Nunca te fíes de una persona que, cuando suene Bohemian Rhapsody, no cante alguna de sus partes a pleno pulmón. El clásico de Queen, que vio la luz en el álbum A night at the opera de 1975, es una de las canciones de escucha obligada. 

Hasta tres voces tuvo que grabar Freddie Mercury para darle forma al tema, cuyo solo de guitarra está considerado uno de los 20 mejores de la música del Reino Unido. Estuvo nueve semanas en la cima de las listas de éxitos cuando salió, pero volvió al número uno después de la muerte del cantante en 1991.

La tuitera que se hace llamar La del Avioncito (@KellyTowerss) ha analizado la canción, diferenciando sus partes y contando la historia de una letra que podría ser, en realidad, toda una confesión del propio Mercury.

¿A que ahora la cantaremos con otros ojos?