Pepe Barahona Fernando Ruso

—¿Está Jesús ya cansado de Spiriman?

—Qué va, Spiriman es para mí la polla.

La vida de Jesús Candel, la persona indisociable al polémico personaje de Spiriman, cambió el pasado 4 de agosto. Dos días antes, cuando apuraba sus vacaciones de verano en Galicia, soñó que algo malo le pasaba. Era un sueño angustioso, y recurrente desde hace poco tiempo, al que acompañaba un dolor físico en el pecho. Nada de importancia, que como médico achacaba a una caída reciente mientras montaba en bicicleta.

De vuelta a Granada, y al Hospital Clínico San Cecilio donde ejerce como médico de Urgencias, Jesús aprovechó para hacerse una placa de tórax. Pero ni él ni el radiólogo vieron nada extraño en su pecho. Para quedarse más tranquilo, se hizo una TAC. Entonces, sin saber bien cómo, Jesús se vio rodeado por varios de sus compañeros: neumólogos y un largo etcétera de especialistas a los que se le cambiaba la cara al ver los resultados.

“Tienes un TAC catastrófico”, le dijo el neumólogo. La prueba evidenciaba un cáncer de pulmón con metástasis ósea en varias vértebras y en la cadera, en el hígado y un derrame pericárdico. “Estaba comido por todos lados por culpa de un adenocarcinoma mucinoso, un tipo de cáncer muy agresivo”, recuerda Candel, que habla por primera vez para un medio de comunicación. “Yo solo sabía llorar y agarrarme de la mano de uno de mis compañeros que estaba conmigo en la máquina de TAC”, confiesa. “Me dieron tres meses de vida, pero aquí estoy cuatro meses después”, apostilla.

El médico granadino Jesús Candel, más conocido como Spiriman, ante un vinilo con una imagen de las manifestaciones multitudinarias que organizó contra la gestión de la sanidad pública andaluza. Fernando Ruso

Puede que alguien esté leyendo estas líneas sin saber bien quién es Spiriman y por qué interesa su estado de salud. El mejor resumen que se puede hacer de él es que es la mosca cojonera de los políticos desde hace cuatro años, cuando lideró manifestaciones masivas en defensa de la sanidad pública en Granada, que acabó por extenderse por toda Andalucía y con la que consiguió varias dimisiones de jerarcas de la Consejería de Sanidad. Ha cargado con dureza contra Susana Díaz, que fue la villana en este cómic de superhéroes.

“Hasta aquí hemos llegado”

Ahora Jesús Candel, y su alter ego Spiriman, vive sus horas más bajas, con un cáncer de pulmón, varios procesos judiciales abiertos y un tsunami de críticas en las redes sociales por un polémico tuit que provocó que Twitter le suspendiese su cuenta. “Hasta aquí hemos llegado”, dijo semanas atrás. Pero hoy recibe a EL ESPAÑOL en Granada.

—¿En qué se ha traducido ese Hasta aquí hemos llegado?

—Prácticamente en nada. Sigo menos activo en redes. Me he tomado un descanso porque en las redes sociales hay mucho cobarde y mucho mierda. Hace poco me han censurado por dar mi opinión sobre cómo afrontar el cáncer. Se ha manipulado por un montón de medios de comunicación para tratar de desacreditarme. Lancé un tuit y en cinco minutos ya estaba en todos los medios a nivel nacional. Creo que para muchos soy un problema y me están esperando.

El pasado 11 de octubre, Spiriman escribió: “El que se quiere curar de cáncer se cura y el que no, se muere. La actitud es la aliada de la evidencia científica de tratamientos muy duros. Repito: el que quiere consigue lo que quiere. Es mi forma de pensar. El que no quiere no lo consigue”. El tuit desató una ola de respuestas y críticas. Ese mismo día Twitter le cerró la cuenta.

—¿Torpeza o crees realmente que los que mueren de cáncer son porque no se quieren curar?

