Sergio Sayas era un nombre casi desconocido en el Congreso de los Diputados hasta que, en el debate de investidura, se atrevió a decir a Bildu lo que Pedro Sánchez calló: “Señora Aizpurua, le voy a decir lo que el presidente del Gobierno calla; fascismo son los asesinatos de ETA”. Su intervención en el hemiciclo recibió el aplauso en pie de Partido Popular, Vox y Ciudadanos.

Pero, ¿quién es Sergio Sayas? Conviene explicarlo. Ni siquiera Pedro Sánchez parecía conocerle, pues no pronunció bien su apellido en la réplica. “Señor Sayás”, le espetó en numerosas ocasiones hasta que alguien de la bancada socialista acertó en corregirle.

Sergio Sayas López (Buñuel, 1979) es diputado de Navarra Suma -coalición que aglutina a UPN, PP y Cs- y ha dedicado media vida al partido al que pertenece: Unión del Pueblo Navarro. Tras licenciarse en Filología Hispánica y obtener un máster en Dirección de Empresas, Sayas se curtió en Berriozar, barrio periférico de Pamplona en el que comenzó su cursus honorum con 23 años como concejal de Deportes.

En Berriozar aprendió a vivir con escolta cuando ETA hablaba a tiros. Y no tardó en exhibir su gallardía: se negó a entregar el trofeo a los ganadores de una competición de Herri Kirolak (deporte rural navarro) que rechazaron apretarle la mano, le insultaron y le escupieron. “Cogí el micrófono y les dije que, como no habían demostrado respeto ni deportividad, me llevaba el trofeo al Ayuntamiento. Todo el pabellón me insultaba y me tuvieron que escoltar, pero ahí les demostré que no me iban a amedrentar”, recuerda.

Su intervención en el debate de investidura fue muy aplaudida por PP, Vox y Cs. La portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, habló de fascismo y dio lecciones de democracia y derechos humanos al resto de partidos.

La intervención de la señora Aizpurua me pareció una ignominia pero, sobre todo, me pareció una vergüenza que el presidente del Gobierno de España no tuviera una contestación a la altura. Fue una respuesta sumisa y arrodillada.

Esa sumisión a Bildu le inhabilita para presidir nuestro país. Un presidente debe defender las instituciones del Estado y debe recordar lo que este país ha sufrido con tanta gente que ha quedado atrás por culpa del terrorismo.

¿Qué cree que debió haber respondido el presidente del Gobierno?

Lo que yo le dije. Nadie de Bildu puede subir a una tribuna a dar lecciones de democracia. Si sube a una tribuna tiene que ser a pedir perdón por tantos años de terrorismo, de no haberse desmarcado de la estrategia de ETA y de haber hecho sufrir a una sociedad.

El presidente no puede permanecer impasible, sólo le faltó aplaudir su discurso. Me enfadó más la respuesta del presidente que la intervención de Bildu, porque de Bildu me esperaba esa intervención. Bildu no es una fuerza desconocida para mí, sé lo que van a decir.

El PSOE ha sufrido el terrorismo como nosotros. Tiene víctimas. Creo que ha aparcado injustificablemente sus principios

Una contestación dura de Sánchez hubiera podido poner en riesgo su investidura.

Eso lo entiendo. Aun así no esperaba una respuesta tan acomplejada. Podía esperar una respuesta medida y no hiriente, pero no arrodillada.

En primer lugar, no puedo entender que Sánchez aspire a ser presidente de España con la abstención de Bildu. El PSOE ha sufrido el terrorismo como el Partido Popular o como nosotros. Tiene víctimas y ha vivido con miedo, como nosotros. Creo que ha aparcado injustificablemente sus principios.

Desde la izquierda recriminan el tono que se utilizó en el debate. ¿Cree que, en algún momento, hubo un exceso de crispación?

Yo no entiendo de dónde viene la superioridad moral de la izquierda. El PSOE habla de extrema derecha y luego pacta con la extrema izquierda. A mí no me gustan los extremos, ni de un lado ni de otro.

Salió una señora de la CUP y otra de Esquerra a decir barbaridades y eso no les generó rechazo. Sin embargo, les escandaliza el discurso de Santiago Abascal. Yo no comparto muchas de sus ideas ni pienso como él, pero a mí lo que me me escandalizan son las proclamas de quienes quieren romper España.

