Cuando Guardianes de la Galaxia se estrenó en 2014, pocos habían escuchado hablar de esta serie de cómics. Sus protagonistas aparecieron a la sombra de los Vengadores casi como personajes de segunda, en una comedia de aventuras espaciales sin mayores ambiciones que sorprendió, precisamente, por su desparpajo y resultó ser la película más refrescante y original que había hecho Marvel Studios hasta el momento.

Si Peter Quill, Rocket, Nébula, Gamora, Drax y Groot os conquistaron cuando aparecieron de la nada en el UCM, ahora que se han ganado a pulso y por mérito propio vuestro corazón, advierto que será difícil decirle adiós a la saga. Se despiden por todo lo alto, en su mejor momento y con una última aventura tan épica que empezaréis a echarles de menos en cuanto salgan los títulos de crédito. 

James Gunn regresa temporalmente, tras su periplo con el despido y posterior fichaje por la competencia, para cerrar su trilogía demostrando el cariño que siente por esta pandilla de héroes intergalácticos de gran corazón. La historia del origen de Rocket es central en la película, y el relato de su tierna amistad con los igualmente inocentes Layla, Floor y Teefs es profundamente conmovedor.

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Todos los personajes tienen su espacio y momento para brillar, y a cada uno se le da un cierre emotivo, perfecto y lleno de esperanza para sus arcos. Esta es de lejos la mejor película de superhéroes que hemos visto en años, la mejor de la trilogía de Guardianes y la mejor de Marvel desde Endgame.

Entiendo que alguien pueda decir que el título de "mejor película desde el final de la Fase 3" no tiene mucho mérito. Os doy la razón, suena a titular grandilocuente y vacío. En los últimos años la fatiga con el género ha sido cada vez más acusada y todos hemos ido perdiendo la ilusión tarde o temprano, así que subiré la apuesta: el Volumen 3 es a Guardianes de la Galaxia el equivalente de Endgame a Vengadores.

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Esta película es un espectáculo visual, narrativo y emocional de principio a fin. Es divertida, entretenida y conmovedora. Los secundarios enamoran, los diálogos son ingeniosos y la aventura es alucinante. El diseño de producción de otros mundos intergalácticos es deslumbrante, y las escenas de acción son más violentas, realistas y trabajadas que a los que nos tiene acostumbrados la casa, incluido un impresionante plano secuencia con todo el grupo al completo. 

Las escenas musicales son inolvidables, pero lo son más aún las de la trama de Rocket y las relacionadas con los temas centrales de la saga: aceptación, la importancia de la empatía con todos los seres vivos y la fuerza del vínculo con la familia elegida. Sus historias son tan humanas y conmovedoras, que mientras estás en la sala olvidas que muchos personajes son generados por ordenador. O que uno de ellos solo dice tres palabras.  

Aquí no está en juego la exterminación del 50% de la vida en la galaxia y la historia funciona a una escala diferente (aunque igualmente potente -o más- a nivel emocional), pero os prometo que la experiencia comunitaria de las risas, los momentos de sorpresa y las lágrimas compartidas en la sala de cine viendo la última aventura de los Guardianes será tan imperecedera como la emoción que sentisteis viendo abrirse aquel portal en 2019. Deja el corazón calentito.

Al fin y al cabo, es buscando repetir esa sensación por lo que volvemos al cine una y otra vez. Yo sigo sonriendo cada vez que pienso en lo perfecta y preciosa que es esta despedida.