La crisis del coronavirus podría convertirse en el elemento catalizador para que los grandes partidos españoles abandonen la lógica de la confrontación que domina la política nacional de los últimos años. El reto social y económico que se le plantea a España obliga a llegar a acuerdos transversales.

El pacto in extremis del Gobierno con Ciudadanos en la Comisión para la Reconstrucción y el voto favorable del PP a la nueva normalidad han abierto un nuevo escenario en el que Vox por un lado, y Bildu y ERC por el otro, se sitúan en los extremos, siendo la antítesis del acuerdo y la negociación.

Movimientos

Estos movimientos del PSOE, liberándose progresivamente de las compañías incómodas de independentistas vascos y catalanes, desagrada a Podemos, que ve con intranquilidad cómo el Frankenstein se va desmontando: ¿serán ser ellos la siguiente pieza en caer?

Ante este riesgo, los de Pablo Iglesias doblan la apuesta. Tal y como hoy revela EL ESPAÑOL, ahora pretenden convencer a los socialistas para que configuren un gobierno tripartito junto a Bildu, y así apartar al PNV de Ajuria Enea. Esta opción no va a contar con el respaldo de Sánchez

Centralidad

El consenso de los grandes partidos en la candidatura de Nadia Calviño para liderar el Eurogrupo es un ejemplo de que la unidad en los asuntos importantes puede contribuir también a ganar peso en Europa.

Es fundamental mantener el rumbo hacia la centralidad y contar con mayorías más amplias y sólidas que no condicionen la gobernabilidad de España a las prerrogativas de populistas y nacionalistas. Una eventual victoria de Calviño en Bruselas y la confirmación del alejamiento del PSOE respecto de Bildu y ERC es un buen comienzo para andar ese camino.