Los socios de Sánchez atacaron a las instituciones, hablaron de presos políticos o dijeron abiertamente que les importaba un “comino” la gobernabilidad de España.

Mi compañero Carlos García Adanero, en su intervención, reflejó muy bien la situación: “Usted mañana va a jurar la Constitución delante del Rey y usted hoy ha sido incapaz de defender al Rey y de defender la Constitución”. Fue una manera muy gráfica de poner de relieve la felonía de Sánchez y su doble cara.

¿Quién cree hoy al presidente del Gobierno? Que el presidente del Gobierno de España no tenga palabra es algo que perjudica gravemente a la institución que representa.

Sánchez aseveró que en diciembre de 1991 UPN accedió por primera vez al Gobierno de Navarra gracias a “un acuerdo” con Herri Batasuna.

Es totalmente falso. Lo desmintió incluso la agencia Efe. En Navarra había una ley por la cual si no había una alternativa que sumase mayoría absoluta, directamente la lista más votada accedía al poder. Como ocurre hoy en el Ayuntamiento de Pamplona. Enrique Maya es alcalde no porque haya tenido mayoría absoluta, sino porque no había mayoría absoluta alternativa a la lista más votada.

UPN llegó en 1991 a la presidencia del Gobierno como la lista más votada, igual que el Partido Socialista había llegado las dos legislaturas anteriores.

Otegi avala la formación del nuevo Gobierno. Ve en Sánchez “una ventana de oportunidad” para la independencia.

Al PSOE hoy no lo reconocen ni sus propios votantes. Los más defraudados con el Partido Socialista son unos votantes que le votaron pensando que quería hacer un Gobierno que no dependiese de nacionalistas ni de populismos. Eso dijo en campaña y luego, a las 48 horas, se abraza con el populismo y se pone a negociar con todos los independentistas que hay en el Congreso.

Está claro que es una ventana de oportunidad para el independentismo. Por eso dije que el nuevo Gobierno es un Gobierno contra España; porque sus socios no tienen como objetivo mejorar el país, sino destruirlo.

¿Cree que hubo voces críticas en el seno del PSOE ante la investidura, de personas que no estaban de acuerdo con gobernar mediante pactos con nacionalistas?

Yo creo que el PSOE ya no es un partido. Bueno, déjeme matizar esto. No es que ya no sea un partido, sino que directamente ha abandonado el debate para adular a un líder. El sanchismo no es socialismo. La gente sólo piensa en su puesto y en su cargo, y abandona el debate ideológico.

Muchos proyectos políticos se están convirtiendo en rebaños donde todos tienen que pensar lo mismo que el líder, y eso es un problema para la democracia. Los debates internos en los partidos son sanos. En el Partido Socialista falta el debate porque el debate cuesta puestos.

¿Sigue representando el PSOE a la izquierda constitucionalista tras la investidura de Sánchez?

Creo que la izquierda constitucionalista se ha quedado huérfana de proyecto político. Hay muchos socialistas a los que no les gusta el proyecto de Sánchez, que consiste en aparcar los principios y buscar cualquier atajo para llegar al Gobierno. Esos socialistas no tienen un partido al que votar.

La izquierda constitucionalista y la izquierda que cree en España no tiene proyecto político. El PSOE está pactando con todos los que no defienden la unidad de España y Podemos no es un proyecto dentro de la Constitución porque propone unos cambios tan sustanciales que no puede enmarcarse su proyecto dentro de la Constitución. La gente que es de izquierdas, constitucionalista y española se ha quedado sin proyecto político.

El PNV sacó el 3,8% de los votos en las últimas generales en Navarra; no tiene peso para ser interlocutor

Usted ha sido parlamentario en Navarra durante doce años. Por tanto, conoce a Bildu de primera mano. ¿Cómo le explicaría al resto de España qué es Bildu? 

Todas las ideas son defendibles en democracia. Yo no comparto el nacionalismo, sin embargo, veo lógico que haya gente que crea en proyectos nacionalistas e incluso independentistas. Esas posiciones son legítimas si se defienden dentro de la legalidad.

