Murcia

Johannes, Mohammad y Sayed respiran aliviados tras llevar en la diana de la Justicia desde enero de 2020, a raíz de la denuncia que interpuesieron tres hermanas norteamericanas acusándoles de violarlas en Nochevieja en Murcia. La Audiencia Provincial ha emitido un auto -contra el que no cabe recurso- donde "se decreta el sobreseimiento provisional de la causa" y "se alzan" todas las medidas cautelares adoptadas contra el trío de jóvenes afganos.

La resolución judicial apuntala las dudas que siempre existieron sobre la veracidad de la agresión sexual, que las hermanas denunciaron ante la Policía Nacional y que se produjo supuestamente tras conocer a los tres afganos durante la celebración de Nochevieja en el Badulake Erasmus Bar de Murcia.

El caso fue polémico desde el principio porque la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) llegó a barajar la posibilidad de que las estadounidenses, antes de volar de Ohio a España, pudiesen haber contratado un seguro de viaje que incluía una cláusula de agresión sexual.

Una prueba de los interrogantes que despertaba la denuncia es el hecho de que la Fiscalía, junto al abogado defensor de los investigados, Melecio Castaño, ya solicitó en octubre de 2020 el sobreseimiento del caso. En aquella ocasión, la petición se desestimó para practicar más diligencias, pero ahora, una vez analizadas, la Sección Tercera de la Audiencia sostiene que "subsisten serias dudas no despejadas".

Las presuntas agresiones sexuales comenzaron dentro del Badulake Erasmus Bar. Las hermanas relataron que en ese local, los veinteañeros afganos "las arrinconaron", "las forzaron a besarse", tocaron sus pechos, sus genitales... La secuencia prosiguió en dos escenarios distintos: otro de los asuntos que generaba dudas en la denuncia, ya que las americanas tras lo sucedido en el pub se fueron voluntariamente con unos desconocidos. 

De un lado, Julia se fue con Sayed al piso que tenía alquilado en el Barrio de Santa Eulalia, con motivo de su estancia en Murcia tras ser becada para aprender castellano. Por su parte, Claire y Olivia, que habían viajado desde Ohio a pasar la Navidad con su hermana, se marcharon a un domicilio de la calle Cortés con Mohammad y Johannes.

Edificio del Barrio de Santa Eulalia donde se produjo una de las supuestas agresiones sexuales. Badía

El magistrado Álvaro Castaño, en su auto al que ha accedido EL ESPAÑOL, analiza cada una de las situaciones que se dieron aquella Nochevieja. En primer lugar, aborda el episodio entre Olivia y Johannes del que existen vídeos: "Es llamativo que a la salida del pub Badulake de Murcia se ve a ambos besándose cuando, según ella, había sido forzada sexualmente poco antes (...)". Y prosigue con lo ocurrido en el inmueble de la calle Cortés, donde los afganos tenían de compañero de piso a un tal Youssuf:

"Tampoco tiene sentido que luego se marchase voluntariamente con él y con otros al domicilio de Sayed. E igualmente que, una vez allí, ella pasase a solas con Johannes a una habitación, y que ni Youssuf ni Claire escuchasen los gritos que Olivia dice haber proferido cuando Johannes la penetra. No se comprende que, en este contexto, no saliese de la habitación ni pidiese socorro a Youssuf y sobre todo, a su hermana".

Le mordió los genitales

La otra agresión supuestamente perpetrada en ese inmuble ocurrió entre Claire y Mohammed. La norteamericana relató que en el salón de la casa, "Mohammed le quitó la ropa a la fuerza, que ella advirtió que no quería tener relaciones sexuales y, pese a ello, este le mordió en sus genitales mientras estaba inmovilizada (...)". Sin embargo, el juez aprecia "contradicciones" en el testimonio de la chica y sostiene que tales lesiones "son igualmente compatibles con una relación sexual consentida".

