Las cosas de cuotas las acaban pagando los españoles. Al Gobierno más caro de la historia hay que añadir el gasto en asesores, en pañales y en pañuelos. Para evitar la testosterona dogmática de Iglesias, Sánchez se saca tres vicepresidencias que pueden ser un aviso al Ibex o la demostración de que le va ganando la partida de la gramática parda.

La foto de hoy es una fotografía que pueden ser muchas, que más que una foto, lo que tendremos es una orla con poco currículum y mucho aparato. Porque entre Alberto Garzón y Nadia Calviño media un infinito, y su coincididencia espacio/temporal bajo el mismo techo es una paradoja más del sanchismo.

Porque con Sánchez la mentira se ha revelado en la nueva virtud política: sin escrúpulos ni verdades, el sanchismo sin funciones quiere decirnos qué es periodismo y qué no. El presidente sabe que tiene el Sálvame para tocarnos los trastos a los taurinos... y así todo desde que los periodistas somos militantes.

En esta nueva fase histórica del sanchismo, con el empoderamiento de las vicepresidencias, inauguramos un tiempo en el que Celaá ya no nos amenizará sus resúmenes de lo que se va aprobando. Celaá era un dislate en lo comunicativo, pero era ese teléfono disonante que todo Gobierno en funciones ha de tener para que el ciudadano se siga enterando de la misa la media.

Después de Celaá, compleja y equívoca hasta en el decreto más simple, la portavocía recae en María Jesús Montero, populismo trianero y maternalista. Paz Padilla creó toda una escuela de ser y estar ante los focos, y uno sabe que más doloroso que el "chiqui" discursivo es cuando María Jesús muerde chicle, sonríe, y saca su mayéutica maternal para enfangarte entre cifras cuando tú eres de letras. Los silencios de Sánchez serán las cuatro frescas de Montero, y eso es algo que ganamos en farándula y en espectáculo.

Dicen que Calviño y Ribera dan tranquilidad al Ibex, pero baja uno al cuadro de mandos y aparecen Garzón e Irene Montero y el españolito, ay el españolito, ya tiene sobrados motivos para creer que se van a chotear de la clase obrera uno que ha leído a Marx -Garzón- y otra que ha leído Mongolia -Irene Montero-... en colorines.

Con este Gobierno de carnaval, integrador de todas las sensibilidades, con lo más parecido a un sociólogo (Castells) y otros hitos similares, cualquier cuadro del Bosco es válido como imagen. A partir de ahora habrá más chóferes que patinetes: viva la inclusión.