El libro de Mariano Rajoy, que hoy presenta en Madrid y del que conocemos la portada y algunos extractos, tiene como objetivo reivindicar como un balance positivo un periodo presidencial, 2011-2018, que fue, cuando menos, una oportunidad perdida.

Hay una corriente de reivindicación, de salvación del soldado Rajoy, comparándolo con el actual desastre de un político socialista grogui que depende de un delincuente en la cárcel para formar gobierno. Creo que es un intento del ex presidente compresible pero vano. A Rajoy no le salva ni Sánchez. Entre otras cosas porque disfrutamos, de Sánchez y de sus aliados separatistas y de extrema izquierda por sus errores políticos.

A la espera de disponer del libro completo me voy a limitar a comentar aspectos formales y tan solo una de las afirmaciones que el periódico El País ha adelantado el pasado domingo. De entrada, que la prepublicación la realice el periódico de referencia del PSOE, partido que lo echó por una condena al PP por corrupción, ya es un detalle de falta de agradecimiento y reconocimiento hacia los periódicos que contribuyeron a sostenerle desde el 1 de agosto de 2013 (en el debate del pleno del Congreso sobre el SMS a Bárcenas: "Luis sé fuerte") a pesar de las evidencias de su responsabilidad política en la descomposición y decadencia del PP.

Ni el título ni la foto de portada cuentan una verdad. El libro se titula: Una España mejor. Sin duda nos la merecemos, pero no será por el balance de sus siete años de gobierno. El líder del PP dejó España mucho peor que la recibió. De otro modo no se explica que en siete años el PP perdiera el 60 por cien de los votos de 2011.

Rajoy usó la mayoría absoluta para negar la evidencia y arrastró al conjunto del PP a asumir una responsabilidad que le correspondía a él mismo, en primera persona. Rajoy debió dimitir el 1 de agosto de 2013 y no lo hizo. Los diputados del PP sostuvieron y aplaudieron a Rajoy ese día y unieron su suerte a un líder a la deriva.

Lo más llamativo es que el PP achaca el descenso del apoyo electoral a la "división" de la derecha confundiendo causas con consecuencias. La causa es el incumplimiento de sus promesas electorales y el despilfarro de un apoyo de los españoles para que abordara temas sensibles de reformas políticas que la opinión esperaba como agua de mayo. La consecuencia de todo ello fue el crecimiento de Cs. y el nacimiento de Vox: "los liberales y conservadores que se vayan". Y a fe que nos fuimos.

Formalmente, la foto de la portada del libro es otra engañifa: no es creíble la barba blanca y el pelo negro; sale sin corbata porque es más progre cuando nunca antes el presidente salía sin corbata; cosas de los asesores de imagen que no acercan al personaje sino que incrementan la sensación de una fachada falsa.

A la espera del texto completo sólo reproduzco una afirmación: "Cuando nadie pensaba que la moción de censura pudiera prosperar y nadie había dicho una palabra al respecto, le encargué a mi equipo de mayor confianza que estudiara las consecuencias de mi dimisión, como fórmula para sortear la moción socialista y mantener el Gobierno. Pero vimos muy pronto que ese recurso no serviría de nada, porque la dimisión del presidente no detenía el trámite de la moción ni impedía su votación".

Aparte de que la dimisión es un acto de soberanía personal y de dignificación de la política, todos los españoles vimos o escuchamos la oferta, en sede parlamentaria, de Sánchez de la retirada de la moción de censura si Rajoy dejaba la Presidencia. No lo hizo, regaló "el Complejo de la Moncloa" a Sánchez y se fue ocho horas a un restaurante de donde salió tambaleante, tan tambaleante como dejó el PP.

Visto lo cual es evidente que el continuismo rajoyista en el PP (cuya expresión más clara son los antiguos presidentes del Congreso y del Senado, ahora más que antes, meramente decorativos) demuestra que el PP no ha hecho un análisis de las causas de su decadencia, atribuyendo a la división de la derecha lo que es un resultado de problemas políticos de fondo que los electores detectaron en 2013, pero sobre los que parece que el actual PP aún no se ha enterado.