Rocío Roldán (45) cuenta que teme abrir cada día el buzón de su domicilio. Esta práctica que para la mayoría es algo cotidiano, desde 2015 se ha convertido para esta andaluza en un auténtico suplicio. Todo se debe al impuesto de sucesiones que ella y su marido, Francisco García (48) no pudieron pagar en su momento tras la muerte de su cuñado hace seis años. 

Desde entonces, las cartas y los embargos notificados no han dejado de llegar a su casa, semana tras semana. La herencia no solo les ha dejado prácticamente en la ruina, pues ahora se encuentran vendiendo su propia casa para pagar los más de 50.000 euros que deben a Hacienda; sino que también ha destruido por completo a la familia. 

Los primeros problemas llegaron cuando Rocío y Francisco se enteraron en la lectura del testamento de que el segundo de ellos era el heredero universal de todo el patrimonio de su hermano y no sus tres hijos. El fallecido le legó sus bienes con la mejor voluntad, pero acabó siendo una trampa con ribetes de pesadilla. "Él siempre le dijo que buscase el testamento porque a los hijos no quería dejarles nada. Aunque sí les dejó la parte de la legítima", explica esta afectada, en una entrevista con EL ESPAÑOL. 

Esa noticia ya creó un cisma familiar entre ambas partes, pero solo era el principio. Al no dejar especificado en el testamento cómo hacer las particiones, Francisco y Rocío, como herederos principales, tuvieron que pedir un préstamo de 10.000 euros al banco para contratar a un contador repartidor que diviese la herencia en los porcentajes exactos que había dejado por escrito el fallecido. 

5 años de embargos

El Rocío (Huelva).

Tras la partición, los vástagos se quedaron con una casa en El Rocío (Huelva), y Francisco se quedó con dos solares y un chalé en la playa. La sorpresa llegó después. La Junta de Hacienda valoró su parte de la herencia en casi 350.000 euros. Un valor "desorbitado y que nada tenía que ver con el real", denuncia este matrimonio. Y bajo el cual, Hacienda les reclamaba más de 50.000 euros en concepto de impuesto de sucesiones. 

"No pudimos pagarlo en un principio y cuando logramos reunir algo de dinero solo pudimos cubrir los intereses que se habían generado por la deuda, 9.000 euros", relata Rocío. Así que el siguiente paso que dio Hacienda fue embargar todos los bienes que tenía la familia. El testador, además, no les había dejado liquidez, solo bienes inmuebles. No tenían de donde sacar el dinero. 

"Desde finales de 2015, tenemos embargado todo lo que heredemos, nuestra casa y nuestras nóminas, nos quitan 300 euros cada mes y aún así debemos 43.500 euros más la deuda que se va generando. Todo lo que nos han requisado está valorado en 400.000 euros. En 2018, me llegó una carta con la fecha para la subasta de mi casa, pero al final los abogados pudieron pararlo todo. Ahora estamos en proceso de venderla para poder pagar el impuesto", relata esta andaluza. 

Renuncia 

El calvario que ha vivido en esos últimos años Rocío le ha llevado incluso a renunciar directamente a la herencia de su padre, fallecido en 2017, "por miedo" a seguir recibiendo cartas de Hacienda.

"El pobre no tenía dinero, solo una casa de protección oficial, pero renuncié y dos hermanas mías también porque sabían todo lo que me estaba pasando a mí. Mi familia nos ha estado ayudando, nos ha traído comida y animando... Ha sido muy duro, no le deseo esto a nadie. Ahora solo esperamos poder vender la casa, aunque no es la mejor época, y olvidarnos de estar tortura", concluye este matrimonio. 

En Andalucía, el impuesto de sucesiones está bonificado al 99% desde 2019 pero solo para descendientes directos que hereden menos de un millón de euros. En el caso de esta familia, se trataba de un hermano, el grupo II en este tributo, y para la que no hay exención de ningún tipo. 

350.000 euros 

Similar es la historia que podría vivir Silvia Cardá (40), oriunda de Castellón, tras la muerte de su marido. Esta valenciana tiene dos opciones, ambas igual de aciagas. La primera, pagar 350.000 euros que no tiene y, por tanto, vivir embargada y endeudada con Hacienda de por vida. Y la segunda, renunciar a la herencia y quedarse en la calle. 

En la Comunidad Valenciana, los cónyuges del fallecido pueden bonificarse el 50% del impuesto de sucesiones, según se detalla en las figuras tributarias valencianas. Es decir, que Silvia Cardá, en teoría, solo tiene que pagar la mitad de lo debería pagar. 350.000 euros, recuerden. Leyendo esta cifra, más de uno pensará, siendo lógico, que si tiene que abonar esa cifra, la cantidad heredada será ampliamente superior. La respuesta es sí y no.

Silvia Cardá debe pagar 350.000 por la herencia de su marido.

El legado que le ha dejado su marido está compuesto por un piso de una habitación en Castellón y de un solar en Oropesa, una ciudad cercana, que lleva en venta durante más de 10 años por unos 200.000 euros. Y es en esta última propiedad donde radican todos los problemas de esta afectada. La Comunidad Valenciana ha valorado este terreno en 953.000 euros, es decir, su precio real multiplicado por cinco. Una tasación que incrementa notablemente la masa hereditaria y que ha desencadenado ese pago tan alto del impuesto. ¿Ha recibido Silvia una herencia millonaria? Para la comunidad autónoma, sí, pero la realidad es que, de aceptarla, tendría un piso pequeño en el que ha vivido con su marido siempre y un solar que nadie quiere comprar desde hace años.

Tras quedar viuda, Silvia está sumida en una depresión. Y por si fuera poco perder a quien ha compartido contigo su vida, no se encuentra en una situación económica boyante. Esto a Hacienda, obviamente, le trae sin cuidado. El tiempo para renunciar o aceptar la herencia y pagar se agota para esta valenciana, que todavía no sabe qué hacer y pide ayuda. Por el momento, es la plataforma Stop Sucesiones es la única que la está apoyando y guiando en este proceso.

"He pedido otra prórroga para decidirme. Me da mucho miedo lo que pueda ocurrirme si la acepto. Las dos opciones me llevan a perderlo todo. Sin tener antecedentes, habiendo pagado siempre todo, se te cierran todas las puertas. Intentas ahorrar y hacer un patrimonio trabajando a destajo y ahora te dicen que eres rico. Yo siempre he tirado del carro, pero para mí ahora es muy complicado. Hasta que no pase una desgracia por todo lo que te hace este impuesto, nada va a cambiar. Siento mucha indefensión", criticaba esta afectada, en una entrevista reciente con este periódico. 

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