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"Para nosotros, nuestro lienzo es nuestro cuerpo, es con lo que trabajamos". Rosario Puñales comienza la entrevista desnudando su identidad. Aunque nacida en Huelva, su trayectoria artística con Las Niñas la ha iniciado y continuado en Sevilla.

Expone que ser drag es "algo muy intenso". "No es un actor que está interpretando un papel, sino que forma parte de una identidad de género y de una expresión que nace del interior y se muestra fuera", reflexiona antes de comenzar de lleno con las preguntas.

El resultado: una artista drag comprometida con el colectivo y preocupada del borrado histórico que ya sufrieron los travestis hace años. "Tenemos que evitar que nos borren de la historia otra vez; tenemos que saber qué estamos celebrando. Esto no es una fiesta, esto son nuestros derechos", insiste.

¿Cómo se presenta al exterior?

Lo que hacemos encima del escenario se queda encima del escenario y detrás somos los autores, por así decirlo. Entre nosotros nos hablamos en femenino con nuestros nombres artísticos. Entre nosotros somos travestis siempre. Pero es un poco chocante cuando tienes que presentarte al exterior. Es como: ¿ahora cómo me presento?

¿Suele tener esas dudas?

Sí, muchas veces sí.

¿Y cómo sale del paso? ¿Qué suele decir normalmente?

-Ríe-. No hay nada normal aquí. Depende mucho del contexto. En una entrevista de trabajo sí me presento como hombre, claro, pero depende mucho de qué se esté tratando.

¿Y, ahora, cómo lo hacemos?

Entiendo que ahora, ya que lo que interesa es mi personaje artístico, soy Rosario Puñales.

Encantada, Rosario.

-Ríe-. Igualmente.

Rosario, este año el Ayuntamiento ha hecho una apuesta muy fuerte por el mes del Orgullo en Sevilla y, entre las actuaciones previstas, los espectáculos drags han tenido mucha fuerza. ¿Cómo se siente al respecto?

Bueno, nosotras, el grupo de Las Niñas, no hemos participado en la programación del Ayuntamiento, pero sí tengo compañeras a las que el 'Orgullo de barrio' les ha beneficiado. Es muy bonito. La historia del travestismo en los barrios no es nueva, yo conozco a amigas mías de mi edad que me dicen: cuando era chica a las fiestas de mi barrio venían travestis a cantar por la Pantoja.

El problema fue lo que vino después: el borrado. Se hizo un borrado en la historia, por eso ahora nos parece chocante y nuevo, pero lo que debería haber parecido chocante es, en realidad, lo contrario: cómo se borró.

¿Por qué se borró?

Esa es la pregunta. ¿Por qué se borró? ¿A quién le beneficiaría? Yo no tengo la respuesta, pero sí que es cierto que siempre hemos estado ahí de forma más o menos visible, siendo más o menos artista, teniendo más o menos trabajo, porque no es más travesti la que más trabaja, sino que trabaja la que más suerte tiene.

¿Combináis vuestra vocación artística con otros trabajos más "mundanos"?

Claro, sí. Este trabajo no nos da para vivir. Es imposible vivir únicamente de esto. En realidad, es algo que decimos siempre, y es que en este sector se trabaja muchísimo. Hay que hacer mucho trabajo, yo termino siempre con el cerebro frito porque me lo tomo muy, muy en serio. Soy de las personas que prefieren tener poco con mucha calidad a tener mucho y mostrar lo mínimo.

¿Cómo trabajáis como drags?

Nosotras tenemos las fiestas de Las Niñas, que llevamos desde 2018 trabajando en el ambiente queer sevillano. Más que nada por crear algo que no existía. Estaba todo muy capitalizado, éramos imagen, tipo travestis de gogó, o eran las que tenían una trayectoria o un reconocimiento para poder contar con ellas. Entonces Las Niñas nació con la vocación de crear algo que no existía, y dependemos mucho de quién cuenta con nosotros, de las fechas de las salas...

¿Os sentís acogidas en Sevilla?

Muchísimo. Es increíble. Nos lo hemos trabajado también para que lo sea, porque Las Niñas nacieron en Sevilla, pero sí, Sevilla con Las Niñas es increíble.

Estamos tratando de darle más calidad a nuestras fiestas en Sevilla, porque ahora solo tenemos la del Día de Andalucía, que para nosotros es el día más importante, y la del Orgullo. También estamos en Madrid con lo que se puede, y ahora hemos dado el salto al teatro, porque queremos sacar el drag de lo prohibido y del morbo, así como llevarlo a un horario al que pueda acceder otro tipo de público de forma que ampliemos el rango de edad.

Lo que hacemos es artístico, no es nada morboso. Lo bonito que tiene la pieza que estamos haciendo ahora es que vienen desde niños de 12 años hasta señoras de 80, y todos salen encantados.

Hay muy pocas travestis en el teatro, aún somos la imagen, la mofa. Y nosotras estamos tratando de abrirnos camino ahí.

¿Sufrís violencia por vuestro trabajo?

Siempre. En algunos casos más y, en otros, menos, pero colectivamente siempre estamos expuestas a la violencia. Al comunicarnos con lo visual, por la calle estamos expuestas a todo eso. Sufrimos mucha violencia verbal y, por suerte, nosotras no hemos sufrido ninguna agresión física.

Creamos Las Niñas, en parte, precisamente por eso. Para evitar estar como imagen en una discoteca en la que entra todo el mundo como complemento de un ambiente que no es el nuestro.

Desde el primer momento quisimos poner un protocolo. Primero, que cada una vista y se exprese como le dé la gana. Tenemos un protocolo muy estricto dentro de las agresiones machistas, y para nosotras es primordial que las chicas se sientan cómodas dentro de nuestro ambiente. Para hacer esto, para conseguir respeto, lamentablemente hay gente que tiene que quedarse fuera.

¿Siente Orgullo?

Bueno, nos da un poco de miedo y estamos alerta del borrado de nuestros colores. Estamos alerta con que, por ejemplo, en Sevilla, se venda solo 'Orgullo de Sevilla', 'Orgullo de tu calle', 'Orgullo de tu barrio'.

Es que no es eso: es el Orgullo LGTBQ, es el mes de la diversidad sexual, que está desapareciendo poco a poco. Están desapareciendo poco a poco los colores de la bandera. Sin ir más lejos, este año el cartel solo tiene los colores de Curro -la entrañable mascota de la Expo92-. Este año, nuestros colores salen detrás del cartel, no delante.

Hay que estar alerta de que esto no suceda, porque ya ha pasado otras veces. En el 76 se colgó una pancarta de la Giralda que ponía 'Diversidad sexual'; había transexuales, mujeres y maricones en la calle manifestándose para abolir la Ley de vagos y maleantes... Vamos a recordar de dónde venimos y vamos a darle importancia a nuestros colores, a nuestra bandera.

Tenemos que evitar que nos borren de la historia otra vez; tenemos que saber qué estamos celebrando. Esto no es una fiesta, esto son nuestros derechos.