La Cumbre de la OTAN ha servido para delimitar el nuevo orden internacional del siglo XXI. A un lado, el bloque de las democracias y al otro, el bloque de las autocracias, encarnado por Rusia, China y los países emergentes no alineados con Occidente.

El Gobierno de Pedro Sánchez se ha anotado varios éxitos en esta cumbre: el relanzamiento de la relación de amistad entre España y EE. UU., muy dañada desde el desplante de José Luis Rodríguez Zapatero a la bandera americana en 2003 o la ampliación de la cooperación en materia de Defensa acordada por Sánchez y Joe Biden. ¿Considera que la imagen de España ha mejorado tras la Cumbre de la OTAN? 

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Sánchez ha conseguido marcar al menos parcialmente la agenda de la Cumbre, reconduciendo la atención de la Alianza hacia la inestabilidad que amenaza dicha frontera sur. La iniciativa española ha sido determinante para que los aliados hayan acordado introducir en el nuevo Concepto Estratégico los asuntos concernientes al Norte de África y el Sahel. ¿Ha cambiado la imagen de España tras esta Cumbre? ¿Mejorarán las relaciones diplomáticas con los países miembros?