Este martes, y en medio de un tenso pleno, el Congreso de los Diputados ha iniciado la tramitación parlamentaria para una ley de eutanasia que, de entrada, cuenta con el respaldo mayoritario del Hemiciclo. La iniciativa ha partido del Grupo Socialista y es la tercera vez en 20 meses que este debate se aborda en la Cámara. 

El proyecto de ley estipula que el derecho a la eutanasia solo puede ser solicitado directamente por los pacientes mayores de edad y en pleno uso de sus facultades mentales. Garantiza una segunda opinión médica para cada caso y contempla la objeción de conciencia del facultativo, como ocurre en el caso del aborto. Cada comunidad autónoma dispondrá, asimismo, de una comisión de seguimiento.

Debate y dudas

Podrá cuestionarse el oportunismo del Gobierno a la hora de elegir esta ley, que se presta fácilmente a la confrontación ideológica, como la primera que tramita en esta legislatura. Pero, expresada en los términos en que lo ha hecho el PSOE, no debería causar reacciones furibundas como las que está generando.

Es triste que, ante un debate tan sensible, el ruido acabe embarrando los argumentos. Que Vox vincule la eutanasia con "los nazis" o que se esgriman razones economicistas para criticar su aplicación rebaja el nivel del debate. Obviamente el asunto tiene muchas aristas como, por ejemplo, las "dudas" de la "comunidad médica" que ha recordado el PP. 

Testamento vital

En cualquier caso, el derecho a una muerte digna ha de ser regulado por el Estado, y así lo defendemos en nuestras Obsesiones. Entendemos que el testamento vital es indispensable para que sea cada persona, sin imposiciones y con garantías, la que pueda decidir libremente cuánto tiempo está dispuesta a soportar el sufrimiento y la enfermedad. 

Se hace indispensable, pues, afrontar la eutanasia despojados de apriorismos y prejuicios. Cuando este martes Vox apelaba a Dios en el Congreso, manipulaba los términos de un debate que hay que abordar con respeto, tacto y empatía.