En 1939 tres hermanos salen de Albacete para intentar ganarse la vida en Madrid. Detrás dejan una ciudad de provincias, con poco más de 64.000 habitantes, totalmente devastada –fue bombardeada hasta 10 veces- por la Guerra Civil. Son tres de los ocho hermanos López-Belmonte. Los tres tienen carrera, son abogado, un farmaceútico y un ingeniero, algo poco habitual en la época, y un espejo en el que mirarse: su padre. “Mi bisabuelo ya era un emprendedor: introdujo Ford en España, y un montón de cosas más, pero le fue fatal”, recuerda hoy Javier López-Belmonte, vicepresidente y director financiero de Rovi, la farmacéutica española elegida por Moderna –la firma estadounidense que investiga en fase avanzada una vacuna contra el Covid-19 para fabricar en Madrid en cuanto esté disponible.

Si todo va bien, podría ser a partir del año que viene. La noticia, conocida hace apenas 10 días ha disparado a la compañía más de un 7% en la Bolsa, donde cotiza desde 2007. Rovi, entre las 10 primeras fabricantes de componentes farmacéuticos de España, está valorada en 1.700 millones de euros. De hecho, Juan López-Bermejo, segunda generación y actual presidente de la firma, aparece en la lista de los más ricos de España. A sus 73 años se calcula que es la 18º fortuna de Madrid y la 58 de España según El MUNDO. Y Forbes le sitúa también entre los más ricos de España. 

En la nota en la que se comunicaba el acuerdo entre Moderna y Rovi, Juan López-Belmonte Encina, hermano de Javier y consejero delegado de la compañía española daba las gracias al Ministerio de Sanidad y a la Agencia Española del Medicamento por “su cercanía y apoyo durante todo este proceso”.

Y es que la selección de Rovi ha supuesto competir, de alguna forma, con otras farmacéuticas españolas también estaban en las quinielas, como Reig Jofre y Normon, también con capacidad para llenar y sellar viales a nivel industrial. Ha sido unas negociaciones discretas en las que ha participado el propio ministro Salvador Illa, con el objetivo de que España no se quedara fuera de la producción.

En conversación con EL ESPAÑOL, Javier López-Bermejo, reconoce la alegría de la compañía por poder “aportar en un momento tan duro” y recuerda que es algo “muy positivo para España”.  Por supuesto también para la firma familiar, con más de 80 años de historia y en la que ya ha desembarcado la tercera generación. Como los tres hermanos que salieron de Albacete, hoy son tres también los hermanos quien junto a su padre, lideran el barco. Además de Javier y Juan, Iván López-Belmonte es directivo de la firma. Ocupa una de las vicepresidencias y se encarga de Marketing y negocio internacional. 

Laboratorios ROVI.

Rovi tendrá que fabricar cientos de millones de dosis cuando se dé luz verde a la vacuna que Moderna tiene en estado avanzado para abastecer Europa e incluso EEUU si fuera necesario. La firma asegura que está preparada y que para ello, se va a doblar la producción. Incluye aumento de personal e inversión en maquinaria. A día de hoy Rovi cuenta con seis plantas de producción en España de las que ya salen millones de dosis, por ejemplo, de la vacuna contra la gripe.

Su planta de Madrid y la de San Sebastián de los Reyes están dedicadas a la fabricación de inyectables: alcanzan una capacidad de 270 millones de jeringas al año. En Alcalá de Henares fabrican formas orales: es decir, las pastillas, comprimidos, cápsulas duras y sobre. De nuevo, con cifras con muchos ceros: 3.000 millones de comprimidos, 300 millones de cápsulas duras y 30 millones de sobres.

El almacenamiento de Rovi

En un mundo en el que las empresas juegan a mantener poco stock para agilizar cuentas y movimientos –es una de las razones por las que era difícil comprar mascarillas al principio de la pandemia- Rovi es ejemplo de lo contrario. Cuentan con una amplia capacidad de almacenamiento, hasta 9.000 palés, lo que les ha permitido doblar sus cifras de beneficio en el primer trimestre de este 2020: tenían suficiente despensa para abastecer mercados durante la pandemia.