—La actitud y la suerte son fundamentales para la curación. Una persona que se quiere curar, se cura; y una persona que no quiere curarse, no se cura. Si tú no quieres vivir, no vives. Sé que toco los cojones cuando digo las cosas de esta manera, pero como médico llevo viendo lo que dije durante toda la vida: El que no se quiere curar, se muere. La actitud y la suerte son fundamentales para potenciar el efecto de la quimio, de la inmunoterapia, de las terapias dirigidas… ¿Se puede entender de otra manera? Sí. ¿Fue una torpeza? No, lo sigo pensando.

El doctor Candel conduciendo por las calles de Granada. Fernando Ruso

—¿Y qué responderías a los familiares de aquellos enfermos de cáncer que murieron, pese a haber tenido ganas de curarse, y que se sintieron mal al leer tu tuit?

—Yo hablo como médico y como paciente, y no de un cáncer cualquiera. El mío es muy agresivo. La ciencia me dijo que tenía tres meses de vida, hoy debía estar enterrado y no haciendo esta entrevista. La actitud es vital. Que mi opinión haga daño a otros me importa tres cojones. Y no he visto a ningún paciente oncológico criticar mis palabras. Ninguno se ha cagado en mis muertos por decir lo que he dicho. Piensan lo mismo que yo. Lo que piensen los de fuera, los que no lo estén viviendo, me da igual. Entiendo que no sean capaces de aceptarlo.

—¿Te sorprendió que Twitter se volviese contra ti?

—No, porque saco ahora un libro muy molesto para el sistema. Llevo meses recibiendo denuncias para que me bloqueen la cuenta.

—¿Y cómo te sentiste cuando te bloquearon la cuenta?

—Feliz.

—¿Feliz?

—Sí, feliz de salir del mundo de los tuiterianos. Es la red social más hipócrita, más apesebrada y que produce más enfrentamiento ideológico. Es un nido de odio.

—Pero has vuelto a crearte otra cuenta.

—Sí, para dar por culo. Sigo siendo un activista. Y voy a seguir opinando. No me agobia que me amenacen, que me deseen la muerte, que me llamen a mi teléfono por las noches…

—¿Recibes muchos mensajes de odio?

—Me dicen que me muera, que se mueran mis hijos, que soy la peor escoria que ha parido la tierra, el demonio…

Jesús Candel apretando sus puños durante la entrevista Fernando Ruso

—¿Has recibido algún mensaje de alguien a quien considerases enemigo y que te haya sorprendido favorablemente?

—Ninguno. No han tenido la decencia de desearme una pronta recuperación.

—¿Y esperabas algún mensaje?

—Sí, qué menos. Me han ofrecido puestos políticos todos los partidos, pero ninguno ha tenido la deferencia de escribirme. Me ha sorprendido.

—¿Tienes la certeza de que haya quien te desee la muerte?

—Con la pila de cosas que he dicho yo, segurísimo.

—¿Hay gente que se haya podido alegrar de que tengas cáncer?

—Por supuestísimo. Hay buenas y malas personas.

—¿Quién?

—Tú quieres que te dé un nombre, pero no te lo pienso dar.

—El primero que se te venga a la cabeza…

—No me busques. Pero quienes me desean la muerte no tienen cojones de decirlo públicamente ni a la cara, porque son unos mierdas. No tienen huevos. He insultado a una presidenta de la Junta, a un fiscal… Y lo seguiré haciendo. Son gente cobarde, malas personas que hacen barbaridades y que las seguirán haciendo. Pero no me dirán nunca nada a la cara, ni públicamente.

Spiriman saludando a un miembro de la directiva de la asociación 'Justicia por la Sanidad'.

Los antihéroes Abascal, Sánchez...

