Sevilla
Publicada

La provincia de Sevilla ha sido el escenario de cinco tiroteos en menos de cuatro meses, tres de ellos solo en noviembre.

El último tuvo lugar en torno a las 23:00 horas del pasado lunes, en el barrio de las Tres Mil Viviendas, en el Polígono Sur, una de las zonas más afectadas de toda la ciudad por este tipo de situaciones y donde hace poco más de un año se dio un episodio similar con armas de guerra.

Hace menos de cuatro meses, los vecinos del municipio sevillano de las Cabezas de San Juan fueron testigo de otro tiroteo.

El 8 de agosto, los agentes de la Guardia Civil recibieron varias llamadas alertando de lo que estaba ocurriendo en una hamburguesería de la mencionada localidad.

El mismo se saldó con un herido grave que, tras ser trasladado hasta el hospital Virgen del Rocío en estado crítico debido a un disparo en la cabeza, acabó perdiendo la vida. La víctima era un hombre de unos 50 años.

Asimismo, fruto de los disparos resultaron heridas dos personas más. En esta ocasión, según fuentes policiales, el trágico suceso no tenía nada que ver con el tráfico de drogas, sino que fue una pelea entre dos familias provenientes del municipio señalado y Los Palacios y Villafranca.

En cuanto al autor de los hechos -un joven de 30 años-, la Guardia Civil consiguió identificarlo y detenerlo.

Otro tiroteo en menos de un mes

Cuando aún no había pasado un mes del tiroteo de las Cabezas de San Juan, tuvo lugar otro en una urbanización de Carmona.

En esta ocasión, los hechos ocurrieron el pasado 6 de septiembre en un bar de Los Nietos, una zona residencial ubicada en la salida de la localidad.

Este suceso se saldó con la vida de tres hombres. Dos de ellos murieron el día del acontecimiento y el tercero semanas después, tras haber estado ingresado en estado crítico en un hospital de Sevilla.

Los autores de los disparos se trasladaron hasta el lugar del tiroteo en moto. Una vez allí, dispararon en reiteradas ocasiones al interior del bar.

Como resultado de esto, murió el dueño del establecimiento, José Manuel Gil García, de 54 años, y Manuel Ruiz Sánchez, y dos clientes que estaban en ese momento: Manuel Ruiz Sánchez de 65 y otro del que no ha trascendido el nombre pero sí la edad, 63 años.

Menos de 24 horas después de lo ocurrido, los agentes de la Policía Nacional dieron con los presuntos autores del tiroteo, dos hombres -tío y sobrino- de 39 y 27 años y que residían en Sevilla capital.

Escondidos en Sevilla

En concreto, ambos habían huido tras lo ocurrido hasta un piso ubicado en el barrio hispalense de San Pablo.

Uno de ellos intentó incluso huir por la ventana del inmueble con la ayuda de una sábana, pero los efectivos acabaron deteniéndolo, al igual que al segundo implicado.

Aunque durante el mes de octubre no ha habido ningún tiroteo -o al menos que haya trascendido- al comienzo de la segunda semana de noviembre tuvieron lugar dos altercados de este tipo.

El primero ocurrió el viernes 8 en el Polígono Sur, en concreto, en el entorno de la parroquia de Jesús Obrero, en las calles Marinero en Tierra y Padre José Sebastián Bandarán, en pleno corazón del barrio.

Los disparos tuvieron lugar durante la tarde-noche de este día, momento en el que en las inmediaciones del edificio religioso se estaba celebrando la tradicional castañada, un evento que atrae a cientos de familias con niños.

El suceso tuvo lugar fuera de los muros de Jesús Obrero, sin embargo, los casquillos de los disparos habrían acabado cayendo en las caracolas de la parroquia.

Según han informado fuentes policiales, varias patrullas se desplazaron al barrio tras recibir múltiples avisos de los vecinos, que aseguraban haber escuchado "unos disparos".

Mensaje de tranquilidad

Fuentes de la investigación confirmaron a este periódico en aquel momento que no había personas heridas por los disparos, y quisieron lanzar un mensaje de tranquilidad: "En el barrio hay agentes uniformados y de paisano velando porque no pase nada más".

Sergio Codera, el párroco de esta iglesia, hizo una denuncia a través de redes sociales. En un vídeo publicado en una plataforma digital, señaló que era "el momento de decir basta".

"No saben las consecuencias que esto puede llegar a tener si una de esas balas le hubiese dado a alguno de los niños de todos los que teníamos aquí jugando en la parroquia. O si entra en cualquier casa o le da a alguna persona que pasea por la calle", defendió.

El segundo tiroteo ocurrido en el mes de noviembre volvió a avivar el debate sobre la protección de los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil.

En Isla Mayor, unos narcos abrieron fuego contra efectivos de Policía Nacional con armas de guerra: AK-47.

Como resultado de estos disparos, uno de los policías resultó herido de gravedad por herida de bala en la pelvis, lo que obligó a su traslado a un hospital de Sevilla.

4.500 kilos de marihuana, gasolina y vehículos

En ese momento, los agentes trabajaban en una operación para interceptar una descarga de droga en el río Guadalquivir.

El suceso hizo que se desplegara un macrodispositivo de policías en las inmediaciones de la zona donde se dio el tiroteo.

En un primer momento, los agentes pensaron que había alguien escondido -posiblemente uno de los autores de los disparos- en uno de los edificios.

Fruto de las investigaciones y registros pertinentes, se incautó 4.500 kilos de marihuana que estaba oculta en distintas naves de Isla Mayor, gasolina destinada a lo conocido popularmente como petaqueo y vehículos presumiblemente robados.

Por último, el tiroteo más reciente tuvo lugar el pasado lunes 24 de noviembre. Fueron los vecinos de las calles El Basilisco y el Libro del Buen Amor quienes alertaron a la Policía Nacional de unos disparos en la zona.

Hasta el lugar de los hechos se trasladaron efectivos policiales que, en un primer momento, comprobaron que todo parecía estar normal. Pasada la medianoche, los agentes volvieron a recibir una llamada por el mismo motivo.

Tras personarse de nuevo en el lugar, esta vez los agentes sí confirmaron que había tenido lugar un tiroteo.

Los agentes llevaron a cabo una inspección ocular en la zona y localizaron numerosos cartuchos, tanto percutidos como sin percutir, de arma corta y de escopeta.

Por ahora no hay detenidos, aunque la investigación sigue abierta para esclarecer lo sucedido.