De hecho, han estado muy activos durante el estado de alarma. A sólo dos días de decretarse el confinamiento anunciaron que iban a donar un millón de mascarillas quirúrgicas al Ministerio de Sanidad, así como 1.000 trajes de protección especial, los llamados EPIs. “Con esta aportación, el laboratorio quiere cooperar con la labor imprescindible de los profesionales de la salud que están trabajando sin descanso”, señalaban en nota de prensa el 26 de marzo pasado. Se apoyaron en sus proveedores habituales para agilizar las compras.

Fábrica de laboratorios Rovi.

Plantas en Madrid, gran capacidad de almacenaje y una amplia red internacional de proveedores son tres de las características de la farmacéutica que tiene en Granada uno de sus principales cuarteles generales. Allí instalaron la planta en la que fabrican la heparina de bajo peso molecular, la estrella de la casa, que viene tocada además con un toque cuasi romántico. Porque decir heparina en Rovi no es sólo hablar del producto que supone cerca del 50% de las ventas de la farmacéutica, también hay que hablar de la abuela de los López-Belmonte.

La heparina en España

La mujer sufría de tromboflebitis, un problema de coagulación de la sangre, contra el que precisamente luchan las heparinas. Hablamos de la mujer de Juan López-Belmonte, de los tres hermanos que salieron de Albacete, el que acabaría siendo el líder de lo que hoy es Rovi. Juan, que viaja por el mundo, ha visto que en España no hay tratamiento, pero sí lo hay fuera. Y así decide traer la heparina a España. Estamos en los años 50Setenta años después, este anticoagulante universal ha situado a los López-Belmonte en lo más alto de la investigación farmacéutica. Pero comenzar a comprar heparina no fue fácil al principio. Hay que volver a la España de los años 40 para entender cómo fue la aventura de los López-Belmonte.

El fundaor de Rovi, en la mesa, el segundo por la izquierda.

Nuestros tres hermanos ya instalados en Madrid quieren traer a España productos químicos para vender a farmacéuticas. Pero no es tan fácil como salir a comprar. La debilidad de la peseta no lo permite, y la banca española no tiene fuerza en el extranjero. Hay que tener divisas, dólares, para ofrecer solvencia fuera. Así que necesitan un plan.

Y los López-Belmonte lo primero que van a hacer es eso: desarrollar un plan para conseguir divisas. “En este país no había de nada, pero había cosas de España que se vendían fuera”, recuerda hoy Javier López-Belmonte, tercera generación de la familia. Su abuelo y sus hermanos lo que hicieron fue “empezar muchos negocios a la vez”, señala. Vendían fuera desde naranjas hasta vino de las Bodegas Real Tesoro de Jerez, mantillas, ajos a EEUU, a Inglaterra, a Alemania, productos typical spanish de ida, para traer desarrollo de vuelta.

Pioneros en importar penicilina

Y con las divisas de vender fuera el producto español fundan Pan Química. Es el germen del imperio de hoy. ¿Primer paso? Traer productos químicos del extranjero para venderlos aquí. Así se convertirían en los primeros importadores de penicilina en España. El éxito fue tal que la gente hacía cola en la vivienda familiar en Madrid para comprarla. En 1945 nace ROVI. ¿El nombre? Proviene de Robert y Vidal, dos de los fundadores junto a Juan López-Belmonte con el que se asociaron también sus hermanos. En 1952 llegaron a un acuerdo con el gigante farmacéutico estadounidense Pzifer. Y de nuevo, marcarían otro hito: trajeron a España la terramicina, otro antibiótico de amplio espectro. Tanto que Pzifer decide independizarse y se lleva una parte del negocio y de los empleados.

Pero ROVI continúa. Seguimos entre los años 50 y los años 60. Los hermanos ya son expertos en el negocio químico farmacéutico y con ayuda de los empleados que se quedaron a su lado vuelven a ser pioneros. Aquí entra en juego la heparina de la abuela. Con su importación a España los López-Belmonte vuelven a consolidarse en el mercado. Y así, en 1966 Juan López Belmonte compra todo ROVI, incluyendo la parte de sus hermanos y se incorpora la segunda generación. La maquinaria empieza a despegar. Y lo hace con fuerza.

