Es posible que el Gobierno británico haya sobreactuado al cortar de facto el turismo hacia España, señalándonos a ojos de todo el mundo como un país apestado. No es precisamente Boris Johnson quien está en la mejor disposición para dar lecciones de prudencia y anticipación en materia epidemiológica.

Ahora bien, la realidad es que cada día que pasa la situación sanitaria se agrava en nuestro país por la aparición de nuevos brotes, sin que las medidas adoptadas surjan el efecto deseado. La temida segunda ola de contagios prevista para otoño parece estar llamando ya a las puertas en pleno verano.

Psicosis

Ese panorama ha desatado cierta psicosis: el temor a nuevos confinamientos empieza a calar en la calle y muchos huyen de las ciudades hacia la casa familiar del pueblo o en dirección a segundas residencias. Las autoridades prevén que la Operación salida de agosto, que comienza el próximo viernes, tenga un volumen de tráfico un 20% inferior al del año pasado. Quien ha podido, ya se ha ido.  

La realidad empieza a imponerse a los buenos propósitos. Hoy informamos de cómo han saltado las alarmas en Zaragoza por la necesidad de ingresar a más y más pacientes dada la gravedad de los síntomas que presentan. Uno de sus grandes hospitales ya dedica cuatro plantas a infectados por Covid y vuelven a aparecer los fantasmas de meses atrás. 

Mando único

La situación general ha llegado a tal punto que se necesita cuanto antes un golpe de timón por parte del Gobierno. Empieza a quedar claro que la idea de ceder la toma de decisiones a las autonomías fue precipitada y no ha servido para mejorar las cosas.

Es posible que con el mando único los rebrotes se hubieran producido de forma similar, pero el ciudadano sabría a qué atenerse. El hecho de que el uso de la mascarilla siga sin ser obligatorio en todo el territorio, que el ocio nocturno se permita en unos sitios y no en otros, el desigual número de rastreadores... son circunstancias que generan duda e incertidumbre, mientras volvemos a datos de contagio de hace cuatro meses. Hay que parar esto antes de que sea tarde.