Bartleby, el escribiente es un clásico de la literatura y un enigma aún no descifrado a día de hoy, siglo y medio tras su publicación en 1853. Narra la historia de Bartleby, un escribiente que un día decide dejar de trabajar contestando a su jefe y sus compañeros con la frase “preferiría no hacerlo” ante cada nueva tarea asignada. Pese a su inacción sigue ocupando su puesto en la oficina sin dejarlo siquiera para ir a dormir a casa.

Su jefe intenta convencerle de que se vaya sin éxito y termina por trasladar las oficinas para sacárselo de encima, pero los nuevos inquilinos heredan al ocupa que se niega literalmente a hacer nada. Finalmente Bartleby es detenido y encerrado en la cárcel. Su antiguo jefe decide ir a visitarlo e incluso soborna a un guardia para asegurarse de que Burtleby sea alimentado correctamente, pero el antiguo escribiente prefiere no hacerlo y acaba por morir de inanición.

Como decía, la intencionalidad del autor, Herman Mellvile, sigue siendo un enigma más de siglo y medio después. La actitud del personaje despierta una gran cantidad de interpretaciones que van desde la depresión, la alienación, la indiferencia, la independencia, la rebeldía, la subversión, la negación, la desesperanza, la vagancia o el nihilismo.

La inacción del Govern de Torra despierta las mismas incógnitas. La ley de servicios sociales le obliga a actualizar la cartera de servicios sociales, pero el Govern prefiere no hacerlo. La ley de derechos del colectivo LGTBI le obliga a presentar un decreto con el régimen sancionador, pero el Govern prefiere no hacerlo. La ratificación de España del Convenio de la ONU sobre las personas con discapacidad le obliga a adaptar las leyes catalanas a esta convención, pero el Govern de la Generalitat prefiere no hacerlo.

El actual Govern no sólo está en contra del Estado Español; está fundamentalmente en contra del Estado Social

Aumentar la financiación para atender a las personas mayores con la dignidad que merecen comportaría que dejásemos de ser la Comunidad Autónoma con las peores listas de espera en dependencia, pero el Govern prefiere no hacerlo. Somos campeones en pobreza infantil y se debería aumentar la inversión en infancia para igualarla, como mínimo, a la media española, pero el Govern prefiere no hacerlo. Cinco años después de su aprobación aún estamos esperando que presenten el reglamento que despliegue la ley de Accesibilidad, pero el Govern prefiere no hacerlo. En la moción de censura el president Torra pudo intervenir para defender la gestión de su gobierno, pero prefirió no hacerlo.

Hay debate sobre los motivos de esta inacción de terribles consecuencias. Personalmente creo que gestionan mal porque a los partidos independentistas les interesa generar la frustración necesaria para que la sociedad les pueda comprar el discurso de que para solucionar las cosas hay que salir de España y así campar a sus anchas en el cortijo totalitario que pretenden crear. El actual Govern no sólo está en contra del Estado Español; está fundamentalmente en contra del Estado Social porque de no ser así desplegarían todas las leyes autonómicas que tienen cogiendo polvo en un cajón.

Priorizar en políticas sociales no es hablar todo el día de lo que se va a hacer; sino hacerlo. La inacción de Torra en relación a las políticas sociales comporta que los indicadores sociales no solo no mejoren sino que estén empeorando cada año que pasa: la pobreza severa ha aumentado un punto y medio respecto al año anterior.

Algunos observamos alarmados la inacción del Govern intentando por todos los medios poner remedio a la absoluta desprotección social en la que nos tienen sumidos, intentando evitar desesperadamente que nuestros servicios sociales, al igual que Bartleby, mueran de inanición.

*** Noemí de la Calle es diputada en el Parlamento de Cataluña y portavoz de Igualdad, Trabajo y Asuntos de Ciudadanos.