Los soldados imperiales no tienen la mejor fama. Por mucho que Obi Wan Kenobi quisiera destacar la precisión de sus ataques al ver el destrozo que habían hecho con los jawas, ochocientas películas después nos ha quedado claro que no serían capaces de dar en el blanco aunque la escoria rebelde se les sentase en la cabeza. Este atracador sigue la mejor tradición de la torpeza imperial.

Ocurrió el pasado mes de agosto en un hotel de Mijas. Un hombre británico de 41 años se acerca a recepción y apunta al pobre empleado con un arma. Entonces, cuando deberían empezar los momentos de tensión, se desata el esperpento:

Un soldado imperial atraca torpemente la recepción de un horel

La máscara -que no parece de gran calidad- se le resbala y tiene que estar constantemente colocándosela. Tampoco tiene fácil el guardar el botín, algo que le obliga a soltar el arma y dejarla en la mesa -estamos seguros que el manual del atracador dice que no hay que hacer eso-. Cuando la recupera, incluso llega a apuntarse a la cabeza con ella, cosa que suele ser poco recomendable. El botín se le cae al suelo, algo que lleva al pobre atracado a llevarse las manos a la cabeza.

Se marcha, no sin antes tener que preguntar al atracado por dónde hacerlo. Al poco rato llega la policía. El soldado imperial ya estaba entre rejas.

Atraco frustrado en Sevilla

Atraco a punta de pistola en un comercio del Cerro del Águila

Pero esta no es el único atraco extravagante que hemos visto en los últimos días. Un hombre trató de asaltar una droguería en Sevilla con una pistola de fogueo. Varias de las personas que estaban en la tienda redujeron al atracados -¡algo que nunca debe hacerse!-.

Con todo, el vídeo deja momentos memorables, como la señora que sale huyendo no sin antes recoger lo comprado (posiblemente lo que yo hubiera hecho), la cajera que se protege bajo el mostrador y el valiente con mala puntería que lanza objetos desde fuera de campo.