Oriol Junqueras y la calidad de nuestra enseñanza superior son hoy dos en uno. El tiempo pasado en el palacio de Lledoners, el brujo que le iba a curar "lo del ojo" con almizcle y con jaculatorias a San Cucufato, su pensarse en el pabellón de Psiquiatría de una cárcel que se parece -había que decirlo- a la academia cursi/empoderadora de Operación Triunfo... Todo eso es parte de su currículum.

Junqueras es el patrón y mártir al que se encomienda la parroquia indepe. 

Ahí está él, con un libro y cierto contento por ir a la Universidad de Vic, epicentro del conocimiento de la España noreste y toda una especialización humanística en las chacinas de la plana.

Oriol tiene, así como de docente en la Universidad de Vic, una pedagogía con mucho lazo y hasta historias cachondas de cuando las duchas en el maco, el rancho del día de la Diada, y algún trato casual con un gitano que robó una gallina en Reus y ahí anda, el romaní, rehabilitándose entre cuatro barrotes.

En España, dar un golpe de Estado y tener una cadencia de frailuno te habilitan para dar clases en la Universidad. Porque Vic tiene chorizos como tiene una universidad o un tonto del pueblo, que es un municipio hacendoso y bello como todos, con su plaza porticada y un despacho de loterías que reparte suerte. A Vic me iría de Erasmus, que me cuentan que tiene una marcha nocturna que ni Torremolinos...

La cosa es que Oriol en un claustro y Rufián vendido por ciertos medios como un hombre de Estado, suponen la nueva fase histórica de ERC. Entendemos que el alumnado de Junqueras es de la cuerda -Vic entero es de la cuerda y del lazo-, y quiero pensar esas tutorías de Oriol poniendo en términos indepes toda la pedagogía de Paulo Freire.

Al Lute, en la cárcel, no le dejaron impartir clases de su ciencia: empalmar cables, dormir en las alcantarillas, puentear un Renault cuatro latas... A Junqueras, el Fray Luis con tonsura, le tienen en Vic, el de la alcaldesa racistilla, por un catedrático de Bolonia.

La educación superior es Oriol. Por eso lo foteamos.