El que iba a ser el día más feliz de su vida, se convirtió en una pesadilla para una novia. Durante la boda, el vestido que llevaba esta mujer, tras haberlo seleccionado desde hacía tiempo y acudir religiosamente a los modistas para realizar los ajustes, se rompió. Esto ocasionó que esta novia pasase la ceremonia "entre sollozos en privado" por este desagradable situación. El agravio fue denunciado y la justicia ha decretado que la empresa que confeccionó ese vestido tiene que indemnizar a esta mujer con 2.790 euros -el valor del vestido y 600 euros adicionales-.

Según la sentencia, la mujer compró un vestido de la colección Metrópolis, diseñado por Jesús Peiró y valorado en 2.190 euros, con el fin de sentirse radiante el día de su matrimonio. Sabía que sería el blanco de todas las miradas y quería que todo estuviese perfecto. Por ello, concertó durante varios meses citas con los modistas a las que acudió sin ninguna falta.

En una de ellas, según ha publicado El Periódico de Extremadura, los modistas acordaron con la mujer que el vestido llevaría una banda central a la que se cosería unas copas que harían las veces de sujetador. Pese a ello, la idea se descartó en el siguiente encuentro, ya que esta pieza quedaba deforme. Por ello, decidieron ajustar la zona del pecho por los laterales.

Y parecía que se había solucionado el problema. No obstante, en el última cita con la modista, la novia y sus acompañante observaron que había hilos sueltos en la confección de la problemática banda central. Un desperfecto que la modista dijo se solucionaría.

Un descosido en la boda

Pero llegado el gran día, el vestido no resistió la mala elaboración. Cuando la novia entraba en el iglesia, el traje empezó a descoserse por el lado derecho, a la altura de la banda central, según apunta el diario extremeño. Así empezó. Pero terminó resquebrajándose hasta la sisa, ocasionando que se le viese el brazo derecho y la barriga. Después del evento, la novia decidió denunciar.

A través de su abogado, Antonio Jiménez, presentó una demanda  extrajudicial que no fue respondida. Según la empresa de confección de vestidos advirtieron a la novia "que debía tener cuidado con hacer movimientos bruscos porque, al quererlo tan ajustado y ser tan fino y delicado el tejido -era de tul-, podía correr el riesgo de que se descosiera". Y argumentó que se descosió por levantar el brazo derecho con "movimiento bruscos".

Sentencia firme

Una vez en los juzgados, la tienda denunciada argumentó que no quería ajustarle tanto el vestido por el miedo a que se rompiese y que le advirtió de que se podría romper si hacia movimientos bruscos. A lo que la justicia ha argumentado en su sentencia que no es "descabellado que la novia quiera lucir el vestido entallado, debiendo ser la profesional la que seleccionara las medidas para que pudiera lucirlo de forma correcta", ya que es "lógico es presumir que baile y realice estiramientos con el brazo".

De ahí que haya sentenciado que la tienda debe indemnizar a la novia con el valor del vestido, es decir, 2.190 euros más otros 600 euros por los "daños" causados. La novia, sin embargo, debe devolver el vestido a la tienda.

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