace poco más de un año. Sin embargo, en 1933 una de esas brillantes ideas que tenía Stalin y que solían acabar en carnicería tuvo un desenlace atrozmente parecido.

Ocurrió en la isla de Nazino, situada en la confluencia de los ríos Ob y Nazina, en plena Siberia. Allí murieron cerca de 4000 personas cuando 6000 “colonos especiales” fueron abandonados en la isla -rodeada por las fuerzas armadas para asegurarse de que no huyesen- únicamente con harina para alimentarse, algo de ropa y algunas herramientas para trabajar.

El Plan Grandioso que no llegó a despegar

Stalin.

En febrero de 1933  Genrikh Yagoda, jefe de la OGPU o policía secreta, y Matvei Berman, jefe de la GULAG -la agencia que gestionaba los campos de trabajo forzados- desarrollaron el Plan Grandioso. La idea era deportar cerca de dos millones de personas –“colonos especiales”- a distintos puntos de Siberia y Kazajistán –“asentamientos especiales”- cuyo objetivo sería transformar casi un millón de hectáreas vírgenes en terreno productivo en cerca de dos años. Sobra decir que la cosa no salió excesivamente bien.

En diciembre de 1932 los habitantes de las grandes ciudades se vieron obligados a obtener un pasaporte interno, demostrando estar conectado a un trabajo productivo o administrativo. La idea era limpiar las ciudades de elementos incómodos para el régimen, criminales o de quienes huyeron de la hambruna que azotaba el campo. Entre marzo y julio fueron detenidos solo en Moscú más de 85.937 personas, a lo que hay que sumar los detenidos en otras ciudades. 

Las cosas no empezaron bien para el Plan Grandioso debido a las dificultades económicas por las que pasaba la URRS. Cuando empezaron las detenciones ya se había visto reducido a la mitad, y Stalin tuvo que descartarlo por completo en mayo. Pero quienes habían sido detenidos antes del día 1 acabaron en la que sería conocida como la Isla de los Caníbales.

La tragedia

Isla de Nazino.

5000 personas partieron de Tomsk el 14 de mayo a bordo de cuatro barcazas de transporte de madera, sobre las que cubrieron los 533 kilómetros que les separaban de Nazino. Comían apenas 200 gramos de pan por persona y solo transportaban 20 toneladas de harina. Ni más alimentos ni herramientas. 1500 prisioneros más llegarían unos días más tarde.

A su llegada a Nazino, el día 18, ya habían muerto 27 personas, pero eso fue solo el principio. Apenas llegar, hubo la primera pelea, cuando la harina se desembarcó y se disponía a repartirse. Los guardias tuvieron que abrir fuego contra los deportados, trasladar la harina a otro punto de la isla y tratar de volver a repartirlo a la mañana siguiente con el mismo resultado. Así que decidió repartir a los hombres en brigadas de 150 personas y el brigadier lo recogería para su grupo, pero muchos de estos estos abusaron de su posición. Como no había hornos, tenían que comer harina mezclada con agua del río, lo que causó muchos casos de disentería. Algunos de los prisioneros trataron de huir en unas balsas improvisadas, pero fueron disparados por los guardias, se hundieron en el río o murieron en la taiga siberiana.

La gran mayoría de los deportados eran de origen urbano y no tenían ningún conocimiento de agricultura, por lo que la idea de convertir la isla en suelo productivo era bastante inviable. Pronto se formaron bandas y comenzó la violencia, los asesinatos y los robos. Cualquier objeto de valor servía para sobornar a los guardias. En junio, 50 personas fueron detenidas por canibalismo, momento en el que las autoridades decidieron poner fin a la situación.

2856 supervivientes -casi 6700 personas habían llegado a la isla- fueron trasladados a nuevos asentamientos, mientras que 157 tuvieron que quedarse atrás por motivos de salud. Pese al cambio de localización, la muerte siguió haciendo de las suyas: seguían sin herramientas, con poca comida y hay que sumar un brote de tifus.

En julio, las autoridades recurrieron a mano de obra no deportada para construir nuevos asentamientos, pero a ellos llegaron unos 4000 nuevos deportados. Solo 250 de los supervivientes de Nazino llegaron allí. Vassilii Arsenievich Velichko envió un informe de la situación a Stalin el día 20 de agosto, en la que se reveló que únicamente vivían 2200 de los deportados. La mitad de ellos estaban enfermos y solo entre 200 y 300 eran ya capaces de trabajar.