Este 10 de septiembre se conmemora el día mundial para la Prevención del Suicidio. En 2023 -los últimos datos disponibles- se quitaron la vida 815 andaluces. Un total de 164 eran de Sevilla.
Olalla García, especialista en psicología clínica y asesora técnica en el Servicio de Planes Integrales del Servicio Andaluz de Salud (SAS), explica que existen muchos perfiles distintos entre las personas que se suicidan. Sin embargo, destaca uno en particular, el conocido como “perfil de riesgo elevado”.
Este representa a una persona con mayor riesgo de desarrollar conductas suicidas. En concreto, señala a un hombre de más de 45 años que utiliza métodos "muy letales y agresivos para acabar con su vida".
Todas estas personas tienen disponible la línea telefónica 024. El Ministerio de Sanidad puso en marcha este servicio en 2022 para ayudar a quienes desarrollasen conductas suicidas. Este servicio está disponible las 24 horas del día y es completamente gratuito.
La psicóloga destaca que "los suicidios consumados son mucho más frecuentes en hombres, pero en las mujeres son más frecuentes las tentativas". En concreto, de los 815 andaluces que se quitaron la vida en 2023, 635 fueron hombres frente a las 180 mujeres.
Olalla García subraya que quien tiene un perfil de este tipo, en muchos casos, se quita la vida "con medios muy letales, por lo que la supervivencia es mínima". No obstante, recalca que "no siempre es así".
Los factores que influyen
En este sentido, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que el ahorcamiento y la sobredosis de fármacos son dos de los métodos más frecuentes entre las personas con estas características.
Olalla García señala una serie de factores que pueden hacer que el riesgo de presentar una conducta suicida aumente. "El trastorno mental y el consumo de alcohol u otras sustancias son dos de los principales", pero hay otras características que también influyen en este tipo de ideas o comportamientos.
Las personas con enfermedades físicas que acarrean dolor, invalidez o un mal pronóstico son más propensas a desarrollar pensamientos suicidas.
También quienes han pasado por "experiencias vitales graves como la pérdida de un ser querido o la falta de apoyo a la hora de expresar su identidad sexual" pueden acarrear intentos de suicidio.
Tener antecedentes familiares o personales -haber intentado quitarse la vida en algún momento- es otro de los factores que elevan el riesgo de desarrollar una conducta suicida.
No obstante, Olalla García advierte de que "haber intentando suicidarse una vez no es sinónimo de vivir con estos pensamientos para siempre" y señala que esta idea "se debe tener muy presente".
Una muerte por suicidio puede generar un “efecto contagio”. De acuerdo con la especialista, se ha comprobado que en las zonas donde ocurre un fallecimiento por esta causa, el número de casos podría tender a aumentar.
Llamadas recibidas por el 024
Por esta razón, las administraciones aumentan las medidas "de atención preferente y urgente" en determinadas áreas "en función de la gravedad de la situación".
"No le pedimos a un profesor, a unos padres o un vecino que actúen como profesionales sanitarios, pero hay que escuchar y acompañar a quienes presentan estas ideas o comportamientos", afirma. También "se debe ayudar a identificar señales de alerta y ofrecer apoyo emocional".
La prevención del suicidio se ha convertido en una tarea clave de las administraciones. Desde que el pasado mes de mayo de 2022, el Ministerio de Sanidad pusiera en funcionamiento la línea 024, solo en la provincia de Sevilla se han registrado 9.500 peticiones de ayuda.
A lo largo de los años, el número de mensajes recibidos ha ido aumentando. En los primeros siete meses de 2025, el número de llamadas recibidas ya ha superado la suma de los dos primeros años, alcanzando las 2.312.
Desde 2023, la Junta de Andalucía tiene operativo el Programa de Prevención de la Conducta Suicida. Olalla García es una de las profesionales que trabaja en él.
La experta sostiene que la prevención del suicidio no es solo tarea de la administración -quien "tiene que perfilar determinados puntos"-, también lo es de las familias. Esta labor requiere una perspectiva de salud pública en la que tienen una profunda incidencia factores socioeconómicos, la desconexión y el aislamiento social.
Un problema de salud pública
"Aunque el perfil crítico sea el de un hombre de a partir de 45 años de edad, es fundamental hablar del suicidio en etapas más tempranas".
Durante muchos años, el suicidio ha sido un tema tabú. Una de las razones de esto último es "el miedo de quienes piensan en acabar con su vida a la patologización y al rechazo".
Uno de los temores es un ingreso en un centro psiquiátrico, sin embargo, cabe destacar que "no tiene porqué ser preciso en muchos casos".
No obstante, esto es algo "completamente erróneo". Verbalizar dichas conductas puede suponer un antes y un después en cuanto a la prevención del suicidio.
"Hay que trabajar en cómo se habla del suicidio en diferentes ámbitos como el colegio o los medios de comunicación; entenderlo como un problema de salud pública", señala la psicóloga.
Parece ser que la salud mental ha dejado de ser un tema tabú. O al menos, Olalla García afirma que "nunca se ha hablado tanto de este tema como ahora".
No obstante, lamenta que, aunque está más presente, "se tiende a patologizar y a dar interpretaciones que excluyen la perspectiva psicosocial", fijándose únicamente en los factores biológicos.
