La juez del caso del vecino de Alcover, Tarragona, no detendrá la eutanasiaMarin Eugen Sabau, exvigilante de Securitas, que disparó a varios de sus compañeros. Posteriormente, el pistolero de 46 años, se atrincheró armado abriendo fuego contra los Mossos.

El que fue vigilante de seguridad permanece en el hospital a causa de los disparos en piernas y brazos durante su detención, que le causaron una lesión medular incompleta. Por este motivo, hace dos semanas el hospital de Terrassa autorizó que iniciara el proceso de muerte asistida.

El abogado del sindicato policial USPAC, José Antonio Bitos, que representa a los agentes heridos, pidió a la jueza que parase el procedimiento de eutanasia dado que de consumarse la eutanasia, las víctimas verían cómo se cierra la investigación contra el hombre que intentó matarlas sin la responsabilidad penal correspondiente.

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Sin embargo, la magistrada defiende que siempre debe prevalecer el derecho a la muerte digna. Además, asegura que la ley no regula "de manera específica la eutanasia aplicada a personas que se hallen en situación de prisión provisional o sujetas a un procedimiento judicial de cualquier tipo" sino que "sólo se prevén exclusiones en caso de menores o personas que no tengan capacidad de decidir". 

El caso del pistolero de Tarragona, por lo tanto, ha pasado a manos de Comisión de Garantía y Evaluación, un organismo de la Generalitat formado por médicos y juristas que será quien dará el último sí a la petición.

Esta cuenta atrás ha acelerado la declaración del acusado, a quien la jueza ha citado a declarar el próximo lunes por la mañana.

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Atrincherado

Cabe recordar que Sabau abrió fuego el pasado 14 de diciembre en el interior de Securitas, una empresa de seguridad para la que había trabajado, hiriendo a tres de sus excompañeros.

Tras el tiroteo, el pistolero se dio a la fuga con su vehículo desde el que disparó a uno de los agentes de los Mossos. Además, otro de ellos resultó lesionado mientras lo perseguía. Sabau se atrincheró en una finca semiabandonada de las afueras de Riudoms con un chaleco antibalas, un escudo casero y un arma. Finalmente, tras intentar sin éxito su rendición, especialistas de los Grupos de Intervención Especial (GEI) de los Mossos abrieron fuego y lo abatieron.

“Voy a salir en las noticias con Securitas”, había proclamado Eugen en un correo que remitió a la empresa de seguridad donde trabajaba. “No me queda otra, haré la justicia con mis manos. Las lecciones que se aprenden con sangre no se olvidan pronto. Securitas se acordará de mí unos cuantos años”, anunció. “Voy a vacunar a los jefes de Securitas con tres dosis de Glock-Pfizer de 9 milímetros. No quiero matarles, les dejaré jodidos (...) No estoy loco, lo he planeado a la perfección”, dejó escrito.

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