El Estadio de La Cartuja se estrena este viernes en el reto que hasta ahora nunca había podido afrontar. Tras albergar el Mundial de Atletismo y frustrarse el sueño olímpico, hubo un tiempo en el que las instituciones soñaron con que el recinto acogiera permanentemente a Betis y Sevilla.
Los dos clubes, por diferentes motivos, rechazaron jugar allí. Pero el sueño será ahora posible en parte por la remodelación del Benito Villamarín. Durante dos años, el Betis convertirá al estadio en su casa.
Se pondrá a prueba la movilidad de Sevilla cada quince días. A su vez, supone una oportunidad para que los sevillanos puedan conocer una zona que hasta ahora estaba reservada a sus miles de trabajadores y al ocio nocturno.
Desde que se inauguró el 5 de mayo de 1999 con un partido de fútbol entre España y Croacia, el Estadio de La Cartuja ha tenido muchas vidas. Su gran cita fue el Mundial de Atletismo en ese mismo verano.
Mientras el sueño olímpico se frustraba en 2004 y 2008, en el debate de la ciudad estaba la posibilidad de que Betis y Sevilla se mudasen allí.
El Sevilla, más cerca
Los nervionenses estuvieron más cerca. En 2001 y con 6.700 millones de pesetas de deuda, el expresidente Roberto Alés planteaba como única solución la venta del Ramón Sánchez-Pizjuán y el traslado a La Cartuja.
Los accionistas lo rechazaron y él acabó dimitiendo. Su sucesor, José María del Nido Benavente, convirtió el estadio Sánchez-Pizjuán en una línea roja.
Nunca volvió a ser una opción. Hasta ahora. Con una remodelación proyectada para el coliseo rojiblanco, el Sevilla se trasladará a La Cartuja durante el tiempo de las obras.
Seguirá el mismo camino que el Betis inicia hoy. En el club verdiblanco, la posibilidad de una hipotética marcha a La Cartuja fue más lejana antaño.
De hecho, Manuel Ruiz de Lopera inauguró en 2000 la remodelación de un Benito Villamarín que nunca se llegó a terminar.
Alejandro Rojas Marcos, alcalde de la ciudad cuando se construyó el Estadio de la Cartuja, llegó a confesar que tenía el visto bueno de Betis y Sevilla para compartir feudo, pero posteriormente, ninguno de ellos aceptó la marcha.
Cierre total en 2019
Tras el Mundial de Atletismo, La Cartuja albergó dos finales de Copa Davis y una final de la Copa de la UEFA. En 2007 el Betis disputó varios partidos por el cierre del Benito Villamarín debido a los incidentes de un derbi sevillano.
Durante muchos años, el estadio solo sirvió como sede de conciertos y otros eventos. El punto más bajo llegó en 2019, cuando el deficiente estado de la cubierta hizo obligatorio el cierre total.
En ese momento, La Cartuja resurgió de las cenizas de la mano de la consejería de Educación y Deportes de Javier Imbroda. Se hicieron obras para sacarlo del "estado ruinoso" en el que estaba, tal como lo definen en la Junta de Andalucía.
Luego se firmó el acuerdo para que se disputaran hasta seis finales de la Copa del Rey. También fue sede de la Eurocopa en 2021 y de varios partidos de España, además de acoger la fase final de la Nations League femenina y la Billie Jean King Cup de tenis.
Paralelamente, La Cartuja volvió al calendario de grandes conciertos del que no se ha bajado, aunque que se verá limitado ahora durante la mayor parte del año por la presencia del Betis.
Horizonte 2030
El salto final llegó cuando se confirmó como sede del Mundial 2030. Se decidió entonces retirar las pistas de atletismo.
También se ha ampliado el aforo hasta las 70.000 plazas para convertirlo en estadio cinco estrellas. Eso significa que puede albergar hasta finales de Champions.
El Betis se beneficiará de estas obras, pero no serán las últimas. Cuando los verdiblancos vuelvan al Benito Villamarín, habrá más actuaciones para transformar su aspecto exterior.
El reto de olvidar los colapsos
Ahora el reto se centra en la movilidad. La mayoría de sevillanos relacionan el estadio de La Cartuja con los colapsos que habitualmente se registraban a la entrada y la salida de los grandes eventos.
Para evitarlo, todas las instituciones implicadas han trabajado con el Betis. Desde el club repiten por activa y pasiva el mismo mensaje. "Que cada aficionado planifique sus desplazamientos para que no se convierta en una aventura ir a La Cartuja", avisan.
Ayuntamiento y club van de la mano a la hora de pedir que se acuda en transporte público. Para ello habrá tres lanzaderas y refuerzos de todos los autobuses que paran en La Cartuja. Serán gratis a la vuelta, al igual que el Cercanías, que estará disponible siempre que haya un partido.
El club ha enviado a los socios sus opciones preferentes para ir al estadio en función del código postal. Entre ellas también se ofrecen los tiempos de las opciones peatonales, de en torno a los 20 minutos desde el Centro.
Aparcamientos con reserva
Por su parte, se han liberado 15.000 plazas de aparcamiento en la zona. De todas ellas, 5.250 en la bancada Expo y en los terrenos del Sevilla Tech Park, se podrán reservar gratuitamente a través de la aplicación del club. Para llegar a cada una de las zonas se recomienda un itinerario diferente
Incluso se ha llegado a un acuerdo con Torre Sevilla para que los socios puedan aparcar cuatro horas por dos euros. Se añaden a las tres que ya ofrece el centro comercial.
Eso permitiría que algunos pasen el día en sus establecimientos y escalonen la llegada. Es otro de los objetivos que persiguen el Ayuntamiento y el propio club. Incluso se ha llegado a un acuerdo con la app Mube para que sus hinchas compartan coche.
En cualquier caso, dicen desde el Betis que el plan es adaptable. Se evaluará tras los primeros partidos y se introducirán cambios tras conocer el comportamiento de sus aficionados en un terreno desconocido.
Sea como sea todo está dispuesto en La Cartuja. Por primera vez será la sede de uno de los equipos de la ciudad, un deseo que las instituciones persiguieron durante décadas y que ahora se convierte en realidad, aunque solo sea provisionalmente.
