Pedro Sánchez es el presidente foto. Es guapo, tiene percha, unas manos que marcan el camino y le gusta cuidar la imagen más que a una influencer de moda. Solo hay que ver cómo anunció a sus ministros como si fuera el FIB, dando nombres con cuentagotas y con sus cabezas de cartel y sus teloneros.

Esta semana se ha celebrado la cumbre de la OTAN y no sabemos si Sánchez ha hecho algo más a parte de hacerse fotos con todos los líderes que se cruzaba, como una groupie en un festival.

Como por ejemplo con el canadiense Justin Trudeau:

O con Theresa May:

Y, evidentemente, con Donald J. Trump:

Pedro buscó la foto, y mientras Trump pasaba de él como si fuese un jardinero mexicano -aunque es verdad que Donald suele pasar de todo lo que no sea él a menos que tenga dos pechos como dos zeppelines. Pero si algo caracteriza a a Pedro es que no se rinde fácilmente. Él insiste, muere, resucita, repite. Y lo logró. Finalmente obtuvo su foto.

La repetición de la jugada a cámara lenta deja claro cómo se desarrollaron los hechos: