La Justicia, con sus tiempos y procedimientos, sigue cerrando el paso al separatismo. Este viernes, la Junta Electoral de Barcelona ha cesado a Quim Torra como diputado y ha nombrado a su sustituto en la lista de JxCat, Ferran Mascarell. El órgano electoral rechaza así la petición del presidente de la Generalitat de esperar a que el Supremo falle sobre su suspensión cautelar.

Esta resolución ha coincidido en el tiempo con la decisión del Parlamento Europeo de suspender a Oriol Junqueras como eurodiputado, siguiendo así lo estipulado por el Tribunal Supremo. Otro revés para las aspiraciones de los independentistas. Todo ello, en plena guerra intestina del independentismo y en una coyuntura en la que parte del futuro político de Torra está en las manos de Torrent y, por tanto, de ERC. 

Desobediencia

Y es que al presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, se le abre ahora una disyuntiva: o sustituye a Torra como diputado, que es su deber, u opta por mantener el desafío y contraviene la legalidad. Ahora bien, de permitir que Torra mantenga su acta, Torrent se arriesga a incurrir en un delito de desobediencia, el mismo por el que Quim Torra ha sido inhabilitado.

Hay que tener en cuenta que el cese como diputado no afecta a la condición de Torra como  presidente de la Generalitat, pero éste ya no podrá votar ninguna resolución del Parlament a riesgo de que sean declaradas nulas de pleno derecho.

Estado de derecho

El independentismo intenta vender al mundo cualquier respaldo a su causa, por pequeño que sea, como una gran victoria. Y no duda en emprender las iniciativas más disparatadas, como la última de solicitar el habeas corpus para Junqueras, que ha sido inmediatamente denegada por el juez, también este viernes. 

Más allá de ese intento por embarrar el terreno y ralentizar la Justicia -la Generalitat ha sugerido estos días que podría excarcelar a Junqueras al amparo de las competencias penitenciarias catalanas-, es la aplicación silenciosa y eficaz de la Ley la que los está derrotando. Un éxito del Estado de derecho a pesar de las presiones políticas.