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La realidad de los pequeños comercios andaluces sigue marcada por la incertidumbre. En municipios como Dos Hermanas, muchas tiendas de ropa tratan de mantenerse a flote en un contexto en el que los gastos fijos, la competencia del comercio online y la caída del consumo familiar están poniendo a prueba la resistencia de sus propietarios.

Patricia Martín, de 39 años, es una de esas emprendedoras que se niega a rendirse. Regenta una tienda de moda femenina en el centro de Dos Hermanas desde hace cuatro años.

El negocio nació tras quedarse sin trabajo en plena pandemia y decidir apostar por su pasión: la moda. "Empecé con muchísima ilusión, porque siempre me había gustado el trato con la gente y la ropa", asegura.

Sin embargo, apunta a que la realidad es muy dura: "hay que estar encima de todo, desde los pedidos hasta las redes sociales, y no siempre se gana lo que la gente cree”, cuenta.

Patricia trabaja sola. Atiende en la tienda, gestiona proveedores, hace fotos para Instagram y prepara los pedidos online. "Dedicándole todo mi tiempo facturo unos 5.000 euros al mes, y de ahí hay que quitar gastos: alquiler, luz, seguridad social, autónomo, pedidos... Al final, lo que queda es para ir tirando".

"No me quejo, pero tampoco da para mucho más", confiesa. El alquiler del local, situado en una calle comercial muy transitada, es de 800 euros mensuales, a los que se suman los costes de electricidad, internet, impuestos y la compra de stock.

"Cada vez que llega la factura de la luz se me encoge el estómago. Antes eran 120 euros y ahora se va a 200 o más. Y eso en verano, con el aire acondicionado, se dispara", explica.

Pese a las dificultades, Patricia asegura que la clientela fiel y el trato cercano son su mayor fortaleza. "Mis clientas vienen porque confían en mí. Les digo lo que les queda bien y lo que no, y eso no lo hace una página web. En una tienda pequeña, la atención personalizada lo es todo", destaca.

Redes sociales

Sin embargo, reconoce que la venta online es cada vez más imprescindible. "Si no estás en redes, no existes. Me paso horas haciendo fotos, subiendo vídeos, contestando mensajes... y eso también es trabajo. No todo el mundo se da cuenta del esfuerzo que hay detrás de un pequeño comercio", añade.

Desde el Ayuntamiento de Dos Hermanas se han puesto en marcha varias campañas de apoyo al comercio local, centradas en fomentar las compras de proximidad. Aun así, Patricia reclama más ayudas directas y menos burocracia.

"Hay subvenciones, sí, pero son tan complicadas de pedir que la mayoría las dejamos pasar. A veces una se siente sola, tirando del carro sin saber si podrá seguir otro año más", se lamenta.

Aun con todo, Patricia no pierde la esperanza. "Seguiré luchando mientras pueda. Este negocio es mi vida, y aunque gane poco, me da satisfacción ver la tienda llena y saber que lo que tengo lo he levantado con mis propias manos. Eso no tiene precio".