La decisión de Patxi López de presentarse a las primarias del PSOE puede ser la pala de tierra que sepulte definitivamente a Pedro Sánchez. El socialista vasco tiene en apariencia un discurso calcado al del ex secretario general y ha arrastrado tras de sí a todos los dirigentes de peso que le apoyaban hasta ayer.

Así las cosas, si Sánchez optara por formalizar su candidatura lo único que lograría sería dividir el voto y decantar definitivamente la balanza a favor de quien aparecía como su gran rival: Susana Díaz. Por ello, la salida más razonable -quizás la única- que le queda al socialista madrileño es sumar sus fuerzas a las de Patxi López.

Plato amargo

Sería en cualquier caso un plato amargo para Sánchez, y más cuando fue Patxi López quien le empujó a que dejara su escaño. Tras la decisión del partido de abstenerse ante la investidura de Rajoy, López le dijo que ni podía facilitar la llegada del PP a la Moncloa ni votar en contra de las directrices del PSOE. Así lo ha revelado EL ESPAÑOL y así lo ha reconocido el dirigente vasco.

Aquella decisión dejó a Sánchez sin escaño y a la intemperie. Su única posibilidad de recuperar los galones pasaba por entrar en la disputa del liderazgo del partido, una vía que ahora le ha cerrado prácticamente el propio Patxi López.

Cultura de partido

Pero además, las piezas del puzle del PSOE parecen ordenarse para fraguar un nuevo Pacto del Betis, similar al que en el congreso de Suresnes, en 1974, permitió repartirse el control del partido a las federaciones andaluza y vasca. La primera estaba dominada por Felipe González; la segunda, por Ramón Rubial y Nicolás Redondo. Con ellos estaba el padre de Patxi López, Eduardo López Albizu.

Si tenemos en cuenta que Díaz, hija política de Chaves y Griñán, es heredera del felipismo, y que López es un hombre de partido afín a Rubalcaba, todo lleva a pensar que, sea cual sea el resultado de las primarias, habrá una integración al final. Si así fuera, se reeditaría un acuerdo que entonces se firmó sobre la lápida de la dirección socialista en el exilio que encabezaba Rodolfo Llopis; ésta, se rubricaría sobre la tumba política de Pedro Sánchez.