El problema es que había una organización terrorista que asesinaba a aquellos que no pensaban como ellos y Bildu amparaba a esa organización. Muchos militantes de Bildu están en las puertas de las cárceles jaleando a asesinos que salen después de muchos años por matar a gente que pensaba diferente.

Bildu nunca ha condenado esa violencia, es una fuerza política que forma parte de una estrategia de blanqueo del terrorismo. Otegi, que es el líder de Bildu, ha sido condenado por terrorismo. Hay conexiones evidentes entre Bildu y la banda terrorista ETA.

Entonces, ¿el día en el que condenen la violencia de ETA pasarán a ser una fuerza política respetable?

Vamos a ver, si Bildu hiciera un análisis riguroso y pidiera perdón por cuarenta años de asesinatos, por no haber alzado la voz cuando se ha amedrentado la vida de los demás poniendo bombas lapa… El día en el que digan que eso no debería tener cabida en una democracia, es un paso que no han dado.

El posicionamiento de Bildu es que la violencia no conviene desde un punto de vista estratégico. ¿Y si conviene entonces es justificable? La violencia nunca es justificable, convenga o no convenga a un fin. Las ideas se defienden en el Parlamento y cambiando las leyes cuando se tienen mayorías, pero nunca con pistolas.

Oskar Matute (Bildu), en su intervención en el Congreso, equiparó a las víctimas del terrorismo con las víctimas de la “violencia parapolicial”. Es el discurso de que hubo un conflicto que generó víctimas en los dos lados.

A Bildu hay que recordarle que ni hubo conflicto ni hubo víctimas en los dos lados. Si algo refleja el carácter de las víctimas del terrorismo es que de 857 ninguna se ha tomado la justicia por su mano. Eso es de una catadura moral sobresaliente. Nadie puede pensar que la víctima y el verdugo son equiparables, aunque eso defienda Bildu desde su discurso.

En el pacto firmado por PSOE y PNV, los nacionalistas vascos negocian en nombre de Navarra la transferencia de competencias de la Guardia Civil a la Policía Foral.

Esto es grave. El problema no es el traslado de competencias, el problema es con quién se acuerda y para qué se acuerda. El PNV no representa a Navarra; a Navarra la representa el Gobierno de Navarra, el Parlamento foral y los diputados y senadores que hemos sido elegidos para ello.

En segundo lugar, quien pacta esa competencia es el partido que estaba en el Gobierno de Navarra hace un año, en el que Uxue Barkos era la presidenta y tenía una consejera de Bildu en el interior. El Gobierno de Uxue Barkos defendía un modelo de exclusividad, es decir, que en Navarra se echase a la Policía Nacional y a la Guardia Civil y se quedase solo la Policía Foral con todas las competencias. El Partido Socialista está pactando la competencia de Tráfico con quienes defienden un modelo de exclusividad para Navarra, ese es el problema.

Su compañero García Adanero lo denunció en su intervención en el debate de investidura: “Señor Sánchez, no le vamos a perdonar que haya puesto al PNV como interlocutor de Navarra”. Mientras tanto, Aitor Esteban reía.

La reivindicación histórica del nacionalismo vasco es Navarra. Entonces el nacionalismo siempre se ha encontrado de frente con los navarros, que creen que somos una comunidad foral con autogobierno pero que es leal a España y que forma parte de este país.

El PNV [a través de su marca Geroa Bai] sacó el 3,8% de los votos en las últimas elecciones generales en Navarra, no tiene peso. El PNV no es un interlocutor válido para hablar sobre Navarra igual que yo no soy un interlocutor válido para hablar de Andalucía. Como diputado nacional represento a la soberanía de todo el país, evidentemente, pero no puedo negociar en nombre de Sevilla.

El PSOE hoy no es el PSOE que hemos visto durante tanto tiempo; ya no tiene proyecto político, sólo ansia de poder

Sánchez asegura que durante su mandato ha aumentado el número de guardias civiles, y que los presidentes Aznar y Miguel Sanz (UPN) fueron los primeros en hablar del traspaso de competencias.

El problema no es la competencia; UPN está a favor de la competencia. El problema es con quién se pacta y para qué se pacta. La competencia se puede tener y que la prestación de ese servicio sea compartida con la Guardia Civil, pero el objetivo de quien pacta esa competencia es expulsar a la Guardia Civil, y el PNV no se corta un pelo en decirlo.

Hay muchas declaraciones de dirigentes nacionalistas que demuestran esto. A confesión de parte, sobran pruebas. El problema no es la competencia, el problema es que se busque a través de la competencia la salida de la Guardia Civil. El PNV ve en la competencia un paso hacia el nacionalismo, mientras que Navarra Suma lo ve como un paso hacia más autogobierno.

¿Por qué esa fijación del mundo abertzale con la Guardia Civil?

Porque suena a España. Todo lo que suene a España les da alergia y la Guardia Civil es un cuerpo español, como la Policía Nacional. El nacionalismo quiere quitar de Navarra todo lo que huele a España.

Chivite hizo campaña en Navarra criticando al Ejecutivo de Uxue Barkos y luego pactó con nacionalistas y Podemos. Además, necesitó de la abstención de Bildu. Parece que Sánchez ha seguido su estrategia de manera minuciosa.

Yo lo decía el otro día en el debate: en agosto vimos en el Parlamento de Navarra el ensayo general de la obra que ahora se ha presentado ante toda España. Es exactamente el mismo patrón: engañar a la gente y hacer un Gobierno con los que se ha dicho que no se va a hacer.

Además, María Chivite no había ganado las elecciones en Navarra; había sido segunda fuerza con casi la mitad de escaños que Navarra Suma. Al menos el señor Sánchez ha ganado las elecciones en España. Ha defraudado a sus electores, pero ganó las elecciones. Yo no le critico por gobernar España, sino por no haber buscado los socios adecuados para gobernar España.

Poco después de que el PSN se hiciera con el Gobierno de la Comunidad Foral, los socialistas entregaron la alcaldía de Huarte a Bildu en condiciones sospechosas. ¿Cree que la abstención de Bildu, en esta ocasión, saldrá gratis?

La abstención de Bildu nunca es gratutita. El nacionalismo, sobre todo Bildu, tiene un objetivo, es paciente y persistente. Hay veces que los objetivos son evidentes y otras veces que no son evidentes pero existen.

Bildu no tiene la alcaldía de Huarte por casualidad, igual que Bildu no está en la Mesa del Parlamento de Navarra por casualidad. La estrategia de Bildu era que Navarra Suma no dirigiera la Federación de Municipios para que lo hiciera un independiente cercano a ellos. Todo forma parte de una negociación.

Bildu ha estado sentado en el despacho de la presidenta del Gobierno de Navarra hablando de presupuestos. Hay una estrategia de blanqueamiento para que el Partido Socialista pueda mantenerse durante años en el Gobierno. Están generando un cordón sanitario en torno a Navarra Suma de modo que si no conseguimos mayoría absoluta se reunirán entre todos los demás para gobernar Navarra durante años.

Al PSOE le interesa blanquear a Bildu, pero es repugnante que anteponga el poder a plantearse si es legítimo tener como socio de Gobierno a quien no ha condenado el terrorismo.

Las pretensiones abertzales son claras: acercamiento de los presos de ETA y autodeterminación.

No las esconden. A Bildu le puedo reprochar muchas cosas, pero no la falta de claridad. Bildu quiere la independencia del País Vasco junto a Navarra y al País Vasco francés. Eso lo han defendido siempre. ETA ha asesinado por ese objetivo y Bildu no ha condenado esos asesinatos, que se han hecho para esa causa política.

El problema no es que Bildu defienda esa causa, el problema es que el Partido Socialista no la combata con contundencia, como la ha combatido toda la vida. El PSOE hoy no es el PSOE que hemos visto durante tanto tiempo; ya no tiene proyecto político, sólo ansia de poder.

Sánchez no puede decir que debe gobernar por ser la lista más votada y querer gobernar en Navarra siendo segunda fuerza

La marca Navarra Suma -conformada por UPN, PP y Cs- nació para aglutinar el voto de centro-derecha. ¿Cree que este voto se debió haber concentrado en otras comunidades?

