Hay directores para los que los adjetivos se quedan cortos. David Lynch es uno de ellos. Genial, inclasificable, provocador, iconoclasta… la lista podría ser interminable y todos cuadrarían con la personalidad y la filmografía de uno de los autores más importantes e influyentes del cine de Hollywood de las últimas décadas. Lynch ha demostrado su talento en obras diferentes y separadas entre sí, pero siempre llenas de su personalidad y sello inconfundible.

Una carrera que ha dejado momentos únicos e imborrables, de los que se quedan en la retina de cualquier cinéfilo. La oreja cortada de Terciopelo azul, el cuerpo de Laura Palmer en la bolsa de plástico… Lynch ha alimentado nuestras peores pesadillas y también nos ha emocionado desde el clasicismo. Ahora cumple 75 años, justo en medio de los rumores que dicen que Netflix producirá un nuevo proyecto del que poco (o nada) se sabe. Mientras tanto sigue al pie del cañón, y durante la pandemia ha regalado momentos hilarantes como su parte meteorológico diario. Aquí os dejamos cinco obras maestras que todo el mundo debe conocer.

'Twin Peaks' (1990)

Laura Palmer, centro de Twin Peaks.

En 1990 David Lynch revolucionó la televisión con su primera serie. Tenía el nombre de un pueblecito ficticio donde aparecía el cadáver de una joven cuyo nombre todos aprendieron de memoria: Laura Palmer. Sólo los títulos de crédito con la música de Angelo Badalamenti ponían los pelos de punta. Lynch consiguió una obra maestra del audiovisual con una mezcla de thriller con elementos surrealistas. Posesiones, espíritus, apariciones… Un cóctel molotov que influyó en todo lo que vino después y que dejó imágenes para el recuerdo. Aunque su segunda temporada cayó en cuanto a calidad, siempre tuvo más personalidad que casi todo lo que se ha estrenado después. Una joya que tuvo una tercera temporada en 2017 y una película que la crítica no defendió pero que se convirtió en título de culto, Fuego, camina conmigo.

'El hombre elefante' (1980)

El hombre elefante.

Con su debut ya se ganó las miradas de todo el mundo, pero con su segunda película, El hombre elefante dio un giro respecto a su debut y demostró que podía hacer lo que le diera la gana. Una película basada en hechos reales que cuenta la historia de John Merrick, un hombre cuya cabeza deformada le ha convertido en un personaje de circo del que todos se ríen y al que todos humillan. Tan dolorosa como bella. De un clasicismo que contrasta con otras propuestas del director y que confirmó ese adjetivo de inclasificable. La interpretación de John Hurt es conmovedora y la Academia de Hollywood puso sus ojos por primera vez en él con ocho candidaturas para el filme, incluidas la de Mejor director y Mejor guion -la única que ha logrado en esta categoría-.

'Terciopelo azul' (1984)

Terciopelo azul

Una de las películas más influyentes del cine reciente con uno de los comienzos más impactantes, intrigantes e importantes de la historia, esa oreja humana enterrada en unos arbustos que encuentra el protagonista, un Kyle MacLachlan que se convertiría en actor fetiche de Lynch. Un suspenso lleno de escenas imborrables, con un imaginario propio que perdura y que marcó un momento. Extraña, hipnótica, fascinante, surrealista… una joya que sigue volando la cabeza a cualquiera que la descubre más de 30 años después y por la que volvió a optar al Oscar a la Mejor dirección -un galardón que nunca ha conseguido y que la Academia rectificó dándole el premio honorífico.

'Una historia verdadera' (1999)

Una historia verdadera.

Una película que respira clasicismo y humanismo y que confirmó que Lynch puede dirigir propuestas radicalmente opuestas a lo que se espera de él -como ya había demostrado anteriormente-. Aquí cuenta la historia de un anciano que viaja 500 kilómetros montado en su cortadora de césped para viajar a su hermano, a punto de morir, y con el que no se habla desde hace años. Un filme emocionante y de una belleza conmovedora por el que deberían haberle llovido todos los premios que siempre le han negado.

'Mulholland Drive' (2001)

Mullholland drive

Su última obra maestra en cine fue este filme que bucea en obsesiones del director y que con su tono surrealista y onírico consigue crear uno de los retratos más despiadados de la industria del cine en Hollywood. Un filme donde nada es lo que parece, con dos historias que se superponen y completan que es una delicia visual. La escena del club Silencio pasaría a la galería de las mejores del director, y encima nos descubrió a una actriz sublime llamada Naomi Watts.

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