Parece que fue ayer y hoy lunes se cumplen ya seis meses, o 26 semanas, o 183 días desde que se decretara el estado de alarma por la pandemia del coronavirus. Ocurre que seis meses es tiempo más que suficiente para hacer un balance completo de los aciertos y desaciertos de un tsunami social y sanitario, de una catástrofe para la que hay que subrayar que no estábamos preparados.

Antes de cifrar los errores, es conveniente ponderar el trabajo de sanitarios y de todos aquellos trabajadores que en los momentos más duros de la epidemia se dejaron la vida -en muchos casos, literalmente- para combatir la enfermedad.

Y el agradecimiento no puede quedarse en el mero aplauso: como consagraron los Estados Generales de la Sanidad convocados por EL ESPAÑOL en un decálogo imprescindible, queda mucho que hacer. Desde dedicar el 7% del PIB a la inversión sanitaria a la digitalización sanitaria, de implementar recursos técnicos y humanos a promover la investigación biomédica...

La prevención

Es verdad que la gestión de las autoridades ha dejado mucho que desear: que habiendo sufrido el confinamiento "más estricto" de Europa presentemos el peor ratio de muertos y de contagiados por habitantes hace colegir que se actuó tarde y mal, algo que es más flagrante si tenemos en cuenta que tanto China como Italia sirvieron de ejemplo -en cabeza ajena- para prevenirnos ante el caos.

Precisamente la anticipación debiera ser la asignatura pendiente con la que afrontar la llamada "nueva normalidad". Pero es que tampoco se ha aplicado la prevención este verano si atendemos a la permisividad respecto al ocio nocturno y la hostelería, pese a que una de las bases de nuestra idiosincrasia sea la de ser un pueblo que entiende la calle como elemento de socialización.

La economía

Y si dramático es el foco sanitario, peor están las cosas en el ámbito económico. La pandemia llegó en una coyuntura de recesión y los datos están ahí: España es el país de la UE más afectado por la pandemia y las necesarias medidas de protección al trabajador, los ERTE, se han revelado tan necesarias como insuficientes. Y se atisban nubarrones: en el primer trimestre del año, el PIB cayó un 5,2% tras dos semanas de cierre económico. En el segundo, el golpe fue aún más duro: un 18,48%. Según FocusEconomics, España podría perder en el tercer trimestre un 12,4%; en el cuarto, un 9%, y podría comenzar 2021 con una caída del 2,1%.

Algo similar ocurre con los fondos europeos, que deberán ser plenamente justificados para amortiguar el drama de los números. No es un consuelo la consolidación del teletrabajo -un 16% según la EPA-, pero nuestro país ha de estar preparado para esa realidad que es inaplazable. Lo cierto es que, en ese retraso en la digitalización, la Educación ha sufrido también lo indecible y se ha orillado el desafío de que no podemos perder a toda una generación de escolares. 

Cogobernanza fallida

Es cierto que se actuó tarde, que el Ejecutivo operó de forma unilateral con el mando único. Que con el fin del estado de alarma y las competencias autonómicas -el farragoso concepto de "cogobernanza" propalado por Moncloa- se puso en evidencia la falta de un protocolo clarificador, de una unidad de acción nacional que estaba incluida en el proyecto de reforma de la Ley de Sanidad que propuso Pablo Casado.

Es por eso que el Gobierno debe ser juzgado por la opinión pública, cuestionado por la prensa, por sus fallos garrafales, cierta incapacidad y por su gravísima descoordinación, pero sería un error abrirle una causa cuando no hay indicios de responsabilidad penal. De momento, la Fiscalía no ve indicios para pedir a Supremo que abra causas contra el Gobierno por la Covid-19.

Aparte de las necesarias críticas, de una mentalidad solidaria, de una Sanidad reforzada y de ser capaces de anticiparnos a desastres similares, hay que mantener la esperanza intacta en que la Ciencia ganará la batalla al virus. Esa fue la principal conclusión del I Simposio Observatorio de la Sanidad: las fronteras de la lucha contra el coronavirus organizado por EL ESPAÑOL. Y es lo que debe calar en el ánimo de nuestros lectores.