Albert Rivera ha dado un golpe de efecto al ofrecer, a un mes para las votaciones, un futuro Gobierno de coalición con el Partido Popular. Ante un PSOE que, según la mayoría de las encuestas, podría volver a ponerse en manos de los separatistas, el líder de Cs ha tendido la mano a Pablo Casado. La razón, que estamos ante "una emergencia nacional".

Para Rivera aún existe la posibilidad de "un Gobierno constitucionalista", y en la decisión de los españoles está que lo encabece él mismo o Pablo Casado porque, dadas las circunstancias, "es lo que hay". La estrategia de Cs también es la respuesta a las insinuaciones de que, pese a sus reiteradas negativas, llegará a acuerdos con Sánchez tras el 28-A.  

Moderación

El movimiento de Rivera es osado, por cuanto coloca ahora la pelota en el tejado del líder del PP. Casado ha reaccionado alegando que la oferta de Cs es "una buena idea" pero que llega tarde. Ahora bien, toda negativa de Casado a pactar con Rivera da más oxígeno a Vox. 

Con su proposición, Albert Rivera trata de jugarse el liderazgo del bloque constitucionalista con Pablo Casado, y al mismo tiempo trata de sacar a Santiago Abascal de escena.  

El 155

En Cs plantean una cooperación para tratar de alcanzar en el Senado -con las fórmulas que sean pertinentes, ya que se ha agotado el plazo para formar coaliciones- una mayoría favorable a una nueva intervención de Cataluña. Sin embargo, esta opción de senadores por el 155 no es sencilla: PP y Cs deberían pedir a sus votantes que señalaran a determinados candidatos en función de cada circunscripción.

Habrá muchos que consideren, con razón, que el ofrecimiento llega fuera de tiempo, pero es una vía que cabría explorar. Frente a un nuevo acuerdo Frankenstein, mejor un Pacto del Abrazo Cs-PP.