Yo no conozco tanto la realidad de otras comunidades. Navarra tiene una peculiaridad, el problema del nacionalismo, que otras comunidades no tienen. De todos modos, en el País Vasco y Cataluña hubiera sido muy deseable.

¿En UPN se sienten más cercanos a las posiciones de Partido Popular o de Ciudadanos?

Nos sentimos cómodos con los dos. Tenemos cosas en las que estamos de acuerdo y otras en las que discrepamos, pero esas discrepancias suceden incluso dentro de los partidos.

Un partido no es un rebaño. Creo que lo que nos separaba de Ciudadanos era su propuesta de suprimir la foralidad, pero Ciudadanos cambió su posición y lo firmó con nosotros. No hay grandes diferencias ideológicas entre los tres.

¿Qué condiciones puso Navarra Suma a Pedro Sánchez para darle el “sí” en la investidura?

Nos reunimos con Adriana Lastra y con Ábalos en su momento y les dijimos que en Navarra debían romper su pacto con Bildu; que el Gobierno de Navarra no podía estar en manos del nacionalismo. Nosotros si ofrecemos el apoyo al PSOE en España es para que el nacionalismo no tenga nada que decir. No se negoció nada más porque entendieron que nuestra posición era clara e inamovible.

Entonces, ¿su condición era que dejaran gobernar a Navarra Suma en solitario o en coalición con el PSN?

No llegamos a tanto. De todos modos, quien ganó las elecciones en Navarra fue Navarra Suma. El Partido Socialista tuvo casi la mitad de escaños. El señor Sánchez no puede decir que en España debe gobernar por ser la lista más votada y luego querer gobernar también en Navarra siendo segunda fuerza con la mitad de votos.

¿Va a dejar el señor Sánchez gobernar al señor Casado cuando tiene la mitad de escaños para que no gobierne el nacionalismo? Entonces, ¿por qué nos pide a nosotros que dejemos gobernar a María Chivite para que no gobierne el nacionalismo?

Pedro Sánchez podía haber formado mayorías alternativas, o incluso haber gobernado en solitario valiéndose de grandes pactos de Estado con PP y Cs. ¿Hubieran apoyado ustedes eso?

El señor Sánchez podría haber formado una mayoría alternativa claramente, pero no lo ha intentado. Lo hubiéramos apoyado, pero eso exigía ciertas renuncias…

Como el Gobierno de Navarra.

Evidentemente. Nosotros pedimos coherencia. Si el nacionalismo no puede condicionar gobiernos, no puede hacerlo en ningún sitio.

El primer acto político de Sánchez como presidente ha consistido en una llamada a Quim Torra, condenado a inhabilitación por desobediencia.

Es una muestra más de lo que nos espera esta legislatura: la sumisión de España ante los independentistas. Hace cuatro días el señor Sánchez no cogía el teléfono del señor Torra. Hoy le llama el primero porque se arrodilla ante el chantaje independentista por el colchón de la Moncloa. Es vergonzoso que un presidente de España no tenga principios a la hora de hacer un proyecto político para este país.

El separatismo que ha facilitado la investidura de Sánchez tiene al Rey de España en la diana. Además, Podemos es un partido republicano. ¿Peligra la Monarquía con el nuevo Gobierno?

Yo creo que no, porque la sociedad española entiende que una figura como el Rey, mantiene la unidad del país y nos representa de una manera no partidista ni política. Creo que eso lo comparte la gran mayoría de los ciudadanos españoles, no todos.

Es verdad que ese debate que hoy está probablemente en algunos partidos políticos yo no lo veo en la sociedad. De todos modos, un cambio de esa envergadura en la Constitución debe ir acompañado de un referendo por parte de todos los españoles.

¿Augura futuro al nuevo Gobierno? ¿Ve posible que la legislatura no llegue a completar los cuatro años por la inestabilidad de sus apoyos?

Si algo nos ha enseñado el panorama político actual es que todo es imprevisible. Nadie sabe qué va a pasar en tres o diez meses, pero sí que es verdad que este Gobierno ha nacido con una mayoría muy ajustada.

La posibilidad de presentar una alternativa a este Gobierno desde el Parlamento es nula. No hay votos para configurar una mayoría absoluta frente al Gobierno. Eso le da a Sánchez el poder de alargar la legislatura.