Rovi conquista el mundo

Fue durante la segunda generación y de la mano de la heparina, el coagulante indispensable en hospitales y tratamientos, que Rovi empieza a conquistar el mundo. En 1981 comienzan las investigaciones. En los 90, la farmacéutica abre en Portugal. Primera filial. Hoy está además en Alemania, Reino Unido, Italia, Francia y Polonia. Y su heparina de referencia, llamada Bemiparina, se comercializa en 56 países, incluyendo EEUU y Japón.

Pero, además, la investigación con la heparina le ha abierto otras puertas. Aunque no todos los avances han sido en línea recta. Así lo explica Javier López-Belmonte. “Con la heparina hemos investigado mucho, hemos trabajado mucho, hemos invertido mucho y también hemos fracasado muchas veces”. Según sus datos oficiales, en 2019, Rovi invirtió más de 29 millones de euros en I+D. La idea que se ha buscado durante años es transforma la inyección en una pastilla: la heparina oral. Lograr un sistema de dosificación más cómodo que el pinchazo en la barriga. No se ha logrado, de momento. Pero las investigaciones no han sido en vano. “De todo se aprende y con el gran conocimiento que ahora tenemos sobre inyectables hemos podido desarrollar otro sistema”, explica el directivo.

Juan López-Belmonte Encina, CEO de Rovi, durante una intervención.

El sistema es el contrario: poder pasar de tratamientos de pastilla a inyectables. Por ejemplo, transformar la dosis

diaria en una inyección cada seis meses. ¿Beneficios? Muchos. No sólo para el paciente, que no tiene que estar pendiente. También para el médico y para la familia que tiene la tranquilidad de que el paciente está perfectamente medicado. En este sentido trabajan en varias líneas y tienen una muy avanzada en el tratamiento contra la esquizofrenia.

“Al paciente mental muchas veces le cuesta medicarse, se ganaría mucho por ejemplo con una inyección al mes”. En Rovi le llaman el sistema DORIA y actualmente están en fase de registro: es como la última revisión por las autoridades sanitarias antes de dar luz verde a su aprobación.

La venta de los supositorios

En el camino focalizado en la heparina, Rovi se desprendió de uno de sus buques insignias hasta entonces. Otro de sus productos masivos: los supositorios de glicerina. Los hay para adultos, para niños e incluso para lactantes. Para luchar contra “el estreñimiento ocasional”, sigue recordando la web propia de este producto que no necesita receta desde 1982. Hoy mantienen el nombre, y hasta la misma caja que hace 40 años. Pero desde 1994 ya no pertenecen a los López-Belmonte. Ese año, Juan López-Belmonte los vendió a Pzifer. Asegura que nunca se ha arrepentido.

Aunque los López-Belmonte no son directivos que gusten de aparecer mucho en público, en los últimos años juegan un papel importante en el mundo asociativo. De hecho, Juan López-Belmonte, cuarto de los siete hijos del fundador, y actual presidente de la firma, llegaría a ser presidente de la Cámara de Comercio de Madrid de 2016 a 2018.

Licenciado en Ciencias Económicas por la Complutense, según Forbes, es también Actuario de Seguros. Su hijo, Juan López-Belmonte, actual consejero delegado de la compañía, por su parte, se perfila como nuevo presidente de Farmaindustria, la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica de España que agrupa a la mayoría de laboratorios.

450 patentes, 40 productos

Rovi suma en su cartera más de 450 patentes, comercializa más de 40 productos y tiene más de 1.300 empleados. Aún con estas cifras, desde la compañía recuerdan que para desarrollar la vacuna del Covid-19 habrá que ampliar plantilla. Desde Moderna, la firma estadounidense con la investigación de una vacuna más avanzada mostraban su total confianza en la española.

“La experiencia de Rovi como fabricante global de productos farmacéuticos y su especialización en el llenado y acabado supondrá para nosotros una colaboración importante de cara a establecer cadenas de suministro que puedan satisfacer las necesidades de diferentes países y regiones”. Esta misma semana, en la radio, Javier López-Belmonte no quería aventurarse a dar cifras de fabricación, pero ilusionado con formar “parte de la solución”, señalaba que están preparados.

