El arresto de este martes no es, ni de lejos, el primer contacto de Domenico Paviglianiti con la policía. El mafioso, jefe de jefes de la Ndrangheta, ya fue detenido en 1996, también en España. Esa detención dio paso a una extradición a su Italia natal, donde pasaría 23 años en la cárcel, de los 168 a los que fue condenado por ocho asesinatos. Sin embargo, la policía italiana sospecha que puede ser el inductor de unas 130 muertes.

Paviglianiti, de 60 años, fue arrestado por varios agentes de la Policía Nacional en el madrileño barrio de Cuatro Caminos. La justicia italiana le reclama para cumplir condena por el asesinato de Valente Felice Domenico, un recluso que fue acribillado a tiros en Bolonia en 1989 cuando regresaba a la cárcel después de un permiso. Paradójicamente, la misma justicia italiana le dejó en libertad en 2019, fruto de un embrollo judicial que se remonta a su primera detención, también en Madrid, 25 años atrás.

En esa misma operación cayeron otros 16 miembros de su organización, dedicada al narcotráfico y al tráfico de armas. En 1999, el mafioso fue extraditado a Italia, donde debía cumplir 30 años de prisión por otro crimen. Ahí se produjo el error que pondría antes de tiempo al jefe de la mafia calabresa en la cárcel.

La defensa de Paviglianiti —las abogadas Mirna Raschi y Marina Silvia Mori— pidió al Tribunal Constitucional que se suspendiera la extradición que aprobó la Audiencia Nacional. Alegó que fue condenado en Italia sin estar presente en el juicio, lo que vulneraba su derecho de defensa. Por esto solicitó la anulación de su entrega a Italia o que se condicionara la extradición a la repetición del juicio en su país. El Tribunal Constitucional dictó sentencia el 30 de marzo del 2000: se habían vulnerado los derechos del mafioso. La Audiencia Nacional argumentaba que Paviglianiti renunció a la presencia del juicio en Italia, pero el Constitucional rebatió que dicha renuncia debía ser “expresa y formulada en términos inequívocos”, especialmente, si las imputaciones comportaban penas muy graves.

Tras esto, la justicia italiana llegó a investigar la posibilidad de que Paviglianiti hubiera sobornado a magistrados del Constitucional para conseguir este fallo. La investigación quedó en nada. Pero, meses antes, la mafia calabresa sí que intentó ‘comprar’ a Armando Spataro, ex fiscal antimafia y miembro del Consejo Superior de la Magistratura, para que no se produjera la extradición. El magistrado denunció los hechos y no cayó en el jugoso soborno de 70 millones de pesetas (algo más de 420.000 euros) que le ofrecía la mafia.

Rosa de los Vientos

Paviglianiti ha sido ahora detenido en un operativo bautizado como Operación Rosa de los Vientos, que fue iniciado por la Unidad Central de Drogas y contra el Crimen Organizado (Udyco) el pasado enero. Fue la Fiscalía de Bolonia quien pidió esta investigación al comprobar que el mafioso había huido a España tras ser puesto en libertad por otro error judicial. Le faltaban por cumplir 11 años y ocho meses de prisión por el asesinato de Valente Felice, el citado preso tiroteado cuando volvía de un permiso.

Las autoridades italianas sospecharon desde el principio que el paradero de Paviglianiti era España. Era lo más lógico, ya que el mafioso se movió por nuestro país en los 80 y los 90 y podía conservar contactos de confianza. Estas sospechas se confirmaron cuando constataron que su familia había viajado a España y le había enviado dinero.

La Policía Nacional y los Carabinieri iniciaron su investigación en Barcelona, pero no hubo resultados. Se dirigieron entonces a Madrid, donde finalmente fue detenido el mafioso. Se ocultaba en un piso de la calle Don Quijote, en Cuatro Caminos, junto a una mujer de origen latinoamericano y el hijo de esta. Llevaba una vida tranquila, sin ostentaciones de ningún tipo. Parecía un vecino más. Los agentes le detuvieron cuando salía de su casa y él no opuso ninguna resistencia. Es el modus operandi de los mafiosos: no hacer nada que pueda inculparles o usarse en su contra en el momento de ser detenidos.

Domenico Paviglianiti, durante los años 90.

En el momento de su detención, llevaba consigo documentación portuguesa falsa, 6.000 euros en efectivo y un teléfono móvil. En el registro de su vivienda se hallaron otros cinco móviles que ahora los investigadores están destripando para conocer sus posibles actividades ilícitas en España. El juez de la Audiencia Nacional Alejandro Abascal ha ordenado su ingreso en prisión a la espera, de nuevo, de su extradición.

Guerra de la Ndrangheta

El clan Paviglianiti fue uno de los actores clave en la guerra de mafias ocurrida en la región de Calabria (la provincia más cercana a Sicilia) en los años 80. En la llamada “segunda guerra de la Ndrangheta”, que enfrentó al clan De Stefano contra Los Condellos, Paviglianiti apoyó al primero de ellos, que se hizo con el poder tras una cruenta guerra callejera que dejó cerca de un millar de muertos.

Actualmente, Paviglianiti es uno de los tres hombres más buscados de Italia, como el “elemento principal” de la mafia calabresa. Su clan todavía conserva mucho poder en Calabria, donde opera en los municipios de San Lorenzo, Condofuri, Bagaladi y Reggio Calabria, la capital. Asimismo, tiene sucursales al norte de Italia, especialmente en Lombardía, y zonas de Sudamérica para actividades de narcotráfico.

Según las autoridades italianas, Domenico Paviglianiti puede estar detrás de cerca de 130 asesinatos, pero solo se ha podido probar su participación en ocho. Uno de ellos es por lo que ahora debe volver a Italia para cumplir otros 11 años y ocho meses. Unidos a los 23 que ya ha pasado, el mafioso pasará más de media vida en una celda.

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