Spiriman está mucho más delgado, con diez kilos menos fruto de las sesiones de quimioterapia, pero su ánimo sigue inquebrantable. Solo durante la sesión de fotos o para beber agua se quita la mascarilla. Es lo primero que le pregunta su mujer, médica intensivista, en la única llamada que recibe durante la entrevista. En su estado, contagiarse el coronavirus puede ser peligroso.

El tempo de la entrevista tampoco es como el de costumbre. Hay menos nervio en sus intervenciones, que solo a ratos alcanzan el vigor de meses atrás. Cuando acaba sus más acaloradas respuestas, reposa y avisa del cansancio. Hace pocos días que recibió su última quimioterapia y sabe que todavía no está a pleno rendimiento. Pese a todo, Candel no rehúye a la polémica.

—Este superhéroe ha luchado contra muchos villanos…

—No diría villanos, diría hijos de puta.

—… cayó Susana Díaz, el archienemigo Martín Blanco, muchos gerentes de hospitales de toda Andalucía. ¿En qué capítulo estamos? ¿Quién es el antihéroe ahora?

—Esta claro, lo vemos en la televisión cada día: Santiago Abascal, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Inés Arrimadas… Todos aquellos que legitiman un sistema que va contra nuestros derechos. Vamos a la deriva, y el covid ha sacado toda la mierda. Ellos son los mayores villanos que ha parido esta tierra. No hay en España un político que valga la pena, son todos unos mentirosos. Sostenidos por muchos apesebrados.

—¿Han estado los políticos a la altura de los médicos durante la pandemia?

—Ni los médicos han estado a la altura de lo que la gente necesitaba. Yo he atacado a políticos y a un montón de compañeros, sobre todo epidemiólogos y preventivistas, que no se mojaban.

—Pero la sociedad se ha volcado con sus sanitarios.

—¿¡Pero cómo se van a volcar con médicos que están atendiendo por teléfono!? Esa gente me parece mísera y cobarde. Apesebramiento puro y duro como colectivo. Podrían haberlo hecho mejor si hubiesen impuesto sus criterios, pero desgraciadamente la gente tiene miedo a rebatirle a los políticos.

—¿Y qué sentías cuando a las ocho de la tarde los españoles aplaudían desde los balcones?

—Sentía vergüenza. Ya advertí que esos aplausos se acabarían convirtiendo en lamentos. Los partidos decidieron que era el momento de aplaudir y la gente, como una borrega, aplaudía al mandato de sus líderes políticos. El apesebramiento. Y pensaba que estábamos avocados a irnos a la puta ruina. En otros países se aplaudía menos y se actuaba más.

Durante la pandemia, la Asociación Justicia por la Sanidad que el propio Candel preside ha enviado equipos de protección por valor de un millón de euros a 112 hospitales, 572 residencias y 113 centros de salud gracias a las donaciones de particulares, empresas y otras tantas organizaciones.

Un manifiesto para “cambiar las cosas”

Jesús Candel, 'Spiriman' mostrando su torso tras varias sesiones de quimioterapia. Fernando Ruso

Uno de sus últimos apoyos es el futbolista Andrés Iniesta, al que premia su colaboración “en un momento tan oportuno y tan difícil” citándolo en los agradecimientos de su primer libro Lucha por lo justo (Editorial Planeta, 2020). Sus 159 páginas, y tres capítulos que acaban con una llamada a la acción, pretenden ser un manifiesto para derribar el actual sistema. “Ha llegado la hora de cambiar las cosas. Y el cambio se logra luchando y perdiendo el miedo”, dice Candel en la contraportada de su libro.

Lucha por lo justo. ¿Qué es lo justo?

—Lo que deberían hacer todos los españoles para que este país fuese la polla.

—¿Y qué deben hacer?

—Luchar por lo justo. Dejarse de opinar, y actuar. Yo he actuado, he sacado a la gente a la calle, ¿por qué no hacen otros lo mismo? Llevo tiempo queriendo que la sociedad tome conciencia y asuma su responsabilidad. Yo he antepuesto la lucha a mi beneficio personal, siendo una persona que vive bien, acomodada, con un buen sueldo, con estabilidad… y me he mojado por el interés de todos. Yo me he creado mi personaje para actuar.