En 2019, Rovi obtuvo una cifra de negocio de 382 millones de euros, un 26% más que el año anterior. ¿Beneficio? Tras impuestos, más de 39 millones de euros, más del doble que en 2018. Este 2020 todo ha cambiado pero las perspectivas económicas son más que positivas: sus cifras del primer trimestre también son muy buenas, algunos de sus productos se utilizan precisamente para intentar frenar el virus. Mejores resultados y ,además, con la noticia del acuerdo con Moderna, su cotización en bolsa ha subido.

España contra el Covid-19

España, de la mano de Rovi está en el tablero de la lucha contra el Covid-19, la pandemia del siglo XXI. La del siglo XX, la mal llamada gripe española, debió pillar a los tres hermanos fundadores muy niños. Hoy su legado se topa con un problema mundial. “España y el mundo han cambiado mucho”, recordaba el nieto López-Belmonte en un foro de empresarios hace unos meses. E incidía en que su abuelo no había sido sólo emprendedor y visionario con la química farmacéutica. También con las vacas.

Laboratorios Rovi.

“Fue un emprendedor innovador, fue el primer criador de ganado charolés –originarias de Francia”, desgrana. Tenía una finca en Extremadura y le apasionaba el campo. Entonces el abuelo traía cosas del mundo a España. De hecho, según la Asociación Española de Ganado charolés, en los años 50, España era deficitaria en carne de vacuno. “Hoy España tiene recursos y tecnología para enviar al resto del mundo”, señala orgulloso el nieto. “Es lo que está haciendo Rovi ahora”.

Por cierto, que la familia mantiene la finca. Se llama La Parra del Soberal, está al norte de la provincia de Cáceres y vive del agua de pantano del Borbollón. En la web, la finca de define como “un auténtico oasis”. Venden carne de vacuno y hasta allí los López-Belmonte han llevado su apuesta por la I+D, Investigación más Desarrollo al mundo del vacuno. De hecho, han desarrollado un sistema para dar de comer al ganado, una especie de remolque que deshace las pacas y los bolos de paja. El proyecto se presentó en una de las ferias de maquinaria más importantes del mundo, Agritechnica de Hannover, el año pasado.

Rovi, de generación en generación

Mantener la herencia y hacerla crecer. Bien podría ser el lema de los López-Belmonte. El actual director financiero, Javier, tercera generación, siempre supo que se iba a dedicar al negocio familiar. “No, la verdad es que nunca se me pasó por la cabeza dedicarme a otra cosa”, bromea. Como sus hermanos. Como lo supieron antes otros miembros de la familia. Porque Rovi es una empresa familiar. Recuerda que de pequeño iba a algunos viajes con su padre, y compartía manteles con sus socios nacionales e internacionales.

Eso sí, su padre le animó, en cualquier caso, a trabajar fuera y así lo hizo. Recaló en Argentaria en Londres y también en una farmacéutica británica antes de incorporarse plenamente a Rovi. Una empresa familiar que, sin embargo, decidió salir a Bolsa en 2007. El año no era precisamente el mejor, en pleno crack de la anterior crisis. De hecho, el día del debut cerró en números rojos. Nada que ver con las subidas de estos días. 13 años después, López-Belmonte recalca que la salida a Bolsa, en 2007, les ha dado sobre todo transparencia, algo que se valora mucho a la hora de trabajar con otras firmas del sector.

El ejecutivo asegura que a la hora de tomar decisiones en la casa, como buen conocedor de los tiempos de la ciencia, en los que la paciencia es una herramienta indispensable, no piensa a corto plazo. “En Rovi, a la hora de tomar decisiones, siempre miramos cómo va a afectar en 10 años”. Y apunta a que también hay que tener en mente siempre a la plantilla. Son 1.300 empleados.

En los tiempos de su abuelo, en aquellos primeros tiempos éste los conocía a casi todos. “Era de los que les decía que tenían que terminarse las lentejas”. Durante una conferencia sobre Rovi, a Javier López-Belmonte le preguntaron por él: ¿qué crees que pensaría tu abuelo de la actual Rovi? “Yo creo que alucinaría. Estaría encantado, vendemos en 120 países. Para él Rovi era otro hijo más y seguro que estaría encantado y satisfecho de ver hasta donde ha llegado”. Hasta la mismísima primera línea de la lucha contra una enfermedad que ha puesto el mundo patas arriba.

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