¿Qué coche me compro en 2021? Esta podría ser la pregunta que se hacen cientos de consumidores que quieren cambiar de vehículo, pero que ante la incertidumbre sobre el cambio de motorización y la incertidumbre económica no saben por cuál decidirse.

Y la respuesta desde el Clúster de Automoción de la Comunidad Valenciana es sencilla: el coche que necesites en este momento. Es cierto que la electrificación avanza, por un lado; que, por otra parte, se desincentiva la adquisición de vehículos de combustión y que, sobre las economías domésticas sobrevuela la incertidumbre económica. Sin embargo, a la hora de comprar un coche es importante analizar para qué lo vamos a utilizar.

La respuesta que han dado los consumidores en lo que llevamos de año llama la atención. Según la consultora IHS, se ha incrementado el volumen de vehículos de renting, incluido entre particulares, y por cada vehículo nuevo vendido, se han vendido 2,3 coches usados, diésel y de más de 15 años.

Los errores sobre la contaminación del diésel

Este dato es especialmente llamativo y peligroso. Según un informe de la empresa de movilidad y renting Arval, un coche de gasolina del año 2020 emite de media 143 gramos de CO2 por kilómetro. Un coche eléctrico (recargado con el mix eléctrico actual que ofrece a día de hoy la Unión Europea) emite entre un 47 y un 58% menos que uno de gasolina. Y, en contra de lo que se opina, un vehículo diésel actual emite menos CO2 que un gasolina, ambos modelos nuevos del año 2020.

Sin embargo, si los consumidores optan por vehículos usados de hace más de 15 años, estos niveles se disparan y encontramos el efecto contrario que busca la Unión Europea en su proceso de descarbonización.

Así lo confirmó un estudio de la OCU en 2019 que comprobó en la M30 de Madrid cómo el 50% de la contaminación la provocaba los vehículos diésel matriculados antes de 2000 y de gasolina previos a 2006. Precisamente los que los consumidores están comprando en la actualidad, fruto del desconcierto.

Vehículo eléctrico

Los vehículos eléctricos, la gran apuesta de las autoridades europeas, tienen dos importantes inconvenientes: el precio, todavía dirigido a rentas altas, y las escasas posibilidades de repostaje fuera de núcleos urbanos o de instalaciones empresariales.

Puede ser una opción para la ciudad, pero siempre que se pueda pagar el vehículo y se disponga de puntos de recarga accesibles.

El precio medio de un vehículo eléctrico nuevo vendido en 2020 es de 41.571 euros, según un estudio de la consultora MSI para Unoauto. Este precio se irá reduciendo hasta que, en 2027, pueda alcanzar la paridad con un vehículo de gasolina, según un estudio de BloombergNEF para la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente. Esto se producirá gracias, entre otros factores, al abaratamiento de las baterías.

En cuanto a las estaciones de recarga, solo las nuevas zonas de repostaje están obligadas, a partir de este mismo año 2021 a instalar, junto a los surtidores, infraestructuras de recarga eléctrica de 50KW. Es decir, todavía son escasas y no aseguran un repostaje sencillo y, sobre todo, rápido.

Por otro lado, los vehículos híbridos disparan su consumo en vías de alta velocidad. Son óptimos para la circulación en ciudad, pero poco rentables en carretera.

En cuanto a los vehículos diésel, son los que más inconvenientes y trabas van a encontrar en los próximos años. Por ejemplo, el gobierno de Baleares avanzó que para 2025 prohibiría la circulación de estos coches en las islas y países como Holanda han anunciado que prohibirá todos los vehículos que no sean 0 emisiones.

¿Qué nos queda?

Queda la gasolina. Es importante destacar que la tecnología de combustión ha evolucionado hasta el punto de que las emisiones de CO2 en un coche de gasolina actual son mucho más bajas que las de un coche de hace 10 años, gracias a los sistemas de catalización. Sin embargo, el rendimiento de un motor gasolina es inferior a uno de diésel.

Entre los años 2025 y 2035 hay un periodo de tiempo de transición donde se busca que el 60% de las ventas sea de coches eléctricos y donde los esfuerzos se redoblarán para reducir o eliminar los coches diésel. En este periodo, según explica Bloomberg News, en 2030, hasta 24 ciudades europeas prohibirán los vehículos diésel. Y hay varios gobiernos europeos que quieren que en 2040 se prohíban los diésel en toda la Unión.

Y será finalmente en 2050 cuando los vehículos de combustión de uso particular y furgonetas no se podrán vender.

Y es en esta fecha la que nos permite, desde la perspectiva de los proveedores, animar a los consumidores a que adquieran el vehículo que actualmente más les convenga, ya que, en 30 años que quedan para la descarbonización total, cada consumidor podrá cambiar entre 2 y 3 veces de vehículo y adaptarse al entorno cambiante: electrificación, incremento de la autonomía de las baterías, puntos de recarga bien posicionados, y abaratamiento del coche eléctrico.

Y, además, desde el propio Clúster de Automoción de la Comunidad Valenciana apostamos porque esa compra se haga de alguno de los modelos que se fabrican en España.

Apostar por vehículos fabricados en nuestro territorio favorece la creación de empleo y la recuperación de nuestra economía.

*** Mónica Alegre es presidenta del Clúster de Automoción de la Comunidad Valenciana.