—Jesús, ¿qué te ha dado Spiriman?

—Me ha servido para derribar ese muro de introversión. Tenemos miedo al qué dirán. Spiriman ha sido la herramienta para que me importe una mierda lo que opinen de mí.

—¿Y qué te ha quitado?

—Tiempo para mi familia. Y lo estoy recuperando ahora gracias a la enfermedad. Gracias al cáncer estoy recuperando el tiempo que no he podido dedicarle a mi familia en los últimos cuatro años.

—¿Y la salud también te la ha quitado?

—Mi mujer dice que no. Ella me conoce mejor que nadie y dice que he sido así siempre. Es posible que tenga cáncer por un alto nivel de estrés. Segurísimo. Pero no por luchar contra la clase política, ha sido por ver la actitud de quienes creía amigos y me han traicionado.

—¿La deslealtad duele más que una sesión de quimio?

—Totalmente. Te deja tocado.

—¿Qué queda de ese Spiriman de hace cuatro años?

—Pues ahora no podría levantar esa piedra porque he perdido diez kilos, pero volveré. Por eso tengo tantas ganas de vivir, porque quiero decir lo que pienso.

—¿Qué te dice tu familia? ¿Te han pedido que frenes?

—Ellos han visto cómo, aunque las instituciones de este país me han crucificado, la gente de la calle se vuelca conmigo.

—¿Te gusta la deriva que ha tomado tu vida?

—Sí, cuando no estoy con la quimio. Doy gracias.

—¿Te arrepientes de algo?

—De nada. Me pesa no haberle dedicado más tiempo a mi familia. Y desde el 4 de agosto estoy disfrutando de ellos de forma bestial.

SPIRIMAN - Fernando Ruso - 008

¿Héroe o villano?

Jesús, a sus 44 años, casado y con cuatro hijos, es optimista. La noticia de su enfermedad llegó a muchos compañeros médicos de varias partes del mundo. Una llamada de un oncólogo granadino que trabaja en Estados Unidos lo puso tras la pista de una prueba médica indicada para su caso, la biopsia líquida. Candel fue hasta el servicio de oncología del Hospital Universitario 12 de octubre de Madrid. Allí le dijeron que su cáncer podía tener el origen en una mutación genética, probablemente debido al estrés, que se desencadenó tres meses antes de su diagnóstico. Este hallazgo le podría permitir iniciar una terapia dirigida, que según explica el propio Spiriman, va contra la mutación para atacar al cáncer. En las últimas semanas, sus tumores se han reducido considerablemente. El 33% en el caso del pulmón y la metástasis ósea ha desaparecido casi en su totalidad.

—¿Piensas en la muerte?

—Sí, siempre. Es algo que se debe normalizar. Todos tenemos que ser conscientes de que vamos a morir. En mi caso, por mi trabajo, sé que está ahí y que hay que aceptarla. Puede llegar en cualquier momento. Aunque haya quien no quiera aceptarla y hablar de ella.

—¿Y cómo crees que te recordarían? ¿Héroe o villano?

—A mí me importa tres cojones cómo me recuerden. Lo que me importa es el recuerdo que tenga mi familia de mí.

Las primeras fases del tratamiento coincidieron con el fallecimiento del actor que interpreta al superhéroe Black Panther, Chadwick Boseman, enfermo de cáncer de colon. Al conocer la noticia, uno de sus hijos de Jesús se acercó a su padre y le preguntó que si él también correría la misma suerte. Jesús le respondió: “Sí, tengo lo mismo, pero no me voy a morir. Porque Spiriman es un héroe real”.

—Se te ve seguro.

—Totalmente. Me moriré de otra cosa, de cáncer del pulmón no.

Candel en las instalaciones de la Fundación Spiribol Fernando Ruso