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El municipio de Brión (A Coruña): a la cabeza en el número de monumentos en mal estado

El municipio gallego próximo a Santiago cuenta con seis edificios en la Lista Roja del Patrimonio, lo que lo convierte en la región con más lugares patrimoniales en riesgo de desaparición de toda la provincia de A Coruña
Pazo de Trasouteiro, en Brión.
Pazo de Trasouteiro, en Brión.

Brión es uno de los municipios más cercanos a Santiago, y también uno de los que cuenta con mayor patrimonio cultural. Se trata de un lugar que combina a la perfección la tradición y la modernidad, formado por calles adoquinadas y casas de piedra y rodeado de exuberantes paisajes verdes.  

El municipio cuenta con preciosos monumentos como la Iglesia de San Vicente, el pazo de Cadaval o el pazo de Vistalegre, entre otros. Y es que según la web de Patrimonio Galego, Brión tiene 119 lugares registrados.  

Si bien es verdad que el municipio posee numerosos lugares monumentales, lo cierto  es que muchos de ellos se encuentran en mal estado. De hecho, según la Lista Roja del patrimonio, de 61 monumentos gallegos en riesgo de desaparición, 19 están en  Santiago y 6 en Brión.  

La Lista Roja es una iniciativa impulsada por organizaciones y expertos en conservación del patrimonio cultural y natural. Su objetivo es identificar y concienciar sobre el peligro que enfrentan diferentes lugares declarados patrimonio. Ayuda a movilizar a la  comunidad internacional en la preservación de estos. 

Brión es la región que más monumentos en mal estado tiene de toda la provincia de A Coruña. Un título con el que no están nada contentos sus vecinos, que esperan soluciones ante esta problemática. Estos son los seis monumentos que forman parte  de la lista:  

Pazo de Trasouteiro  

Situado a poca distancia de las Torres de Altamira, está datado en la época bajomedieval. En su momento fue conocido como el palacio de los Condes de  Altamira, que disfrutaban a diario de unas vistas envidiables del Valle de Amaía.  

Las partes más antiguas son del siglo XIV, aunque los historiadores señalan que el edificio sufrió varias reformas que cambiaron su aspecto original en el siglo XVII. Está formado por dos alturas y un sótano de planta rectangular, aunque el mal estado en el  que se encuentra apenas deja ver estos detalles.  

En el siglo XIX, el pazo fue vendido a la familia Barbeira, quienes conservan la  propiedad hoy día. Actualmente el edificio no tiene uso y su estado es preocupante. La caída del tejado, sin reparación alguna, en 2017 ha acentuada todavía más el riesgo  de desaparición del monumento.  

La web del Patrimonio Galego cataloga el estado de conservación como “malo” y en “peligro de ruina”. Algo fácil de intuir, ya que el exterior, antes plagado de árboles frutales, se encuentra ahora cubierto de maleza.  

Pazo de Trasouteiro.

Fuente del Pazo de Trasouteiro 

Escondida entre arbustos, la fuente del pazo es otro de los monumentos que ocupan la  Lista Roja. Los expertos enmarcan la construcción en el estilo renancentista, aunque de ella quedan en la actualidad tan sólo restos. La parte superior de la fuente fue robada hace años, quedando sólo la parte baja de la misma.

Según la web del Patrimonio esto se debe a las “considerables dimensiones” de esta parte de la construcción que, igual que el edificio, está sumergida en maleza. 

Fuente del Pazo de Trasouteiro.

Mina de agua del Pazo de Trasouteiro  

Aunque está catalogado como “fuente”, es realmente un pozo de piedra y techo abovedado. Se encuentra a escasos 200 metros del pazo y servía para proveer de agua la casa, pero también la fuente y el jardín.  

Rodeado de eucaliptos, la construcción está en peligro de derrumbe debido a la presión que ejercen los árboles sobre el techo, que de por sí está semienterrado en el  suelo. Si la situación del pazo es preocupante, la del pozo lo es todavía más. Tanto que su estado aparece definido como “muy malo”. 

Pazo do Casal 

Otro pazo que peligra es el pazo do Casal, algo mejor conservado que el anterior, pero también en mal estado. Se estima que la vivienda fue edificada en el siglo XVI, aunque  ha sufrido innumerables reformas que han cambiado por completo su apariencia original.

Pazo do Casal.
 

Sus propietarios intentaron restaurarlo hace más de 40 años, pero la obra se quedó a  medias. Por ello, existe un curioso contraste entre zonas viejas y nuevas, sobre todo en el interior del edificio. 

Interior Pazo do Casal.

Hace poco más de un año el Pazo perdió una de sus piezas más destacadas, una estatua de piedra de la Virgen por culpa de un robo. En la actualidad la construcción sigue sin uso, en mal estado de conservación y sin indicio alguno de que la situación vaya a cambiar. 

Palomar de la rectoral de San Fins  

Plantas trepadoras y cubos de basura es lo que se ve ahora en la fachada del palomar donde algún día hubo aves. Algo que llama la atención teniendo en cuenta que el resto de edificios pertenecientes a la iglesia de San Fins están en perfecto estado. Patrimonio Galego lo añade también a la lista de monumentos en estado “muy malo”, algo que no sorprende demasiado teniendo en cuenta que ver el tejado de la  construcción resulta imposible.

Palomar de la rectoral de San Fins.

Capilla de San Clemente  

Próximo al palomar está localizada la capilla de San Clemente, enterrada entre la maleza desde hace décadas. De planta rectangular, un enorme arco da entrada al interior de la ermita. Tanto la fuente como el cruceiro que complementan la construcción están en pésimo estado.  La fuente sólo conserva la parte inferior y está rodeada por una reja de hierro oxidada y el cruceiro ha perdido la cruz. Patrimonio advierte de que se trata de un edificio en “muy mal estado” y que corre peligro de derrumbarse por culpa de los árboles que crecen en las paredes.

Capilla de San Clemente.

¿Por qué no se reparan estos monumentos?

La pregunta que se hace todo el mundo es obvia, pero la respuesta no es tan sencilla. Desde el ayuntamiento explican que los seis monumentos son de propiedad privada, lo que les imposibilita actuar. Tanto el palomar como la capilla dependen de la iglesia, y  los pazos son de particulares. “Con los bienes que son públicos se está trabajando, sobre todo en labores de limpieza. En algo así sólo puede actuar la Xunta, nosotros somos un Concello de 7.000 habitantes, no tenemos capacidad para hacer algo así”, comentan.

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