El discurso de Nochebuena de Felipe VI, políticamente correcto y sin aristas para tratar seguramente de relajar la situación en vísperas del juicio a los líderes del procés, ha seguido soliviantando a los líderes separatistas y republicanos, que han vuelto a arremeter con dureza contra él.

Si lo que pretendía el Rey era utilizar la palabra "convivencia" como talismán, acertó sólo a medias. Únicamente los partidos constitucionalistas recurrieron a ese término para utilizarlo como comodín en defensa de sus posiciones.

Mensaje 'light'

Mientras el PSOE aseguraba que las palabras del Monarca "sintonizan con lo que dice el Gobierno", PP y Cs recordaban que la "convivencia" sólo es posible dentro del marco legal que establece la Constitución. 

Pero el mensaje light del Rey, obviando el gran problema nacional que tiene España para centrarse en los jóvenes, no aplacó a quienes le tienen por clave de bóveda del sistema democrático del 78 y por tanto, la figura a derrocar.

El contrapunto 

Los representantes de Podemos y de los partidos nacionalistas, que tras anteriores discursos le tacharon de "incendiario" por su rotundidad a la hora de plantar cara al golpe separatista, ahora le tildan de "inmovilista". Está claro que sea cual sea la música que Felipe VI interprete, siempre va a tener en frente a los partidarios de la república y de la destrucción de España.

Curiosamente, el contrapunto a la partitura del Rey lo dio sólo unas horas después la aún presidenta andaluza Susana Díaz. Su alegato a favor del 155, asegurando que hace "demasiado tiempo" que dura el "pulso permanente al Estado", y advirtiendo de que el cumplimiento de la Constitución debe ser "claro y nítido", sonó como un aldabonazo que anuncia nuevos vientos en el PSOE y en la política nacional.