Tampoco da credibilidad a que los afganos abusaran de las hermanas dentro del Badulake, lleno de clientes que festejaban la Nochevieja: "No encaja que nada más conocer a los investigados, estos pudieran arrinconarlas a las tres en lugares diferentes y besarlas contra su voluntad; que no pidiera auxilio en las situaciones descritas (...).

El otro escenario de las supuestas violaciones fue el piso que alquiló Julia en Santa Eulalia tras ser becada para aprender español. Esta estudiante de la Universidad de West Virginia en Estados Unidos acudió allí con el afgano Sayed. "La realidad es que no consta ningún acto inconsentido y que la relación terminó precisamente cuando ella lo decide. Según su relato, los primeros besos fueron voluntarios, y ya en la casa, ella accedió no porque él la presionase de algún modo, sino porque tenía miedo a que él no le ayudase a encontrar a sus hermanas, y que la relación continuó hasta que se levantó y dijo que ya era suficiente".

Durante la instrucción, Melecio Castaño, el letrado defensor de Sayed, de 21 años, Mohammad, de 25, y Johannes, de 20, aportó como prueba de la inocencia de sus clientes un vídeo que fue filmado por las cámaras de seguridad de la estación de autobuses de San Andrés en Murcia, el 1 de enero, a las 6.30 horas. La grabación después de las violaciones recogía esta escena: las hermanas Julia y Olivia entrando por la terminal, acompañadas de dos de sus presuntos agresores, Johannes y Sayed, los cuales se ocupan de llevar las maletas de las estadounidenses.

Las hermanas estadounidenses "violadas" se despidieron con besos y abrazos de sus presuntos agresores

Todos estos elementos gráficos de prueba, junto a otros, como una llamada al Teléfono de Emergencias que realizaron las americanas el Día de Año Nuevo para denunciar un hurto, en vez de una violación, llevan al magistrado a plasmar dos párrafos lapidarios en el auto de sobreseimiento provisional de la causa.

El primero. "En ambos casos, describen el primer encuentro como una agresión sexual prácticamente sin conocerse y, pese a ello, contraviniendo elementales reglas del actuar humano, salen todos juntos del pub, y Julia se besa con Sayed, se marcha hacia su piso en la plaza de la Candelaria, y sus dos hermanas al piso de los otros dos investigados, donde continúan manteniendo relaciones sexuales. Y si los relatos son inverosímiles cuando narran los primeros episodios, en el pub, no hay razón para darles credibilidad en los siguientes, mucho más graves, máxime cuando la lógica y la información objetiva que aportan las grabaciones de las cámaras y vídeos no solo no los avalan, sino que incluso los contradicen".

El segundo. "La ausencia de móviles espurios en las denunciantes, que conocieron esa Nochevieja a los denunciados, no alcanza entidad suficiente para otorgar credibilidad a aquellas, especialmente porque no permite superar a nivel indiciario la cantidad y calidad de los contraindicios concurrentes (...). No caben imputaciones con sustento en medias verdades sin causa razonable que lo justifique".

El prestigioso abogado murciano, Melecio Castaño. Cedida

Melecio Castaño: satisfecho

Melecio Castaño, el prestigioso penalista que ha defendido a los tres afganos, se ha mostrado satisfecho por el auto que finiquita la instrucción de un caso que a juicio del letrado se sustentaba en una "denuncia falsa" de las hermanas. "Inicialmente, hubo una decisión judicial discutible y luego un empecinamiento del instruccior por mantener viva una causa donde existían una serie de pruebas demoledoras frente al escaso bagaje acusatorio contra mis clientes".

El penalista murciano lamenta que se ha estado "tensando la cuerda" contra sus patrocinados: "La causa se ha llevado a unos límites que han provocado unos perjuicios gravísimos a mis defendidos, cuando en realidad existían unos vídeos probatorios y las manifestaciones de las denunciantes no se sostenían, eran un insulto a la inteligencia. Se ha hecho Justicia, aunque demasiado tarde".

A las norteamericanas solo les queda una alternativa para reactivar el caso: acudir al Tribunal de Estrasburgo.

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