"El mundo es un desastre. El mundo no puede estar más enfadado. ¿Crees que todo esto va a enfurecerlo más? El mundo es un lugar colérico". De esta guisa, interpretando a la perfección a un supervillano, se expresaba el líder del mundo del libre, Donald J. Trump. El mismo que ha sido cazado por la prensa mintiendo como mínimo una vez al día en el mes que lleva en la presidencia y que abandera un nuevo desorden mundial que hace que miremos a nuestro alrededor y nos preguntemos: "¿Qué está pasando?"

Sí, el mundo es un desastre. Nuestros líderes nos han fallado. En Europa, extremistas y oportunistas campan a sus anchas pidiendo el voto de los descontentos para ahondar en el descuartizamiento del proyecto común que ha traído paz y prosperidad al continente. Desde Rusia se manejan los hilos y cuelan noticias falsas en tus feeds. En Latinoamérica, los presidentes se atornillan al asiento sin que nadie pueda evitarlo. En Asia, un individuo que confiesa matar a placer bate récords de popularidad.

Es hora de buscar otros referentes, líderes de naciones más amables que iluminen con su sonrisa el camino para salir de esta época oscura. Como el primer ministro canadiense Justin Trudeau, que podría quitarte la novia y les darías la razón, aunque él nunca lo haría, porque es un amigo de verdad. O el islandés Gudni Jóhannesson, cuyo compromiso con la democracia le ha llevado a declarar que nunca se extralimitaría prohibiendo la pizza con piña aunque, con buen criterio, la detesta.

Del remanso de serenidad cívica que son los países nórdicos nos llega la última obsesión de las redes: Lennu, el Boston Terrier de la pareja presidencial de Finlandia formada por el político conservador Sauli Niinistö y la periodista Jenni Haukio. El can tuvo su momento de gloria en una ceremonia navideña en la que eclipsó al mandatario y tuvo que terminar en brazos de "papá" (recordemos, el Jefe de Estado). Ha sido una periodista del medio The Daily Beast quien lo ha puesto en conocimiento de la Red en las últimas horas, catapultándolo a la fama viral.

La mayoría de imágenes del simpático can proceden de la recepción por el Día de Santa Lucía en la residencia presidencial de Mäntyniemi a mediados del pasado diciembre. Como manda la tradición, una joven que representa a la santa junto con niños del coro de la Catedral Luterana de Helsinki acude a intercambiar obsequios con el presidente. Y Lennu se lo pasó en grande investigando los dulces y la gastronomía tradicional que pasaban ante su hocico, rompiendo con la solemnidad del acto.

Sin embargo, aunque haya supuesto su debut internacional, Lennu ya era una estrella en su país, un contrapunto al perfil considerado gris de Niinistö. El presidente lo lleva consigo a todas partes, cuando hace deporte...

... a las inauguraciones...

... y a los actos oficiales, que si hay que retrasar para que Lennu levante la patita, se hace.

Presidentti Niinistö ja Lennu-koira Sastamalassa vanhan kirjallisuuden päivillä

Una pequeña digresión para tratar lo humano. Niinistö quedó viudo en 1995 cuando la mujer con la que llevaba 21 años casado y con la que ha tenido dos hijos, Marja-Leena, moría en un accidente de tráfico. El político estuvo posteriormente ligado a la diputada Tanja Karpela, ex Miss Finlandia y ex modelo de lencería, pero la relación se rompió en 2004. En 2009, pese a una diferencia de casi 30 años en la edad, contraía segundas nupcias con Haukio, y Lennu es el niño bonito de la pareja.

Lennu también está en boca de la clase política de Helsinki: en 2012 corría la broma de que el presidente, como un Calígula de andar por casa, lo elegiría como primer ministro. Con el can a su lado, Niinistö ha sido un férreo defensor de la integración europea en la tradicionalmente escéptica Finlandia, artífice del apoyo al rescate de Grecia y, aunque ha pedido una frontera común europea que limite la emigración, ha condenado la espiral xenófoba en su país incitada por la crisis de refugiados.