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En el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, la leche materna se trata con la misma rigurosidad que un medicamento. Y no es una exageración.

Para los recién nacidos prematuros o enfermos, este alimento representa mucho más que nutrición: es una fuente de protección, un escudo frente a infecciones graves y un aliado en los primeros días de vida, cuando la vulnerabilidad es máxima.

Sin embargo, para que esta ayuda llegue a quienes más la necesitan, es fundamental la colaboración de mujeres lactantes que decidan donar su leche de manera voluntaria y altruista. Un gesto sencillo que puede salvar vidas.

Desde 2016, el hospital sevillano cuenta con un banco de donación de leche materna, creado para garantizar que todos los neonatos en situación de riesgo de Andalucía Occidental puedan acceder a leche humana pasteurizada con todas las garantías de calidad y seguridad.

Este banco no solo recolecta la leche, sino que también la procesa, la somete a estrictos controles sanitarios y la distribuye a otros centros hospitalarios del entorno. Actualmente, ya se benefician de este recurso los hospitales de Valme, Macarena, Quirón Sagrado Corazón, Juan Ramón Jiménez (Huelva), Jerez y Puerta del Mar (Cádiz).

La donación de leche es un proceso completamente desinteresado. No hay compensación económica, pero sí una profunda satisfacción, como explican muchas de las mujeres que colaboran con el banco.

Proceso

Para ser donante, el primer requisito es llevar un estilo de vida saludable y estar en periodo de lactancia. Además, es necesario superar una evaluación analítica, que se realiza en el propio hospital, para descartar cualquier enfermedad infecciosa que pudiera transmitirse a través de la leche.

Una vez cumplidos estos requisitos, la mujer recibe los recipientes adecuados para la extracción y unas pautas muy claras de conservación y entrega.

La leche extraída puede conservarse hasta un máximo de quince días antes de su entrega en el centro hospitalario, siempre y cuando permanezca congelada durante todo ese tiempo.

La neonatólogo Anabel Garrido, responsable del banco de leche, recomienda colocar los recipientes en la parte más profunda del congelador, donde las variaciones térmicas son menores. De este modo, se mantiene la calidad de la leche y se garantiza su seguridad hasta su traslado al hospital.

Ese traslado debe realizarse en condiciones específicas. Existen bolsas y recipientes con cierre hermético, fácilmente disponibles en comercios y farmacias, que están diseñados para evitar la contaminación de la leche, incluso por olores de otros alimentos almacenados en el congelador.

Una vez en el hospital, la leche es sometida a un proceso de pasteurización que elimina cualquier bacteria o virus que pudiera contener, sin afectar a sus propiedades nutricionales.

La entrega de la leche puede hacerse directamente en la Unidad de Neonatología del Virgen del Rocío o a través de los llamados centros satélites, repartidos por las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva.

Estos centros no solo reciben la leche ya extraída, sino que también captan, asesoran y acompañan a nuevas posibles donantes.

Para iniciar el proceso, las interesadas pueden dirigirse personalmente al hospital o contactar a través del teléfono 955 01 38 67 o del correo electrónico bancodeleche.hvr.sspa@juntadeandalucia.es.

Una historia personal

La historia de Álvaro Carballo ilustra bien el compromiso personal que puede surgir en torno a la donación. Trabaja como técnico en el propio banco de leche del Virgen del Rocío y su mujer, desde enero, es una de las donantes habituales.

"Teníamos leche sobrante después de cada toma, y decidimos aprovecharla para donar", cuenta. "Es una satisfacción enorme ver que la leche de mi mujer está ayudando a bebés ingresados cada día. Para mí es una doble satisfacción: como profesional y como padre".

Carballo ha podido, gracias a su experiencia laboral, apoyar a su mujer en todo el proceso de lactancia, desde la prevención de mastitis hasta la conservación adecuada de la leche. Si tuvieran otro hijo, asegura, volverían a donar sin dudarlo.

Con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se celebra del 1 al 7 de agosto, la unidad de neonatología ha querido lanzar un mensaje claro: ahora, más que nunca, hacen falta donantes.

Los meses de verano, al igual que el periodo navideño, suponen un descenso en las donaciones que puede poner en riesgo la cobertura completa de las necesidades reales. Y las consecuencias son críticas, porque no se trata solo de alimentar, sino de dar una oportunidad real de recuperación a bebés que han nacido con complicaciones.

"La leche materna en estas situaciones es más que un alimento", explica Garrido. "Es un medicamento que les protege y les ayuda a superar las dificultades de su enfermedad o de su nacimiento prematuro".

Recibir leche donada en los primeros días mejora el tránsito intestinal del bebé, aumenta la tolerancia digestiva y optimiza la asimilación de nutrientes, según apuntan desde el centro hospitalario. Además, reduce significativamente el riesgo de infecciones generalizadas y combate patologías graves como la enterocolitis necrosante.

El mensaje es claro: la ayuda de una mujer lactante puede marcar la diferencia. Donar leche es sencillo, seguro y profundamente transformador. Basta una llamada para comenzar.